Capitulo 11.

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    La tina siempre ha sido uno de mis lugares favoritos. Puedo olvidarme de todo lo que ocurre a mí alrededor y no pensar en nada mientras disfruto de una tibia y espumosa agua con olor a mandarina. Relajarme y sentir que nada malo puedo ocurrir en los exactos minutos que tomo un baño.

Pero hoy no es así.

No logro sacarme de la cabeza el que Chelsea esté interesada en Alex, y no es por eso que estoy molesta. Estoy molesta porque me molesta algo que no debería importarme en lo más mínimo. Nuestro matrimonio terminó y ambos estamos saliendo con personas distintas, sin embargo yo estoy aquí, en la tina con cada musculo de mi cuerpo tenso sin nada que pueda relajarme. Eso solo me enfurece más.

—Amanda, ¿Te quedaste dormida? Llevas más de media hora allí

La voz de Elena me hace salir de mis pensamientos por un instante y por primera vez noto que el agua de la tina ya está helada.

—No Elena, en un momento salgo

—Está bien mi niña, te espero abajo para cenar. Ya está puesta la mesa

Suspiro cuando oigo sus pasos alejarse y salgo de la tina. Quito el tapón del desagüe y mientras la tina se vacía, seco mi cuerpo con una toalla para después colocarme el albornoz. Tomo mis cosas y salgo del baño, las dejo sobre mi cama en mi habitación y bajo sin vestirme a la cocina, no queriendo hacer esperar más a Elena. Pero me arrepiento de esto apenas llego a la cocina, y Alex está sirviendo en los platos la ensalada.

—Por fin apareces —dice sonriendo—. Mamá por poco cree que te habías ahogado

Ignoro su comentario y me siento en el extremo opuesto a donde él está.

—Se me fue el tiempo sin darme cuenta —musito jugando con los cubiertos.

—¿Pensando en tu novio? —pregunta haciendo que lo mire.

Su rostro no muestra ninguna emoción, manteniéndose concentrado en servir la ensalada.

—Cállate —lo riñe Elena—. No le hagas caso Amanda, hoy se levantó con él pie izquierdo

—Claro que no —gruñe Alex dejando el tazón de la ensalada sobre la mesa con un poco más de fuerza de la necesaria—. Cuenta nos como estuvo tu día hoy, Amanda

Mi ceño se frunce. ¿Por qué él querría saber eso?

—Como cualquier otro día al lado de Chelsea, Alex. Plagado de trabajo

—¿Nada interesante que contar? —continúa él— ¿Como el hecho de que tu novio trabaja contigo?

Mi boca cae abierta.

—¿Cómo sabes tú eso? —pregunto confundida.

—Hora de cenar y de bendecir la mesa, no quiero nada de peleas

La voz de Elena entra por mis oídos, pero yo no puedo apartar la mirada de Alex. ¿Cómo pudo saber que Fred trabaja conmigo?

—Creo que es algo emocionante en mi opinión —dice Alex ignorando a su madre—. Poder follar en la oficina, algo nuevo para ti ¿No?

Mis manos se cierran en puños. ¿Cómo se atreve a hablarme así?

—¡Alex! —grita su madre ofendida.

—Lo que haga o deje de hacer en el trabajo no es tu asunto. Pero ahora que lo mencionas, si pasó algo interesante hoy —siseo con desprecio—. Chelsea parece estar de nuevo interesado en ti, hoy inclusive me lo dijo asegurándose de que nuestro matrimonio había terminado por completo

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