Capitulo 35.

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Alex me conduce dentro del apartamento el cual se encuentra sumido entre las sombras. Permanece así ya que Alex me guía con experiencia entre ésta hasta su habitación, donde solo enciende la pequeña lámpara sobre la mesita de noche que no llegan a iluminar del todo y eso me agrada.

—¿Un baño? —pregunta Alex mientras de despoja de su camisa.

En nuestro camino aquí desde el restaurante se quitó la chaqueta y la corbata nuevamente.

—Eso sería agradable

—Puedes buscar algo que usar en el armario mientras preparo la ducha —Alex besa mi frente antes de entrar al cuarto de baño.

Me dirijo hacia el armario y deslizo mis dedos sobre los trajes de Alex. Están impecables, como siempre. Me muevo hacia la sección de ropa informal e inhalo su varonil aroma. No pasar por ropa al departamento de Gloria tiene sus ventajas, ahora podre dormir cómodamente con una de sus camisetas. Cuando he elegido la quiero usar veo por el rabillo del ojo otras prendas que llaman mi atención, al acercarme descubro que se trata de algunas pijamas, unos cuantos camisones de seda, ropa interior y otras prendas casuales. Todas de dama.

—La tina está lista muñeca —anuncia Alex.

Le señalo una de las batas de seda.

—No estaban aquí antes

—Compré un poco de ropa para ti antes de irnos a la casa del lago para cuando te quedaras, pero viendo que solo usaste mis camisetas allá y de que tienes una camiseta mía en tu mano, no creo que las uses

Río, acercándome a él.

—Tus camisetas son más cómodas

—Pero te verías mucho más sexy con esos pequeños camisones —asegura.

—Creí que me veía más sexy desnuda —digo dándole la espalda.

Alex mueve mi cabello fuera de mi espalda y baja la cremallera de mi vestido. Sus dedos acarician la piel de mis hombros y brazos cuando retira la tela fuera de ellos y luego deja caer sus manos en mi vientre. Mueve sus manos dentro del vestido y tira de este hasta que está hecho un remolino de tela en mis pies dejándome solo en bragas ya que no estaba usando sujetador. Sus manos vuelven a mi cadera y tiran de ésta contra la suya, haciéndome sentir su erección contra mi trasero.

Dejo caer la camiseta al suelo para poder enterrar mis dedos en su cabello. Un pequeño gemido sale de mis labios cuando succiona la suave piel de mi cuello, y sé que eso dejará marca pero no me importa en absoluto. Ahora sus manos están haciendo magia con mis pechos, masajeándolos y tirando de mis pezones, y mis bragas no están siendo más que un retazo de tela empapado que estorba.

—Creo que aun te falta una pieza por quitar

Alex ríe roncamente en mi oído.

—No tengo intención de hacerte el amor... Todavía

—¿Qué? —gruño la palabra más que decirla.

—Sé que estás cansada muñeca, te vi bostezar un par de veces en el restaurante. Así que ahora tomaremos una ducha y luego nos iremos a la cama, a dormir —su cuerpo se aleja del mío.

Me doy vuelta para verlo desaparecer en el cuarto de baño con una sonrisa burlona.

Respirando con dificultad, termino de desnudarme y camino descalza hacia el baño. Alex ya está dentro de la tina, esperándome. Me meto en ella en el hueco que ha dejado entre sus piernas, gimo cuando el agua caliente cubre mi piel y un delicioso olor a jazmín invade mis fosas nasales.

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