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Cuando despierto a la mañana siguiente, después de haber pasado una noche de mierda y haber dormido solo tres horas, mi enfado parece haber disminuído un poco.

Son las nueve de la mañana, no oigo nada fuera de mi habitación así que supongo que los gemelos habrán ido a llevar a Noah a la escuela. Pero cuando salgo de mi habitación y me los encuentro durmiendo tan tranquilamente en el sofá cama, los quiero matar. Abro la puerta de la habitación de Noah y veo que, efectivamente, él sigue durmiendo.

-¡Noah! -exclamo, intentando despertarle, y el pequeño abre los ojos poco a poco.

-Mmh -gruñe, y se tapa la cabeza con las sábanas.

-Noah, levántate que llegamos tarde.

— o —

-Pensaba que ya había empezado a ser responsable, Alice -gruñe la recepcionista cuando llego con Noah de la mano.

-Sigo haciendo lo que puedo -contesto, aburrida de esta señora.

-Con lo bien que iba... -murmura la mujer, negando con la cabeza para ella misma.

-Bueno, ella te llevará a clase -le digo al pequeño.

-Pelo me da miedo -contesta, haciendo una mueca de horror, y se me escapa una carcajada.

-A mí también -le digo en voz baja para que la mujer no nos oiga-. Pero ahora tienes que ir con ella.

-Vale -suspira-. Adiós, Ali.

-Adiós, Noah, nos vemos luego -me despido, y salgo del edificio tras comprobar que la mujer se lo lleva con ella.

Una vez fuera, me siento en un banco y saco el tabaco, el papel de liar y las boquillas para empezar a liarme un cigarro, intentando distraerme un poco y buscando una forma de relajarme.

Estoy enfadada, realmente lo estoy. Pero también estoy decepcionada. No es que espere mucho de esa mujer que se hace llamar mi madre, pero que esté en Londres y ni siquiera se haya molestado en venir a ver si seguimos vivos me jode mucho. Aunque seguramente si viniera la mandaría a la mierda... Ni siquiera sé lo que quiero ya.

Termino de liar el cigarro y lo enciendo, sintiendo como cada calada quita un poco la presión en mi pecho, pero no es suficiente. Nunca lo es.

-¿Alice? -oigo una voz masculina que conozco perfectamente y levanto la cabeza encontrándome a Liam.

-Oh, hola -digo-. ¿Qué haces aquí?

-Voy a trabajar -contesta-. Y tú, ¿qué haces aquí?

-Fumar -me encojo de hombros, mostrándole el cigarro que se va consumiendo entre mis dedos.

-Ah -contesta, mirando el cigarro con el ceño fruncido-. Oye, la chica que me pidió ese tatuaje que me ayudaste a diseñar viene hoy a hacérselo. Le envié cómo había quedado el dibujo y le encantó... ¿Quieres venir a ver cómo se lo hago?

-Sí, claro -contesto, sintiendo de repente un poco de emoción ante la idea de ver cómo alguien se tatúa algo que yo he ayudado a dibujar.

Llegamos al estudio de tatuajes  a las diez, y Liam empieza a prepararlo todo para tatuar a la chica, que tiene hora a las once.

-Oye, ¿y estás tú solo aquí? -le pregunto.

-No, en un rato vendrá Alex, y por la tarde viene Jim, el jefe -dice, y justo en ese momento se oye el tintineo de la campana que advierte que alguien ha entrado por la puerta de la entrada.

-¡Liam! -exclama una voz femenina-. ¿Estás?

-¡Sí, estoy el la sala uno! -grita Liam de vuelta, y pronto la puerta de la sala donde estamos se abre y entra una chica rubia, con el pelo recogido en una trenza de lado. Tiene los brazos llenos de tatuajes y el piercing de la nariz y el del labio inferior, en el medio, hechos.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora