Examino mi cuerpo por cuarta vez ante el alargado espejo que cubre un cuarto de pared de mi habitación.
Mi cuerpo es cubierto por una ancha y fina sudadera junto a unos vaqueros largos y ceñidos a mis piernas, acabados en mis tobillos, los que son cubiertos por unos calcetines y posteriormente mis mustang rosa palo.
Intento esconder un mechon que sobre sale de mi largo pelo castaño, y nada, no hay manera, suspiro frustrada, me doy media vuelta y voy bajando al piso de abajo con la mochila sobre mis hombros, en estos momentos, me siento inutil, ¿cómo no puedo mandar sobre algo tan mio y sencillo como mi pelo? Yo, Karina Frey, no valgo para el liderazgo, ni para nada.
Ahora que ya sabeis mi nombre y lo poco que valgo, os profundizo un poco sobre mi.
Me llamo Karina, Karina Frey Edwards, tengo 15 años, y estudio tercero de la E.S.O., faltaría más, soy una estudiosa en toda regla, empollona no, estudiosa, hay diferencias, yo no soy una chica esponja que todo lo que ve lo absorve y clava un examen, no, yo saco mis sietes y mis ochos currados, como dios manda, con esfuerzo y dedicacion, pero dejo de hablar de estudios que si no de camino al instituto me deprimo.
Cierro la gran puerta blanca de mi casa y emprendo el camino hacia el instituto, no muy lejos de mi casa, a cinco minutos aproximadamente, pero yo salgo diez minutos antes, porque tengo que recoger a mis dos mejores amigos sobre la marcha.
Mientras ando observo todo mi alrededor, lo de siempre, nada cambia de un dia para otro.
Me adentro en la calle donde viven mis amigos y paro frente a una casa, la numero 3. Subo unas pequeñas escaleras y toco el timbre que se situa a mi derecha. Bajo corriendo las escaleras sin esperar respuesta alguna y cruzo la calle peatonal dirección a la casa de enfrente, y repito lo que he hecho en la anterior casa.
La puerta de esta se abre antes que la primera a la que he llamado, mi compañero de fatigas se encuentra ante mi, Jose, metro setenta y cinco, moreno de ojos verdes, el típico buenorro que debería de juntarse con el grupo de potentorros y animadoras del instituto, pero que se junta conmigo, extraño, pero él y su espectacular forma de entablar amistades me calaron por completo.Le abrazo y el me corresponde junto un 'buenos dias guapa' a lo que yo sonrío. Me separo de él, entrelazo mi mano a la suya y le arrastro hasta la casa de mi mejor amiga.
Noa, es una vaga, consideremosla oso, lo ha heredado de mi, y muy orgullosa que estoy.
Subimos las ecaleras y doy tres toques a la puerta y se abre nada más el tercero, y la cara de zombie de mi amiga, ya es normal para mi.
-No se por qué llamas a mi puerta antes que a la de Jose, sabes que no te voy a abrir hasta que me de la gana-dice cerrando la puerta tras de si-.
-A la próxima si quieres no llamo, faltas al instituto, te ponen falta y le mandan un mensajito a tus padres, ya verás que alegría-digo sonriendole sarcástica y bajo las escaleras seguida de mis amigos.
-Tu y tus royos-coloca bien su mochila y hace un gesto con su mano quitandole importancia-.
-Noa, no rechistes y vamos que quedan cinco minutos-dijo Jose en tono cansado, se acerca a Noa y le da un pico, si, un beso, y sigue avanzando junto a nosotras-.
Novios.
Asquerosos y empalagosos novios.
Noa y Jose lo son, me da asco, pero lo intento llevar bien.-No se cuantas veces os lo he dicho, pero yo lo repito-me mira mi amiga y yo le doy paso para que siga hablando- ya sabeis que si se me va la olla quemo el instituto-saca un mechero de su bolsillo y lo enciende- que lo tengo muy facil.
-Dame eso loca-exclama Jose, coje el mechero de Noa y lo guarda en su bolsillo-.
-Noa-la miro y fijo la vista en el gran edificio, más conocido como instituto, que está a escasos metros- a la proxima que saques el mechero y amenaces con tus ideas pirómanas, te quemo el pelo-suelto alegre y la miro sonriendo-.
-Luego soy yo la loca-suspira-.
Oh si mi querida rubia, yo estoy loca, pero puedo asegurar que el color de tu pelo no hace justicia ante tu increible mente malvada.
-Noa, Kari, aqui acaba nuestra conversacion mañanera-dice Jose junto a un suspiro y cruzamos los tres juntos las puertas del instituto.
Una pelota choca contra mi tripa, no con mucha fuerza, pero molesta.
La sujeto nada mas impactar contra mi y levanto la vista para ver a quien corresponde, que espera que se la devuelva de brazos cruzados.
-Frey-exclama el moreno- quita tus manazas de la pelota y danosla ya-sentencia agotado-.
Lanzo la pelota y el la coje y pone una mueca, ¿de asco?
Empezamos bien el día.•Hola cielos, he empezado esta novela y espero que os guste, le voy a dedicar todo mi esfuerzo y pasión.
Un beso y espero que os guste.

ESTÁS LEYENDO
A Que No Me Dejas.
Genç KurguMe dijiste que me querías. Advertencia: esta historia es completamente mía. Atrévete a copiarla. Siempre encuentro a los inútiles sin imaginación. ¡No copies historias! Att: la amable escritora:)