Capitulo 13.

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    —Estás muy callada, ¿Te pasa algo? —pregunta Fred de repente.

Lo observo sobre el periódico que estoy sosteniendo unos instantes antes de volver mi atención a los anuncios.

—Sólo estoy concentrada

—¿Tanto tiempo?

Vuelvo a echarle otro vistazo.

—Tú también estás concentrado, Fred —digo señalando las fotografías sobre la mesita de café.

He venido a pasar la tarde con Fred, después de almorzar él se ha puesto a elegir algunas fotografías para entregárselas a Chelsea mañana, y yo lo acompaño en el sofá mientras busco apartamentos económicos para alquilar.

—Bueno si, pero usualmente tú hablas mucho

—Sólo porque debo llenar el vacío que dejas, hombre de pocas palabras —bromeo, aunque es totalmente la verdad.

No importa cuánto tiempo pase con Fred, es muy poco lo que logro descubrir de él. La mayoría del tiempo solo me escucha, me hace preguntas acerca de mi pasado y añade un comentario acerca lo que esté diciendo de vez en cuando. Pero cuando soy yo quien le pregunta algo, me evade o me da respuestas vagas. Y aunque antes no me importaba, ahora comienza a preocuparme. Llevamos casi un mes juntos y no sé mucho sobre él.

—Lo siento —musita volviendo su atención a las fotografías—. No soy de hablar mucho

—Y que lo digas —replico, dejando el periódico a un lado—. Pero que yo esté callada no tiene porque significar de inmediato que me sucede algo, solo estoy intentando encontrar un lugar donde vivir

—¿Nada aún? —sacudo la cabeza.

—Los que hay están demasiado costosos

Fred deja caer las fotografías que sostiene con las manos a un lado y tira de mis piernas hacia él. Me sujeta justo a su lado, con mis piernas sobre las suyas.

—¿Qué sucedió con la idea de vivir con Gloria? —hago una mueca.

—Gloria me lo propuso pero le dije que lo pensaría

—¿Por qué lo dudas tanto?

—Está en fase de luna de miel con Jhon. Según me ha contado, lo han hecho en cada superficie solida sobre el apartamento. Creo que eso me incomoda un poco

Fred deja escapar una ronca carcajada.

—¿Y qué hay de las otras chicas? Os habéis hecho muy buenas amigas

Ni Rachel, ni MacKeyla , ni Quinn me lo habían pedido pero aunque lo hiciera les diría que no de inmediato.

—Rachel y Quinn están casadas, no creo que quieran a alguien irrumpiendo en su felicidad. Y MacKeyla está pasando por dificultades con Susan. Creo que tener a otra chica viviendo allí le podría traer problemas con ella y no quiero eso —le explico con suavidad.

Fred acaricia mi espalda de arriba abajo sin decir nada por unos segundos.

—¿Por qué no te mudas conmigo? —propone.

Mis labios se abren por completo, pero luego dejo escapar una carcajada. Él no puede estar hablando en serio.

—No juegues conmigo —digo riendo y levantándome del sofá.

—No estoy jugando, Amanda —murmura Fred.

Me detengo en seco y me volteo para mirarlo. Él sigue sentado en el sofá, observándome, ningún rastro de broma en su rostro.

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