•Narra Allan•Estoy en mi apartamento en el centro de la ciudad en uno de los mas altos edificios. Tengo a cinco hombres con la mejor experiencia en tecnología sentados enfrente de aparatos de rastreo y localización de ultima generación.
-bien, estén preparados- les aviso.
Tomo mi celular y por tercera vez intento la llamada al numero de Simon, primer tono, segundo tono y al tercer tono contesta.
-que quieres Allan Axel? Por que tanta insistencia? Habla rápido que no tengo mucho tiempo- le hago señas a los hombres para que se apuren.
-tengo algo que te interesa- digo con tranquilidad.
-que? Habla-
-tengo "Las Alas de Esmeralda"-
-no te creo-
-pues de malas hombre. Tu eres el que pierde. Si no las quieres entonces adios- no le doy importancia y se que eso le hará dudar y aceptara seguir hablando conmigo.
-NO! Espera. Como puedo estar seguro de que no es una mala jugada por tu parte?-
-para que te haría una mala jugada? te advertí que si te metías en mis asuntos me las ibas a pagar, te has metido en mis asuntos? Tu decides. El tiempo corre y tengo otros interesados-
-bien. Dime donde estas para ir a por ellas. Te daré lo que quieras- el plan va marchando a la perfección.
-dime tu el lugar para que estés mas tranquilo-
-te estaré esperando en la playa, cuando llegues me avisas y yo te busco después de asegurarme que estas solo- el muy idiota no sabe de mi casa en la playa, y que esta vigilada las 24 horas, ni de otras.
-esta bien. Como quieras- digo despreocupado.
-Axel, y a la Esmeralda mayor no la tendrás? Si no estoy mal estaba en tu casa a la afueras de la ciudad. Ya la probaste? Es buena?- imbécil, maldito, desgraciado.
-te la daré dependiendo de lo que me des por "Las Alas". Si conseguí una esmeralda puedo conseguir otra. Ambas están bajo mi poder-
-esta bien. Te creo. Nos vemos dentro de quince minutos-** dicho esto cuelga.
-ya lo rastrearon?-
-si señor. Está dentro de la ciudad, muy cerca del cementerio-
-bien, igual ya conseguí lo que quiero. Díganle a los hombres que estén pendientes y me avisen cuando Simon llegue a la playa. Que despejen el lugar, no quiero a nadie inocente por ahí- ordeno.
-si señor-
Los hombres se ponen a trabajar en seguida.
Me paro frente de la ventana, un cigarrillo en mi mano derecha y un vaso de whisky en la izquierda.
De mi mente no se va la imagen de mi ángel desnuda en mi cama mientras disfrutaba de mis caricias anoche.Valió la pena tantos años de espera. Como me vuelve loco, estoy perdido por esa mujer. No creo ser capaz de poder estar con otra mujer, ni una me parecería suficiente, se muy bien que ahora que estuve dentro de ella, no querré volver a estar en otra.
Como la extraño, quisiera volver a repetir lo de anoche pero tengo que ser paciente y darle su tiempo; o esperar a que ella lo pida. Se que no podré aguantar tanto, pero todo sea porque se sienta cómoda y tranquila.
-señor, el alemán acaba de llegar a la playa, me dicen que esta revisando el lugar y se ha escondido en la terraza de su casa. Cree que nadie vive allí, se subio, la reviso por fuera, intento entrar pero como todo está cerrado no pudo. Los hombres lo han dejado hacer mientras usted llega-
-gracias- me tomo de un solo trago el liquido que sobra en el vaso y salgo del apartamento para manejar hasta la playa.
Llego, salgo de mi carro y me apoyo en éste despreocupadamente. Prendo un cigarrillo y llamo al idiota del alemán que sigue escondido en la terraza de mi casa.
**-ya llegaste?-
-si ya estoy aquí, tu donde estas?-
-ya me vas a ver-**
Lo veo saltar por la terraza de mi casa, simulo no verlo. Camina hacia mi con cuidado y mirando a todos lados.
Cuando está lo suficientemente cerca por fin se digna en hablar.
-Axel- me llama y volteo para verlo.
-Simon, hasta que apareces. Pensé que no estabas aquí-
-donde esta lo que me traes?- sus nervios se notan por mas que intente sonar amenazador.
-está en el baúl- digo mientras boto el humo por la boca y tiro el cigarro a la arena para aplastarlo con mi pie, igual como haré con esta escoria.
-y que esperas para mostrármelo? Vamos, rápido no tengo todo el tiempo del mundo- alzo una ceja y lo miro fijamente, y como es de esperar quita su mirada, ya lo he intimidado.
Camino hacia la parte de atrás del carro.-vas a venir a ver o te vas a quedar ahí parado?- sigue mirando a todos lados como si estuviese esperando a que alguien lo ataque.
Me mira por un rato y se acerca. Cuando está a mi lado abro el pequeño baúl del carro.
-donde esta?- pregunta, está sudando del miedo que le provoco.
-en ese maletín- le señalo un maletín que lo único que tiene es ropa mía.
Simon inclina la mitad de su cuerpo al carro y yo aprovecho para actuar. Un buen golpe en la nuca y cae. Esto es tan fácil.
Cae a la arena inmediatamente.
En menos de un minuto dos de mis hombres están a mi lado.-que hacemos señor?-
-drogarlo, y mételo al carro. Están seguros que no hay nadie por aquí?-
-si señor, muy seguros. Por aquí no hay nadie- suben al alemán al asiento del copiloto, lo amarran de manos y pies.
-muy bien. Estén pendientes. Sigan con lo suyo- subo al carro y mientras manejo llamo a Jace.
**-Allan, que hay de ti? Dónde andas?-
-tu dónde estas?-
-en casa de los Parker, estamos revisando los vídeos de seguridad de las cámaras que hay por la ciudad-
-y eso para que?-
-cómo que para qué? Para ver si encontramos a Simon- me echo a reír por lo absurdo de la idea de los Parker.
-que te pasa? Por que te ríes?- dejo de reír y me pongo serio.
-Jace, amigo. Los veo dentro de veinte minutos en la bodega que te indique-
-ya lo tienes? Así de rápido?-
-deja de hacer preguntas y vayan rápido. Si no llegan a tiempo entonces disfrutare yo solo de este saco de basura-
-bien, ya salimos-**
Que estará haciendo mi ángel? Debe estar dando una buena caminata por la playa.
Ahora no puedo pensar en ella; necesito estar concentrado en la tortura de este idiota a mi lado y si sigo pensando en mi ángel me ablandare. No puedo permitirlo.
Prendo la radio para distraerme mientras manejo. Pero de mi cabeza no sale la gran noche que viví ayer.
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Ojos Esmeralda.
AçãoEsmeralda Parker, 20 años. Los hombres de su vida: sus dos hermanos y papá. Consentida pero no malcriada. Lleva una vida tranquila, le encanta contemplar el mar. Su vida cambiará una tarde al llegar a casa, se entera de que los hombres de su famili...