Turn Back

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Zack y yo logramos acabar con los diez agentes que nos habían sorprendido con las granadas. Él terminó con una bala en el brazo y yo con una en la pierna, sin contar las pequeñas quemaduras debido a las granadas.

—¿Después de esto aún quieres seguir adelante?— cuestiono con cierta diversión, él rueda los ojos y río levemente.

—Se acercan más— susurra, encogiendo su cuerpo, hago lo mismo y busco una posible salida.

—Arriba, por la ventilación— propongo y asiente, se arrodilla, enlazando sus manos para impulsarme.

—Vamos, sube— lo incito estirando mi brazo lo más que puedo, niega con la cabeza y frunzo el ceño desconcertada.

—Iré por otro lado— sonríe levemente y empieza a correr.

Duré un minuto en superar que se había ido y con él los explosivo que se supone yo iba a colocar. Un trabajo menos, si. Ahora sólo me quedaba una cosa por hacer.

El Dēceptōris.

Empiezo a gatear hacia la izquierda, según recuerdo, en el siguiente pasillo a la derecha debería estar una escalera de incendios y una ventana. Por razones de seguridad usaré la ventana. Cada cierto tramo encontraba un agujero debajo de mi, las rendijas de ventilación, podía ver hombres y mujeres corriendo de un lado al otro, todos armados.

Me detengo sobre una en particular, a pocos metros del pasillo, estaba un chico, vestían un traje azul y una mascara cubría su cabeza y parte de su rostro. Le daba órdenes a un hombre, el agente Coulson. Cuando el agente se va quito la rendija y me dejo caer sobre él. No sé realmente qué estaba haciendo, una descarga de  la adrenocorticotropa y androides.

Me sujetó de las piernas y tiró, dejándome caer al suelo sobre mi espalda. Me levanté en un rápido movimiento, saqué uno de los cuchillos balísticos y se lo lancé al cuello, sus buenos reflejos lo hicieron cubrirse con el gran escudo. Me acerco decidida y le lanzó un golpe al rostro, pero vuelve a atravesar el escudo, empujándome hacia atrás. Sentí mis nudillos empezar a sangrar, pero los ignoré. Suelta el escudo y vuelvo a aprovechar la situación para golpearlo.

Yo intentaba golpearlo en el rostro y abdomen, pero era igual de rápido que yo por lo que bloqueaba mis ataques y me empujaba una más que otra vez por los hombros. En su rostro había confusión y culpabilidad por cada empujón y golpe que yo le lanzaba.

Me alejé un poco para recuperar el aliento, llevo sus manos al delgado casco que lo cubría y tomé la oportunidad. Le lancé una patada al tórax, haciendo que cayera hacia atrás. Tuve miedo de romperle la traquea porque iba a morir de una forma que no hubiera querido ver, se veía agobiado. El golpe le había afectado la respiración.

Puse mis pies uno a cada lado de su cadera dispuesta acabar con esto de una vez. Saqué el segundo juego de cuchillos y elevé uno, apuntando justo a su corazón. Lo siguiente ocurrió en cámara lenta, llevó sus manos a unos broches que unían las máscara con el traje, los presionó y esta cayó.

Miré a mi alrededor, habían hombres corriendo y mujeres llorando. Pocos eran los que veían la escena en la que yo era la que estaba por matar a su héroe.

El Capitán América: Símbolo de la nación, héroe para el mundo.

Bajé mi brazo con fuerza enterrando el cuchillo en el suelo justo al lado de su abdomen. Di varios pasos hacia atrás, dándole su espacio. Miré el cuchillo que estuve por incrustar en su corazón. Se levantó con lentitud, evaluando mis movimientos, extendía sus manos hacia mi dejando en claro que no tenía intenciones de dañarme.

—¿Brooke?— siseó con preocupación, le preocupaba que intentara golpearlo de nuevo.

Estaba lista para ir por el Dēceptōris cuando sentí una opresión en mi cabeza, luego se apagaron las luces.

[...]

Restriego mi rostro y abro los ojos con dificultad. Mi cabeza está dando vueltas, escucho gritos, disparos. Todos lejanos. Muchas voces y ruidos. Creo que no estoy escuchando con claridad.

—Despertaste..— murmura una voz a pocos centímetros de mi, giro sobre mi misma en la cama, dejando que mis pies cuelguen.

—¿Qué haces aquí?— pregunto con el ceño fruncido, imita mi gesto, agregándole diversión—. Deberías estar afuera— agrego bajándome de la camilla y me toma de los hombros, obligándome a verlo.

—Dime que recuerdas todo— suplicó, alzando ambas cejas, sonreí levemente y saqué el collar que, según recuerdo, él mismo me había dado.

Me devolvió la sonrisa y me puse de puntillas para besar su mejilla.

—¿Cuánto llevo inconsciente?— pregunto.

—Diez minutos— responde medio incrédulo, río por su expresión y tomo su mano para salir.

—¿Cómo hiciste que recordara?

—Natasha te golpeo en la cabeza— respondió con un poco de burla, aprieta ligeramente su mano libre y el escudo se levanta del suelo adheriéndose a su antebrazo.

—Tenemos poco tiempo. Hay explosivos en el cuarto, tercero, no deben tardar en colocar en el segundo y primero o hacerlos explotar.

Un fuerte rugido se escuchó por toda la estructura, haciendo eco en los pasillos. Creo que le dieron código verde a Banner.

—Tú quédate— pide en un intento de dejarme atrás.

—No— hablo con voz firme, hundo el entrecejo y me mira con ambas cejas levantadas.

—Te he perdido tantas veces..

—Que bonita reconciliación.. Lástima que tenga que quedar para después— interrumpe Tony y lo miro con el ceño fruncido—. Necesitaremos toda la ayuda posible.

—Siempre tan inoportuno— comento con una sonrisa claramente fingida, me guiña un ojo y se va volando—. El deber llama.

—No pienso perderte de vista— advierte mientras caminamos hacia el centro de S.H.I.E.L.D.

—A menos que puedas ver a dos lugar al mismo tiempo, no lo creo.

No pasó mucho para que una roca envuelta en fuego mandara a Steve lejos de mi y un empujón me hiciera caer de espalda.

—¡Traidora!— me acusa Ximena lanzándome golpes al rostro y abdomen.

—¡Ustedes me engañaron!— grito en mi defensa y giramos quedando yo arriba.

Le lanzo un golpe al rostro y su nariz empieza a sangrar, emitió un pequeño quejido haciendo que me sienta mal.

—Tienes suerte de no sentir dolor— bramó y sentí algo atravesar mi muslo.

They're Gonna Need More Than a 2nd Chance (ECAYT#2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora