Capitulo 62.

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-en que piensas?- Allan me saca de mis pensamientos, acaricia mis brazos, luego pasa a mi cara y mi cabello.

Sonrío y dejo un corto beso en sus labios.

-en que si voy a pasar la noche aquí...- lo miro y se que no siento vergüenza al momento de decirle lo que necesito, hemos pasado por tantas situaciones vergonzosas juntos que esto ya no tiene importancia.

-aja..- por su mirada ya se que es lo que pasa por su mente, pero esta equivocado si cree que le voy a pedir eso que cree.

-...tienes que ir a comprarme toallitas higienicas- frunce el ceño, pero al segundo su gesto cambia y sonríe entendiendo lo que le pido.

-quieres ir conmigo a comprarlas?- pregunta esperanzado pero decido hacerlo pasar un momento incomodo y niego con la cabeza.
Me mira acusadora mente.

-vamos mi ángel. Acompáñame, que ridículo me voy a ver en una farmacia pidiendo toallas higiénicas-

-no tengo ganas de salir AL..- me levanto de encima suyo y acomodo la falda de mi vestido ya de pie.

-a parte he dejado mis zapatos en el carro. No iré por ahí descalza- Allan se levanta del suelo y se acerca a mi lentamente.

-eso no es excusa. En el armario del vestier tienes una colección de zapatos, puedes ponerte el que quieras- ahí caigo en cuenta y recuerdo el día que me dijo que en todas sus casas ya hay ropa nueva y limpia para mi.

-AL.. Es que no tengo ganas de salir. Por favor.. Yo se que puedes ir solito. Vamos. Hazlo por mi- pongo mi mejor sonrisa y le doy varios besos cortos en los labios mientras lo agarro por el cuello.

Él se resiste a mis besos pero luego me toma de la cara y me besa apasionadamente y se que ya lo he convencido.
Esa sonrisa que le sale entre el beso me vuelve loca. Abro los ojos y le miro mientras sonrió como boba.

-tienes un poder extraordinario de convencimiento que me aterra. Cuando Allan Axel iba a ir a una farmacia a comprar toallas higiénicas?- le suelto de mi agarre y el deja caer sus brazos a cada lado de su cuerpo.

-siempre hay una primera vez para todo- digo con toda la inocencia que puedo poner en mis palabras.

El rueda los ojos y murmura un
"ya vuelvo" mientras pasa a mi lado y camina hacia la puerta de la habitación; cuando ha salido enseguida le llamo.

-AL!- en seguida aparece su cabeza por el marco de la puerta.

-con alitas por favor- muerdo mis labios para no reír por su cara de confusión, entrelazo mis manos y miro hacia el suelo.

-y eso que quiere decir?- pregunta confundido.
Suspiro profundo para contener la risa.

-tu solo asegúrate que el paquete sea rosado con flores blancas y diga "con alitas"-

-esto es increíble. Todo sea por ti- frustrado vuelve a salir de la habitación y recuerdo que no le dije algo importante.

-AL!- grito y regresa a asomar su cabeza por la puerta.

-y ahora que?- pregunta irritado.

-te amo AL- sonrío y le lanzo un beso en el aire.

-créeme que si yo no te amara, no estuviese haciendo esto. Solo por ti puedo pasar por cualquier situación vergonzosa- le guiño un ojo y por fin le dejo ir sin molestarlo mas.

Aprovecho el tiempo que se toma mi hombre en ir a comprar lo que le pedí y cambio mi ropa por un suéter de él.

Entro al baño y encuentro en el mesón de este el frasquito de agua con el que me desmaquillo y limpio mi cara.
Tomo una bolita de algodón y lo paso por mi cara hasta que ésta queda totalmente limpia.

Cepillo mis dientes y luego salgo del baño. Efectivamente el vestier tiene, no solo una colección de zapatos, sino de ropa y joyas. Allan es un exagerado.

Regreso al cuarto y tomo una almohada de la cama para tirarla al piso y acomodarme de forma que veo el mar a través de la pared de vidrio.

Me encanta los gustos de Allan para escoger sus casas. A las que he ido tienen paredes de vidrio y me encanta porque puedo ver desde la cama los bellos paisajes que hay alrededor de la casa. Como será la casa en la luna que dice tener?

Estoy mas calmada que hace una hora. Se que Eduardo no quiso decirme esas cosas en ese tono de reproche y culpable pero tambien se que de una u otra forma quiso hacerme ver la realidad de la situación.

Y en parte se lo agradezco porque me ha echo pensar y recapacitar sobre todo lo que ha venido sucediendo y poner en orden mis sentimientos y pensamientos.

-en que piensas tanto?- Allan ha llegado y no me di cuenta en que momento por andar sumergida en mis pensamientos.

-pienso en como es la casa que tienes en la luna. Creo que de todas las casas que he ido, ésta es la que mas me gusta. No estoy lejos del mar ni de la luna. Puedo disfrutar de ambos- mi hombre se acomoda a mi lado y me pasa una bolsita negra.

-espero que sean estas. La señora me miraba extrañada cuando estuve pagando. Menos mal y no había nadie. Por la hora que es, pocas personas van a la farmacia- reviso el contenido de la bolsa y sonrio.

-si, son estas. Gracias AL- dejo un beso en su mejilla.

Vuelvo a acomodar mi cabeza en la almohada y Allan apoya la de él en mi vientre, acaricio su cabello con mis dedos.
Pasamos un rato en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos.
Me gusta cuando pasa porque se siente una tranquilidad y una paz entre nosotros.

El silencio no es incomodo y casi ni lo sentimos porque aunque no lo digamos estamos pensando uno en el otro.

-es una sorpresa. Todavía esta en construcción, no puedes verla aun- dice después de un rato.

-y cuando podré verla?-

-te dije que cuando nos casemos la conocerás-

-todavía tengo que esperar?-

-claro. Tienes que esperar que tu padre me deje de lanzar indirectas, ponerme tantas pruebas que se le ocurra y luego amenazarme para terminar su turno y empezar el de Joel y Eduardo- me ruborizo al pensar en todo lo que tendrá que pasar mi pobre hombre por las locuras que se les ocurre a los hombres de mi vida y que me avergüenzan.

-lo siento AL.. Ellos son tan sobreprotectores. Solo hay que tenerles un poco de paciencia- les defiendo.

-créeme que les he tenido paciencia. Sobre todo al idiota de Eduardo.
Hoy tuve que contar hasta mas de un millón para no matarlo después de haberte hablado como lo hizo-

-tranquilo. Conozco a Eduardo y se que no lo hizo con la intención de hacerme sentir mal, sino para darme cuenta de lo que en realidad pasa y yo no quiero ver- pasamos otro rato en silencio.

El piso esta un poco frío y se muy bien que si sigo aquí me hará daño y me atacará un cólico que hará que me baje la presión por haber agarrado frío.

-vamos a la cama- propongo.

Se levanta y me ayuda a hacerlo a mi tambien. Mientras destapo la cama, mi hombre entra al baño a ducharse y ponerse un pantalón de algodón para poder dormir.

Sale del baño y viene a acostarse a mi lado, enreda nuestras piernas, pasa su brazo derecho por mi cintura y mete su cabeza en mi cuello.

-descansa mi ángel. Te amo- saca la cabeza de su escondite para darme un beso tierno de buenas noches y vuelve a esconder su cabeza en su lugar favorito del mundo como una vez lo dijo.

-buenas noches AL. Te amo- no demoro en cerrar mis ojos y sumergirme en un sueño profundo.

Mis ojos arden un poco por haber llorado tanto, mi mente esta cansada de tanto darle vueltas a todos esos pensamientos que estuvieron toda la tarde y parte de la noche torturándome.

La respiración que choca contra mi cuello es lenta y tranquila, el dueño de ésta ha quedado dormido y aun así su agarre en mi cintura se mantiene firme.

Y con la seguridad que me transmite el cuerpo que abraza al mio, me dejo llevar al mundo de la inconsciencia y así poder olvidar por unas horas todo lo sucedido.

Ojos Esmeralda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora