Capitulo 23.

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—Wow —exclama Gloria son los ojos muy abiertos—. Simplemente wow

—¿Es todo lo que tienes para decir? —pregunto confundida.

Le he contado lo sucedido con Alex, lo cual es extraño para mí ya que no me gusta para nada contar mis intimidades con nadie, pero ella me inspira confianza y era casi imposible no contarle luego de que nos pillara en la puerta del departamento besándonos. Y es por eso que su simple "wow" me confunde.

—Es que, sinceramente, no sé cómo te pasan tantas cosas emocionantes en tan poco tiempo —dice ella.

—¿Emocionante?

—Exacto —asegura—. Estas con un tío ardiente, luego este resulta ser un poco loco, te despiden, vuelves con tu ex, tienen sexo caliente y todo parece volver a la normalidad

—Nada ha vuelto a la normalidad —aseguro levantándome del sillón y caminando al lavaplatos—. He vuelto a donde comencé Gloria, sin un empleo

—Pero ahora tienes a un hombre que vele por ti, creo que ni siquiera necesitas un empleo

Sacudo la cabeza.

—No voy a dejar que Alex me mantenga de nuevo, no quiero volver a terminar destrozada y sin un lugar a donde ir. Hicimos el amor ¿y qué? En cualquier momento podría darse cuenta que solo tenía un montón de emociones encontradas por lo sucedido con su madre y vendrá diciéndome que acostarse conmigo fue un error

Esto había estado persiguiéndome el resto del día y era por eso que había insistido en que su madre no se diera cuenta que algo ocurría entre nosotros y guarde mis distancias en el hospital hasta que le dieron el alta esa misma tarde.

—No creo que eso suceda. Por la manera en que te besaba cuando llegue, ese hombre no te dejará ir jamás

Río sin poder evitarlo.

—A veces tienes unas cosas realmente extrañas que decir —digo volviendo al sillón.

—Pero hay algo que no me has contado y es si ese hombre es una bestia en la cama como lo imagino

De inmediato siento mis mejillas arder.

—Eso no es de tu incumbencia

—Mmm, así que si lo es —replica con los ojos entrecerrados antes de comenzar a reír.

No puedo evitar reír con ella por unos segundos, hasta que el timbre de su teléfono nos interrumpe. Ella lo observa pero decide ignorarlo, dejando que este suene y suene hasta que se detiene, pero luego comienza a sonar de nuevo y ella continua ignorándolo.

—¿Qué pasa? —pregunto—. ¿Por qué no contestas?

—Porque es Jhon y no quiero hablar con él

Mis ojos se abren enormemente.

—Wow

Ella me mira de manera burlona.

—¿Ahora eres tu quien no tiene palabras?

—Es que no entiendo lo que ocurre aquí. Pensaba que habíais terminado

—Y lo hicimos —asegura—, pero él ha comenzado a llamar desde ayer. No sé porqué, ya todo acabó entre nosotros

—¿Estás segura?

El teléfono comienza a sonar de nuevo y ella lo mira por varios segundos, probablemente debatiéndose si contestar o no.

—Te ves como si quisieras contestar

Ella toma el teléfono y lo apaga, luego me mira.

—No, no quiero. Si lo hago querrá verme, y usará la estúpida voz que conseguía hacerme abrir las piernas en el baño del café y hacerlo a riesgo de que nos descubrieran, y no estoy dispuesta a caer de nuevo en una cama junto a él, no después de que me engañase

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