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Liam

-Ugh, estoy muerta -se queja Alex, echándose en la cama.

-Bueno, ya hemos terminado -sonrío, satisfecho.

Todas mis pertenencias ya están en el piso que ahora Alex y yo vamos a compartir, y honestamente me siento aliviado porque ya estaba hasta los huevos de cargar cajas y de comprar muebles.

Mamá y Sophie se han puesto bastante tristes de que me haya ido pero joder, tengo veinticuatro años, ya era hora de que me independizara. Además, les he prometido que iré a verlas como mínimo una vez a la semana. No me voy preocupado porque ahora papá trabaja menos horas y podrá ir a dejar y a buscar a Sophie de la escuela.

-Podríamos salir esta noche para celebrar que ya eres oficialmente independiente -me sugiere Alex-. Seguro que Matt y los demás se apuntan.

-Vale -contesto, encogiéndome de hombros.

Son las cuatro de la tarde, lo que significa que tengo un rato para descansar. Me echo en mi nueva cama, tapándome con las sábanas que acabo de poner, y suspiro. Normalmente me pondría a trabajar en diseños nuevos, al fin y al cabo lo único que he hecho en este último mes ha sido trabajar y mudarme, porque cuando no hago nada me pongo a pensar y me rallo.

Hace un mes que no sé absolutamente nada de Alice, ella no se ha intentado comunicar conmigo y no contestó cuando le llamé una vez, pero eso no es lo que más me preocupa. Sophie está muy triste porque dice que Noah lleva semanas sin ir a la escuela, y necesito saber qué está pasando. Llamé a Alice para preguntarle si estaba todo bien pero ella no contestó -aunque tampoco esperaba que lo hiciera-. Joder, la echo tanto de menos, sé que yo le dije que no quería nada con ella hasta que no se dejara querer, y lo sigo manteniendo, pero el vacío que ha dejado Als se nota cada vez más.

No sé en qué momento me quedo dormido, pero cuando despierto Alex ya se está cambiando para salir, y yo me pongo a hacer lo mismo. Me cambio los pantalones de chándal por unos tejanos negros, rebusco entre mis cosas hasta encontrar una camiseta blanca y peino un poco mi cabello, que ha crecido bastante. Me lo tendré que cortar algún día de estos.

-¡Lili! ¿Estás listo? -me pregunta Alex, gritando desde el salón.

-¡Deja de llamarme Lili, Alexander! -grito de vuelta.

-No me llamo Alexander, gilipollas -gruñe, abriendo la puerta de mi habitación.

-Ni yo Lili, así que deja de joderme.

-Nunca -me saca la lengua-. Venga, va, date prisa.

-Lo llego a saber y me quedo con mis padres -murmuro, pero ella me oye y me da una patada en la pierna.

Dos horas más tarde me encuentro en un bar lleno de gente, sentado con Matt, Alex, George y Dalia, con una cerveza delante y pocas ganas de celebrar nada. Dalia y Alex están muy pegadas, y ahora recuerdo que Alex me mencionó algo sobre que tenía una novia, ¿es Dalia? No pegan demasiado, desde mi punto de vista, pero si ellas son felices está bien.

Entonces ellas empiezan a besarse y mis dudas se resuelven. Sí, están juntas. De verdad que me alegro por Alex, pero ahora lo último que me hace falta es ver una escena de parejita, cuando la chica a la que quiero está desaparecida de mi mundo, como si ella nunca hubiera estado en él.

Me levanto de la mesa y voy a la barra a pedir otra cerveza. Estoy esperando a que me la den cuando una mano se apoya en mi hombro y giro la cabeza, encontrándome a Matt.

-¿Qué pasa? -le pregunto.

-Nada, tío, venía a ver como estás -contesta-. No estás demasiado animado hoy.

Conociendo a Noah [Saga Smeed 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora