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Dos semanas más tarde

16 de diciembre

-Bueeenos díaaaas, cumpleañera -grita Deena tirándose encima mío, en la cama.

Maldigo el día en el que se me ocurrió darle una llave de mi piso.

-Déjame dormir -gruño, aún medio dormida.

-No, ¡es tu cumpleaños! -contesta-. Y antes de que Frank y tú os vayáis a hacer uno de esos viajes vuestros, quiero pasar la mañana con vosotros.

Frank y yo tenemos una tradición desde que somos pequeños. Ya que ambos cumplimos años el mismo día -nuestras madres se conocieron en el hospital, es por eso que somos amigos-, pasamos todo el día juntos. Pero desde que cumplimos los dieciocho, lo cambiamos por hacer un viaje juntos durante ese día, así que este año como ha caído en viernes, nos vamos todo el fin de semana a Cornwall con Noah. Sé que ese es un destino más veraniego, pero la playa en otoño e invierno también es bonita.

Desayunamos Deena, Frank y yo juntos en una pastelería a la que solíamos ir bastante, mientras esperamos a que sea la una y Noah salga de la escuela. Hoy le dejaremos saltarse las clases de tarde para poder ir hacia Cornwall.

-Si cambiáis de idea, podéis dejar a Noah conmigo e iros vosotros dos solos de viaje, eh -dice Deena.

-Ya te gustaría -contesto-. Me niego a que tengas a Noah un fin de semana entero para poder sacarle millones de fotos y subirlas a tu Instagram.

-Noah debería ser modelo de esos de Tumblr.

-Deena, tiene cuatro años -le recuerdo.

-Modelo infantil, aún más adorable -dice.

-Oye, es nuestro cumpleaños, Deena, ¿y nuestro pastel? -pregunta Frank.

-Que lo compre Alice, que tiene un montón de dinero de su padre -contesta ella.

-Ah, es verdad, la tarjeta esa de saldo ilimitado -dice Frank-. Cómpranos un pastel a tí y a mí, Als.

Así que terminamos comprando el pastel más caro que encontramos en la pastelería -solo para joder a mi padre- y nos lo comemos entre los tres, dejando un cuarto del pastel para Noah.

-Alice, tiene cuatro años, Noah no comerá todo eso -se queja Frank-. Déjame comerme al menos la mitad.

-Que alguien me explique cómo está tan delgado, con todo lo que come -murmura Deena.

-Creo que subestimas a Noah, él podría haberse comido el pastel entero -le digo, y ambos asienten. Que Noah es una máquina de comer no es ningún secreto.

— o —

Así que después de haber comido un bocadillo en un bar, Frank, Noah y yo nos subimos en el coche de Frankn y él empieza a conducir hacia Cornwall.

-Pelo, ¿en Conuol hay playa? -me pregunta Noah.

-Sí, hay muchas playas -asiento.

-Entonshes, ¿nos bañalemos?

-No, hombre, ¿no ves que hace mucho frío? -ríe Frank.

-¿En Conuol también hase fío?

-Sí, también hace frío.

-Ju -suspira el pequeño.

Tras cinco horas de coche -cuatro de las cuales Noah se las pasa durmiendo- llegamos al pueblo de Saint Ives, donde vamos a estar estos días.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora