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Mila, Ali! -me grita Noah saliendo de la escuela y arrastrando a un niño rubio con él.

-Oh, ¿quién es? -le pregunto.

-Es Gustave -lo presenta-. Y es de Fanshia.

-¿Fanshia? -pregunto, enarcando una ceja.

-Shi, es fanshés.

-Ah, de Francia.

-Shi -asiente, y el tal Gustave sonríe.

Es gracioso porque ambos son rubios, la diferencia es que Noah tiene el cabello un poco rizado y Gustave totalmente liso. Y bueno, ambos tienen ojos marrones, pero sus rostros no se parecen.

-¡Gustave! -le llama una mujer con un acento francés que me trae muchos recuerdos, y el niño se despide y sale corriendo hacia la que supongo que será su madre.

Frunzo el ceño mirando a la mujer, quien me resulta extrañamente familiar, pero decido dejarlo correr.

-Oh, hola Alice -oigo una voz entusiasmada detrás de mí y me giro encontrándome a Angela, la madre de Liam y Sophie-. Y Noah, ¡hola guapo!

Owa señola Angela! -saluda Noah con una gran sonrisa.

-Hola, Angela -la saludo, sabiendo que no le gusta que le llamen señora-. Y hola, Sophie.

La pequeña me saluda con una sonrisa y hablo un rato con Angela, quien me cuenta que Liam está teniendo mucho trabajo en el estudio de tatuajes y por eso ella se ha pedido unos días libres para poder estar con Sophie. Me sorprende porque ella no debe tener más de cuarenta años, por lo que parece tuvo a Liam de muy joven.

Ya hace una semana que no veo a Liam ni hablo con él. Tampoco hay mucho que hablar, en realidad.

Cuando llegamos a casa le preparo la merienda a Noah y se la come mientras mira Hora de Aventuras en mi habitación, ya que mi salón ahora es la pocilga personal de mis hermanos. Al final decidieron dormir en el sofá-cama y dejar la habitación de Noah para él.

-Tenéis esto hecho una jodida mierda -gruño, sentándome en lo que solía ser mi sofá y ahora es una cama deshecha y desordenada.

-Como si la casa estuviera muy limpia antes -contesta Louis mientras Nate me ignora y juega a la play.

-Más que ahora, seguro -digo.

-Oye Alice, ¿nunca has pensado en estudiar algo o buscarte un trabajo? -me pregunta Louis.

-Bueno, alguna vez lo he pensado -me encojo de hombros.

La verdad es que me lo he planteado varias veces. No es que necesite el dinero, pero no hacer nada en todo el día termina volviéndose aburrido, por mucho que salga a dibujar y quede con gente, pero tampoco creo que haya nada que se me dé suficientemente bien como para estudiarlo o trabajar en ello.

-Deberías hacer algo, aunque sea sólo mientras Noah está en la escuela -dice Louis, y yo solo me encojo de hombros.

— o —

-¡Ali yo quelo jugar! -grita Noah, enfadado-. Dile a Lui que me deje jugar.

-Noah, este juego es para mayores de dieciocho, y tú tienes tres años -contesto-. Además, ni siquiera sabes jugar.

-Jope -dice, haciendo un puchero.

Bueno, no me considero la persona más responsable del mundo, pero creo que no dejar jugar a un niño de tres años al Call of Duty es tener sentido común.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora