Capitulo 20.

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    Sigo en la sala de espera, sintiéndome más cansada que en la mañana. Supongo que es gracias a la falta de sueño y a lo incomodo de las sillas que mi cuerpo protesta cada vez que hago un movimiento brusco, pero no es nada que un baño de agua caliente no pueda mejorar.

—Deberías ir a descansar —dice una voz ronca frente a mí.

Alzo la cabeza para ver a Alex.

—Estás quedándote dormida

—Claro que no —me defiendo de inmediato.

Alex ríe y se sienta a mi lado.

—¿Qué te dijeron? Te fuiste por un largo rato

—Está mejor, comió su almuerzo y la trasladaran a una habitación. Tiene nuevos medicamentos y probablemente le darán de alta mañana o pasado mañana dependiendo como vaya evolucionando —me explica lentamente.

También luce cansado, como yo.

—¿Por qué no vas a casa a darte un baño? —propone.

—No lo sé —titubeo.

—Vamos, ya mamá está mejor —me insiste—. Puedes regresar si lo deseas, de ser así no me molestaría que me trajeras un poco de ropa

Entrecierro mis ojos.

—Ese es todo tu interés ¿cierto?

Alex ríe.

—No —responde—. La verdad es que yo podría pedirte que te quedes mientras voy en busca de ropa, pero prefiero que seas tú quien descanse un poco

Le sonrío.

—Me parece una buena idea —miro el reloj y son casi las cinco—. Supongo que podría decirle a Gloria que pase por mí y de ese modo llevar todas mis cosas a su apartamento de inmediato

Alex asiente sin mucho ánimo.

—Si es lo que de verdad quieres —musita mirándome a los ojos.

Le doy un apretón de mano antes de ponerme de pie.

—Llamaré a Gloria —anuncio.

—Iré a ver si ya trasladaron a mamá

Asiento y me alejo un poco de él para hablar con Gloria.

—Justo estaba por llamarte —replica al contestar ella—. Quiero saber qué pasará con la mudanza

—Podemos hacerla ahorita si quieres

—Me parece bien, ¿paso por ti al hospital? —pregunta.

—Te espero acá



—Increíble el día que han tenido—dice Gloria bajando del auto.

En el camino del hospital hacia aquí le he contado todo lo sucedido desde la humillación de los amigos de Alex, la conversación con él en la cocina, el salir de emergencia hacia el hospital y lo sucedido con Fred.

—Pero definitivamente lo más increíble de todo es lo ocurrido con Fred. ¿Qué le ocurre? ¿Se cree tu dueño o algo así?

—La verdad no quiero ni saberlo —respondo abriendo la puerta principal de la casa.

—Creo que es peligroso —comenta ella.

La miro con el ceño fruncido.

—No, no creo. Quiero decir, fue un poco escalofriante pero no creo que cumpla sus amenazas

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