Vamos en el carro de Allan, su mano entrelazada con la mía.-me gusta tu vestido-
-en serio? Lo compre hoy- me felicito internamente por haber escogido este vestido.
-aunque no deberías habértelo puesto. Hoy hace mucho frío- me regaña.
-el abrigo me cubre- llegamos a una calle donde la gente no duerme.
Todos los locales están abiertos y varios jóvenes andan por allí, caminando, comiendo, bebiendo, sentados hablando o besándose.
-aquí AL!- señalo una cafetería donde hacen el mejor chocolate caliente del mundo.
Aparca a un lado y bajamos juntos del auto. Camina hasta mi y me abraza de lado. Entramos y pedimos dos chocolates calientes y dos croisant.
-me da gusto verte comer. Lo haces con un gusto que a cualquiera le provocaría comer lo mismo que tu- lo miro y le guiño un ojo.
-caminemos- propongo después de haber terminado mi croisant.
Me levanto y jalo de la mano a Allan. Salimos del local con los chocolates calientes en las manos. Caminamos uno al lado del otro, rozando nuestros cuerpos de vez en cuando.
-no te cansaras con esos zapatos?-
-no. Son cómodos- digo alzando mis hombros.
-sabes?- pregunta, tomándome de la mano para mantenerme a su lado. Tomo un sorbo de mi bebida.
-que?-
-no se si sea loco, pero últimamente estoy sintiendo celos del oso- me detengo parándome frente a él.
-estas celoso de AL osito?- digo burlándome de él.
Frunce el ceño y hace una mueca con sus labios, sin pensarlo dejo un beso en estos y él sonríe con suficiencia.
-pasa mas tiempo contigo, lo abrazas a él y duermes con él. Cuando será mi turno?- se queja.
-ya vendrá el tiempo en el que estemos juntos y te vas a aburrir de estar tanto tiempo conmigo-
-no es cierto. Jamas me aburriría de ti- su brazo pasa por mi cintura y su mano se posa en mi espalda haciendo presión para que me acerque a su cuerpo.
-contigo nunca se que esperar, siempre sales con un cuento diferente y me sorprendes- sus labios se acercan a los mios, y cuando nos unimos el sabor del chocolate hace que el beso sea muy dulce, y mas cuando su sonrisa aparece.
Me alejo de él y sigo caminando dejándolo atrás.
-algunas vez has jugado Rayuela?- pregunto divertida.
Boto mi vaso vacío en una caneca que esta a un lado.
-que es eso?- pregunta confundido.
-te enseñare. Solo déjame buscar algo..- miro por al rededor para ver si encuentro algo con lo que poder hacer la rayuela.
-ya vengo- corro hacia un señor que esta asando carne en un carrito a un lado de la calle.
-señor disculpe. Me puede regalar un trocito de carbón?- el viejito me mira y luego sonríe.
-aquí tiene niña- le sonrío de vuelta y tomo el trozo de carbón.
-gracias- doy la vuelta y regreso a donde esta Allan parado en la acera mirando atónito hacia mi.
Llego a su lado y miro hacia la calle que sigue a la de donde estamos.
-ahora, busquemos un lugar donde podamos jugar y la gente no se extrañe de ver al peligroso y serio señor Axel jugando a la rayuela- hablo dandole énfasis a sus características principales para molestarlo, sonrío mientras lo jalo de la mano y camino por un callejón donde no hay absolutamente nadie.
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Ojos Esmeralda.
AçãoEsmeralda Parker, 20 años. Los hombres de su vida: sus dos hermanos y papá. Consentida pero no malcriada. Lleva una vida tranquila, le encanta contemplar el mar. Su vida cambiará una tarde al llegar a casa, se entera de que los hombres de su famili...