015. Connor Evans escapa corriendo como una niña indefensa.

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Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver como Connor negaba con la cabeza y salía del gimnasio con paso rápido y con las manos metidas en los bolsillos. Miré a Hunter; sus ojos negros me examinaban con curiosidad mientras yo me debatía entre ir con Connor o quedarme con Hunter.

―¿Qué ocurre? ―preguntó Hunter. Yo volví a girar mi cabeza hacia la puerta del gimnasio, por la que Connor acababa de desaparecer. Hunter agarró entre sus dedos mi mentón y giró mi rostro para quedar mirándolo―. Dylan, ¿qué pasa? ¿He hecho algo mal?

―No... ―negué con la cabeza rápidamente. Luego me llevé las manos a los lados de mi frente y tomé aire―. No has sido tú.

―Entonces, ¿qué pasa?

Apreté los labios y cerré mis manos en dos puños, apretándolas y clavándome mis uñas en las palmas de mis manos. Sabía lo que tenía que hacer, pero, aún así, me era muy difícil dejar a Hunter solo. Sentía que no era solamente dejarlo plantado, sino que tenía un doble significado, algo mucho más importante que eso.

―Lo siento, Hunter. De verdad que lo siento ―me disculpé mientras me daba la vuelta sin mirarle a los ojos.

―¡Espera!

Solté un suspiro y me volví a dar la vuelta para mirar a Hunter. Había extendido una mano hacia mí y me miraba con sus preciosos ojos negros.

―¿Es eso? ¿Vas a ir detrás de él? ¿Vas a decirle que también estás enamorado de él? ¿Vas a decirle que te importa tanto como yo y que es igual de especial que yo? ¿Vas a abrazarle como lo has hecho conmigo?

―¿Qué?

No me podía creer que eso hubiese salido de la boca de Hunter. Deldulce, simpático y comprensivo Hunter. Parpadeé varias veces para cerciorarme de que lo que estaba viviendo era real.

Claro, idiota, te has dormido mientras bailabas y ahora estás soñando.

No quieres estrangular a tu subconsciente, no quieres estrangular a tu subconsciente, no quieres estrangular a tu subconsciente...

―Vamos, Dylan, ambos sabemos lo que vas a hacer.

Odié el tono serio en que dijo mi nombre y la mirada tan severa que me echó. Odié que no me hubiese llamado D.

―Lo... ¿Lo has visto?

―Lo he visto ―afirmó asintiendo con la cabeza y cruzando los brazos―. Adelante, ve con él. De todas maneras no tienes nada más que hacer aquí.

Hunter hizo un movimiento con su mano señalando la puerta. Apreté más los puños y avancé un paso hacia él.

―¿Es en serio? ―escupí con rabia. No podía creer que Hunterestuviese diciendo eso―. ¿Crees que Connor me importa más que tú?

Él cabeceó y yo solté un resoplido. Hunter me estaba haciendo perder tiempo, porque, por más que me doliera, tenía que hablar con Connor.

Se tomó un tiempo antes de contestar, en el que yo me limité a golpear mi pie contra el suelo con impaciencia, y cuando lo hizo su voz sonó fría y seca.

―Vete, Dylan. Por lo visto él te necesita mucho más que yo.

Mi sangre hirvió de rabia. ¿De verdad pensaba que Connor me importaba más que él? ¿Era en serio? Tenía ganas de pegarle.

―Lárgate. Hay muchos más peces en el mar. Tú ya te lo has aplicado, es hora de que yo lo haga.

Al oír eso, me fue inevitable avanzar de nuevo y, llevando mi mano hacia su rostro, pegarle un tortazo. Sí, habéis oído bien. Le pegué un tortazo a Hunter. Y sí, sonó por todo el gimnasio. Y sí, él no hizo nada, simplemente se me quedó mirando tranquilo y sereno. Y sí, no pude aguantar la presión y salí corriendo del gimnasio.

Viviendo con los Evans © [Evans 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora