Pasa una mano por el cabello y suspira profundo. Me mira y por fin se digna a hablar.-mi amor... mi ángel, tu sabes que yo no tengo un trabajo limpio, tengo enemigos por todos lados..- lo interrumpo porque un pensamiento absurdo pero que puede ser cierto llega a mi cabeza.
-fueron mis hermanos o mi papá? Dime la verdad Allan. Se muy bien que ustedes son enemigos- digo con horror, no se si quiero escuchar la respuesta, cierro los ojos con fuerza para escuchar lo que viene a continuación.
-no mi ángel, no son ellos- suelto el aire que habia retenido en mis pulmones.
Siento a Allan muy cerca de mi, abro los ojos y lo encuentro a unos centímetros. Toma mi cara entre sus manos y me hace mirarlo a los ojos.
-no te voy a decir que dejamos de ser enemigos, pero nos estamos ayudando mutuamente. No puedo hacerles daño porque eso te afectaría a ti y eso es lo que menos quiero, que tu sufras. Y ellos saben que no pueden hacerme nada porque entre tu y yo "hubo" una relación- cuando pronuncia el "hubo" lo dice con ironía.
-entonces quién fue? Por qué te dispararon Allan? Qué querían?- susurro.
-es un tipo, que esta enojado porque no deje que hiciera un negocio que ya estaba a punto de hacer. No me iban a matar solo querían asustarme; pero no lo lograron. No pasa nada mi ángel, no pueden matarme así de fácil- me suelto del agarre de Allan y tomo asiento en el cómodo mueble.
-esto no me gusta. No me gusta lo que tu haces, lo que Joel y Eduardo hacen, ni lo que mi papá hace. No me gusta esto para nada. Todo es peligro, enemigos y quien sabe que otras cosas peores- digo con rabia.
Allan se sienta a mi lado, me abraza y yo entierro mi cara en su pecho e inmediatamente las lagrimas de rabia e impotencia empiezan a salir.
-lo siento mi ángel; perdónanos. No sabíamos que tu ibas a llegar a nuestras vidas para hacernos feliz. Si lo hubiésemos sabido créeme que no estuviéramos metidos en esto-
-todo esto me asusta AL, me da miedo que les llegue a pasar algo-
Los brazos de Allan me aprietan mas y se lo agradezco ya que me hacen sentir segura.
-sshh tranquila mi ángel. Nosotros te protegemos y aunque no lo creas entre nosotros tambien nos protegemos- acaricia mi cabeza con una de sus manos y la otra mi espalda. Me acomoda fácilmente en su regazo como si yo no pesara nada.
-desde la noche que me entere lo que en realidad hacían los hombres de vida fue muy duro para mi. Siempre critique a ese tipo de personas, y justo las personas que me rodean son mafiosos. Dure días sin hablarles pero luego lo que sucedió con la señora Blanca me hizo pensar y recapacitar- hablo con la voz ronca.
-Llegue a querer irme lejos y no decirles a donde iba porque no quería estar con ellos, pero.. cómo me iba a sentir al saber que mis hermanos y mi papá no duermen tranquilos porque no saben donde estoy? O peor aun, que uno de ellos se enferme y yo no este a su lado? Y lo peor de lo peor, que si a alguno no lo volviera a ver porque lo han matado sin yo volver a decirle que le quiero?- sigo contándole mis miedos.
-Les perdone, lo asimile, y se que tengo que aprender a vivir con ello, no te miento para mi es muy difícil, saber que les pueda llegar a pasar algo me vuelve loca. Lo mismo pasa contigo, cuando me contaste que eres mafioso dude un poco de ti, no sabía si era seguro estar contigo y si Lucas y yo corríamos peligro; pero que mas daba, un mafioso mas a mi vida, que podría pasar? Decidí arriesgarme y mira donde estoy, abrazada por el hombre mas temido y peligroso del país... No sabia si podía contarte lo que son los hombres de mi vida, decidí que después de que los conocieras y vieras que son buenas personas te contaría. Pero ya viste que paso. No me gustan las armas, las drogas, el peligro, los secuestros, los asesinatos, le huyo a la violencia por eso no pregunto ni quiero saber que hacen porque se que a parte de dolerme no querré volver a estar con ustedes- me sincero.
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Ojos Esmeralda.
ActionEsmeralda Parker, 20 años. Los hombres de su vida: sus dos hermanos y papá. Consentida pero no malcriada. Lleva una vida tranquila, le encanta contemplar el mar. Su vida cambiará una tarde al llegar a casa, se entera de que los hombres de su famili...