Capitulo 25.

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    Tomo una bocanada de aire y la expulso suavemente.

Como en la mañana, llevo varios minutos en un taxi, insegura de ir hacia donde quiero ir o no.

El complejo de apartamentos donde vive Alex se extiende frente a mí, invitándome a entrar en sus paredes, pero mi estúpida inseguridad me impide dar un paso fuera del coche.

—¿Está usted bien señorita?

Por suerte, esta vez mi taxista es un hombre mucho más amable.

—Si, yo solo... no estoy segura de si estoy haciendo lo correcto

—¿Está por cometer un asalto? —pregunta alarmado.

Me río sin poder evitarlo.

—No yo... estoy decidiendo si es una buena idea ver a alguien después de... mucho tiempo

Nunca cuento mis intimidades (excepto por Gloria) y no es momento de empezar a hacerlo, menos a un completo desconocido.

—Si me permite un consejo, creo que debe hacerlo. Si no está segura de sus sentimientos, verlo después de un tiempo podría hacer renacer sus sentimientos que probablemente solo están un poco adormecidos. Si no ocurre nada entonces debe marcharse, pero es mejor salir de la duda que pensar en qué habría pasado

Le sonrío a través del retrovisor.

¿Quién iba a pensar que un consejo de un completo desconocido, completamente fuera de contexto, me ayudaría a calmar mis nervios?

—Gracias por el consejo y por traerme —digo, dándole el dinero y bajando del taxi.

—¿Quiere que la espere por si acaso?

Sacudo la cabeza.

—No es necesario, probablemente me quede más de lo pensado

Le regalo una última sonrisa antes de encaminarme hacia la entrada del edificio donde el guardia me saluda con una sonrisa.

—Sra. Green, que sorpresa verla por aquí de nuevo —replica él asintiendo con su cabeza.

Le sonrío sin preocuparme en enmendar su error, de otro modo le podría avisar a Alex que estoy aquí y no es lo ideal.

—Sigue siendo mi casa ¿No? —bromeo.

Él sonríe abriéndome la puerta para pasar al lobby.

—Como siempre dice su marido, Conmigo no verás llegar a otra mujer del brazo, más que a mi mujer"

Río sin que me parezca gracioso realmente. ¿Cuándo le habrá dicho Alex eso al guardia? ¿Y cómo es que éste no sabe que estamos divorciados.

Tras unos pocos saludos en el lobby a la recepcionista, voy hacia el elevador y marco el noveno piso, que es el de Alex. Cuando las puertas del elevador se abren en el piso, más rápido de lo que habría calculado, salgo y me quedo petrificada en el pasillo. Dudo de nuevo y medito unos instantes si regresar sería una buena idea, pero tras sacudir la cabeza, renuevo mi marcha hacia el apartamento 901.

Ya he tomado mi decisión, y no puedo ni quiero cambiarla.

Debo esperar unos minutos antes de escuchar pasos dentro del apartamento luego de haber tocado. Cuando la puerta se abre un Alex en pantalones deportivos, descalzo, bañado en sudor y claramente sorprendido me devuelve la mirada.

—¿Llego en un mal momento? —pregunto suavemente.

Él abre los labios pero tras meditarlo unos momentos, sacude la cabeza y me deja pasar al interior.

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