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Me despierto sintiendo mi cabeza doler como la mierda, y notando mi cuerpo muy pesado. Me asustaría, pero es que ya estoy muy acostumbrada a ésta sensación. Resaca.

Me muevo un poco y caigo del sitio donde al parecer he dormido, un sofá bastante hecho mierda.

-¡Auch! -se queja el cuerpo sobre el que acabo de caer, alguien que estaba durmiendo en el suelo.

Me levanto de encima suyo y me fijo en que es Deena, quien se remueve un poco y vuelve a dormirse. Maldita vaga. Está en ropa interior, y cuando miro a mi propio cuerpo me doy cuenta de que yo no llevo mis medias negras rotas. Las busco con la mirada hasta que las veo encima de la televisión de la sala. Camino hacia allí, saltando para esquivar a las personas que duermen en el suelo, hasta que por fin las alcanzo y me las pongo. Bajo un poco la ancha camiseta que llevo, colocándomela bien de manera que no se me vea todo el culo.

Voy abriendo puertas de la casa desconocida en la que al parecer hicimos una fiesta anoche, encontrándome con situaciones un poco extrañas y varias personas durmiendo desnudas, hasta que encuentro el baño. Me lavo la cara y, cuando me giro para irme, me fijo en que hay una pierna saliendo de la bañera. Corro la cortina y me encuentro a Frank durmiendo en la bañera, usando únicamente unos calzoncillos y abrazando una botella de vodka. No dudo ni un momento en sacar mi móvil y tomar una foto. Le he visto en situaciones mucho peores, pero yo no estaba lo suficientemente consciente como para sacarle una foto, y ahora voy a disfrutar jodiéndole con la ello.

Salgo de la lujosa casa y me fijo en que estoy en uno de los barrios más pijos de Londres. Me pongo unas gafas de sol para evitar quedarme sin ojos, y me voy caminando hasta mi piso, que está como a una hora de camino, cosa que me importa bien poco. Me gusta caminar.

Cuando llego a una de las zonas más concurridas de la ciudad, oigo a dos chicas gritar mi nombre.

-¡Alice! -exclaman emocionadas.

Suelto un bufido y las ignoro para seguir con mi camino. Total, en el mundo entero me conocen por ser una borde de mierda, y no tengo intención de cambiar mi forma de ser.

Cuando por fin llego a mi piso, que es pequeño pero perfecto para mí, me deshago de mi ropa manchada y que huele a alcohol, la tiro encima del sofá, junto con la demás ropa sucia que adorna mi desordenado salón, y me meto en la ducha. Me lavo bien todo el cuerpo, quitando los restos pegajosos de alcohol y sudor, hasta quedar bien limpia. Al salir, me pongo una vieja camiseta de mi hermano y unas bragas, y me dispongo a ir a dormir cuando me doy cuenta de que ayer, antes de irme a la fiesta, me dejé la televisión encendida. Tampoco me importa mucho, no es como si no pudiera pagar más dinero de la factura de la luz. Me dispongo a apagarla cuando aparecen en la pantalla imágenes de un hombre de unos cincuenta, subiendo con una mujer que debe tener la mitad de su edad, a un coche.

-El famoso actor y empresario inglés Ian Smeed vuelve a Londres tras disfrutar de unas lujosas vacaciones en Bali junto con su mujer, Milana Kuznetsova...

Apago la televisión soltando una carcajada amarga. Maldito hijo de perra. Me meto en la cama, y me echo a dormir intentando no pensar en ello.

Suena el timbre y yo siento que va a explotarme la jodida cabeza, maldita resaca. Me levanto pesadamente, frotando mis ojos y soltando un gruñido al aire antes de ir hacia el salón.

Abro la puerta de mala gana y, antes de poder gritarle cuatro mierdas a la persona que ha llamado, me quedo parada al ver que es un niño pequeño. Es rubio, con unos ojos marrones que me son muy familiares, demasiado. Tiene una maleta a su lado que es más grande que él, lo que le hace verse gracioso.

-¿Quién eres tú? -pregunto frunciendo el ceño.

-Noah -dice con su voz infantil, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora