Capitulo 98.

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•Narra Allan•

-vamos a casa mi ángel..-

-no AL.. Ya quedan pocos días y luego viviremos juntos-

-por favor- insisto.
Ella da la vuelta y deja sus manos en mi cuello, su tacto es tan suave.

-AL, por favor. Solo son tres días, no pasará nada si no dormimos juntos estos días. Como buen novio tienes que esperar- mis brazos rodean su pequeña cintura.

-esta bien... Pero tienes que regalarme muchos besos- sonríe y se para en la punta de sus pies para alcanzarme; mis brazos aprietan su cintura y la cargo subiéndola al capó de mi Bugatti, chilla por la sorpresa pero la callo con mis labios.

La beso tanto, hasta donde nuestras respiraciones nos lo permiten.

-te amo AL- sonrío, esta mujer me podría pedir el cielo y yo haría hasta lo imposible para bajárselo.

-me encanta cuando me dices eso. Me vuelves loco- dejo un beso mas en sus labios, luego nariz y frente.

-es mejor que me vaya ahora porque entonces no me dejaras ir- me empuja para que me quite y ella pueda bajar, no me aparto y la tomo de la cintura para bajarla al suelo. Es tan liviana.

-esa falda te hace ver un trasero muy hermoso- sus mejillas no demoran en tomar ese color rojizo que tanto me encanta ver en ella y sonrío con suficiencia. Amo hacerla sonrojar.

-basta Allan!- me regaña y abre la puerta de su carro.

Me río aun mas cuando intenta ocultarse con su cabello; la veo quitarse sus zapatos negros altos. Ella simplemente es hermosa, no solo su físico, sino su personalidad.

-nos vemos AL- me lanza un beso en el aire.

Le guiño un ojo y la veo alejarse, sale de la arena y se adentra a la calle asfaltada. Suspiro profundo, y miro el inmenso mar, cuando estoy con mi ángel todo se me olvida, las cosas importantes pasan a segundo plano y solo importa ella y no quiero que el tiempo se detenga porque a su lado soy otro hombre.

Un hombre que experimenta paz, que se siente amado a pesar de sus defectos, y que sabe que esa mujer la cual afortunadamente se ha enamorado de él, no lo va a abandonar y dejar solo por el resto de su vida.

El aparato que esta dentro del bolsillo de mi saco de vestir empieza a vibrar, y se que mi momento de paz ha terminado. Contesto aburrido.

*-Jace-

-Allan, ya los chicos aparecieron-

-ya voy para allá-*

Subo a mi auto y manejo hasta una de las bodegas. Quince minutos me toma llegar hasta el lugar.

Detengo mi auto y bajo, prendo un cigarrillo, hoy no creo que vuelva a ver a mi ángel, así que no me preocupo en que el olor a cigarro quede impregnado en mi.
Varios hombres de seguridad se encuentran haciendo vigilancia, camino hasta la puerta y me adentro.

-son unos idiotas, como se les ocurre hacer eso?- escucho el regaño de Jace.

Cuando varios hombres se dan cuenta de mi presencia, bajan la mirada. Jace me ve y guiña un ojo, los siete hombres a los cuales he estado buscando por tres días, palidecen en el momento que me ven y desvían la mirada de mi rostro.

Me gusta causar miedo en las personas, me hace sentir con poder. "Bien que se te va todo ese poder cuando esa mujer de ojos esmeralda esta frente a ti" se burla una vocecita dentro de mi cabeza.

Empiezo a caminar por el lugar mientras termino mi cigarrillo. Todo es silencio y solo se escuchan las respiraciones de los siete hombres que estaban desaparecidos. Poco a poco logro que se paren uno al lado del otro sin necesidad de dar una orden, simplemente intimidando los.

Ojos Esmeralda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora