Capitulo 29.

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•Narra Esmeralda•

Estoy muy asustada. Mi familia y yo estamos en peligro por mi culpa.
No pensé que yendo a la subasta un loco se iba a obsesionar conmigo hasta el punto de querer secuestrarme.

Mi vida se ha convertido en una rutina; de la casa a la joyería y de la joyería a la casa.
A las chicas ya no puedo verlas me da miedo que el tal Simon se meta con ellas, tampoco les conté lo que sucede para no preocuparlas. Gracias a Dios Sofi no recuerda nada de lo sucedido aquella noche. 

Estoy tan aburrida.
De estar todo el día en la calle de un lado a otro y pasar las tardes en la playa ahora estoy encerrada.
El fin de semana pasado salí con Lucas un rato a comer por ahí y le conté que me iba de viaje, no se por cuanto tiempo, y que por eso no podría venir a verlo. Era lo mejor, le mentí para no contarle lo que esta pasando y se asuste, y como dijo papá es mejor por la seguridad de Lucas que no lo vuelva a visitar, por si acaso el loco que me quiere secuestrar vea que estoy apegada a un niño y luego quiera hacerle daño.

Son las cinco de la tarde y estoy muy hastiada de tanto encierro. Tengo ganas de ir a la playa y observar el atardecer. Salir implica tener dos carros mas a mi alrededor, y salir a caminar es tener seis gorilas merodeando.

Esta vez no me importa, quiero, necesito ir a la playa.

Estoy en el jardín, caminando de un lado a otro para que pase el tiempo, la inspiración se ha ido desde el día que me enteré de que un desquiciado me quiere secuestrar. Así que tengo días sin dibujar. Los chicos no se donde estan, seguramente haciendo algo relacionado con la mafia.

Decidida, entro a casa y voy donde papá. Toco la puerta y paso.

-papi- él y tio Kevin que todavía no se ha ido a la finca por el asunto de Simon, están sentados en el mueble fumando y tomando de sus pequeños vasos.

-dime hija- me acerco a ellos.

-papito se que tengo toque de queda, y tengo que salir con los gorilas, y tengo que tener cuidado y no salir mucho de casa...- menciono fastidiada.

-pero papi en serio estoy muy aburrida. Necesito salir un rato. Déjame ir a ver el atardecer en la playa y juro que antes de ocho estoy aquí. Por favor- imploro con mi mejor carita para convencerlo.

Él mira a su hermano y luego a mi, lo considera por un rato y al final suspira.

-solo si van los chicos de seguridad contigo-

-esta bien papi, que vayan los gorilas, pero que se alejen un poquito, no me dejan respirar- digo emocionada porque por fin después de tantos días iré a la playa.

-esta bien hija. Les diré. Llega temprano- doy un beso a cada uno y salgo contenta.

Me subo a mi carro, me quito los zapatos altos que llevo hoy, combinan a la perfección con la blusa blanca manga larga de chifón y la falda que llevo puesta. Mis accesorios son de mi ultima colección en esmeraldas.

Manejo tranquilamente hasta llegar a la playa. Los carros que me siguen no se pierden ni por un segundo; apenas llego me bajo y solo llevo conmigo la llave del auto.

Los chicos caminan a cierta distancia de mi, si alguien los ve no se darían cuenta que me siguen o que son guardaespaldas porque saben disimular muy bien.

Camino lentamente por un buen rato, sumida entre mis pensamientos, entierro mis pies en la arena y luego los vuelvo a sacar para seguir caminando con la cabeza gacha mirando mis pies jugar con la arena. Mi cabello se mueve con el viento haciéndolo revolver en mi cara, es una tarde fresca.

Por mi mente pasa todo lo que me ha ocurrido desde hace ya tres años.
Como conocí a Lucas, luego a Allan, los tres nos hicimos buenos amigos, enterarme de que los hombres de mi vida siempre han sido mafiosos, luego la enfermedad de Blanca, Allan confesando su amor por mi, nuestro noviazgo rápido pero feliz y sin problemas, nuestro primer beso, la triste muerte de Blanca, llego el día que Allan conoció a mi familia y casi se matan.

Ojos Esmeralda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora