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Liam

—Entonces, ¿va todo bien? —me pregunta mamá al otro lado de la línea—. ¿Has cenado bien hoy?

—Todo va genial, mamá —contesto—. Y todavía no he cenado, pero pronto lo haré. Saldré con Alice por ahí.

—Oh, ¿como una cita? —pregunta, emocionada.

—Bueno, si quieres llamarlo así —me encojo de hombros, aunque ella no me vea.

Después me pasa a Sophie, quien me cuenta sobre su día en la escuela y me pregunta por Noah. Tras hablar con ella, finalizo la llamada y vuelvo a guardarme el móvil en el bolsillo.

—¡Alice! —la llamo, cogiendo mi chaqueta—. ¿Nos vamos?

—¡Voy! -exclama de vuelta, y a los pocos minutos sale del cuarto de baño terminando de colocarse las medias.


— o —


—Parecemos unos locos —me río, viendo a Alice dar giros como una bailarina de ballet, y se echa a reír.

—Pues seguramente pero, ¿sabes qué? Me importa una mierda —dice, y me abraza.

Okay, puede que hayamos bebido un par de copas cada uno. O tres.

—Estás muy cariñosa tú hoy, eh, hay que ver lo que hace el alcohol.

—El alcohol me da ganas de foll... —empieza.

—Cállate —le pido, interrumpiéndola.

Aunque escaparnos a la playa para echar uno rápido suena demasiado tentador, todavía tenemos que cenar. Y es un asunto serio, estar ebrio y con el estómago vacío es bastante horrible.

Ella solo ríe y sigue caminando a mi lado, con la mirada perdida en el mar que se alza cerca de nosotros.

Paramos en un restaurante de comida rápida y pedimos hamburguesas y una bebida para ambos antes de salir del local con las bolsas en la mano. Caminamos de nuevo hacia el paseo marítimo de Venice Beach, donde nos sentamos en un banco para comer.

—Esta mierda está muy buena —comenta Alice, y yo asiento con la cabeza.

Seguimos comiendo en silencio, ambos pensando en nuestras cosas. La verdad es que la noche está yendo genial, y no hace falta cenar en restaurantes caros para que lo sea. No podría imaginarme un plan mejor que beber alcohol y luego comer hamburguesas delante del mar con mi chica. Porque Als es mi chica, a la que amo. Lo hemos hablado alguna vez —aunque Alice no es muy de hablar de sentimientos—, y a ninguno de los dos nos va esa mierda de ser novios, de tener que quedar x días a la semana, de acosarnos por mensajes cuando hace demasiado que no hablamos, de ser posesivos el uno con el otro ni de hacer esas estupideces como revisar el móvil de tu pareja.

Sí, Als es mi pareja, la chica con la que estoy sentimentalmente y de forma exclusiva, pero no es mi novia. Porque ser novios implica muchas estupideces y obligaciones tontas, y a nosotros no nos hace falta.

—¿Cómo están tus padres y Soph? —me pregunta Alice, rompiendo el silencio.

—Bien —contesto—. Mi padre está trabajando hasta tarde otra vez, pero mi madre y Sophie están muy bien. La pequeña echa de menos a Noah.

—Pues en unos meses el niño loco estará de vuelta en Londres —sonríe.

—Eso le he dicho, y por poco no se pone a chillar de emoción.

Ella ríe y saca el paquete de tabaco del bolsillo de su chaqueta. Lo abre para sacar un cigarro, pero de pronto parece pensárselo mejor y niega con la cabeza antes de tirar el paquete al suelo.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora