Capitulo 10.

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-¿Y bien? ¿Adónde te llevó Fred ayer? -pregunta Gloria sentada sobre mi escritorio.

Termino de acomodar unos papeles dentro de unos sobres y le doy la espalda para acomodarlos en el archivador sin responderle.

-Amanda...

-Estoy trabajando, Gloria y tu deberías hacer lo mismo

-Hay por Dios, solo me escape un momento para saber que ocurrió ayer y tú no quieres contar nada

Me giro de nuevo hacia ella y veo sus enormes ojos café suplicarme que le cuente algo.

-Me llevó a un estudio de revelación de fotografías -explico.

Su ceño se frunce.

-Ya sabes, un cuarto rojo

Sus ojos se abren.

-¿Un cuarto rojo? ¿Como el de Christian Grey?

Ahora es mi ceño el que se frunce.

-¿Qué?

Ella suelta una risita nerviosa.

-Ya sabes, Christian Grey, dominación, cuarto rojo del dolor -dice suavemente.

Continúo callada.

-Oh vamos, no me digas que no lo has leído

-No sé de qué me estas hablado -digo sinceramente.

-¿Estás diciéndome que nunca leíste 50 sombras de Grey?

Niego con la cabeza.

-Muñeca, necesitas actualizarte -afirma Gloria-. Es posiblemente la mejor trilogía erótica que puede existir, incluso la llevaron a la pantalla grande

-¿Llevaron una porno al cine? -pregunto con incredulidad.

-No, no, no. Erótica, no pornográfica. Son dos cosas muy distintas

Suspiro derrotada y continúo con el papeleo.

-Sea lo que sea, no. No me llevo a un cuarto rojo del dolor ni nada parecido

Gloria hace un mohín.

-Lastima, habría explicado muchísimas cosas en el comportamiento tímido de Fred. Hasta habría jurado que era un enigmático multimillonario, posesivo y maniático del control como Christian Grey y que tú eras la tímida, virginal e inocente Anastasia Steele y vivirían una maravillosa historia llena de amor, tragedia y látigos

La miro con los ojos muy abiertos.

-¿Te estás escuchando, Gloria? ¿Latigos?

Ella se carcajea.

-Lo siento, es que me excita un poco todo el rollo. Desde que leí esa trilogía he querido intentar todo lo referente al BDSM, pero no conocía alguien capaz de hacerlo

¿BDSM?

Sacudo la cabeza.

-¿Y lo conseguiste con Jhon? -ella se sonroja.

-No lo sé, aún no hablo con él al respecto

Blanqueo los ojos, me concentro en el calendario de Chelsea y de cambiar las citas que me dijo.

-Pero no ha manos de mí, hablamos de ti -continúa Gloria-. ¿Qué sucedió en ese cuarto rojo?

Miro a otro lado intentando ocultar mi sonrojo.

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