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De sus narices seguía brotando sangre mientras que en sus miradas había rabia pura. Yo les había estropeado el plan.

Luego de unos minutos decidí quitarme el cuchillo lentamente pero dolía tanto, que termine tardando más de lo que había imaginado.

Me levanté cuidadosamente y me apoyándome en el árbol, esquive los cuerpos inertes de los brujos y seguí caminando.

Sabía que tenía poco tiempo, sabía que si no me apuraba los lobos iban a morir y no lo podía permitir.

Metí mis manos a la herida y comencé a volcar gotas de sangre por todo el lugar en donde estaba los lobos en el suelo.

Escuchaba las voces de todos ellos proclamando, pidiendo por sus vidas. Escuchaba a Duster que me llamaba mientras que me gritaba que era una mentirosa y que lo único que estaba haciendo era dejarlos morir.

Podía escuchar a Allen pero no me paré a hablar con ningunos.

Una vez que termine de esparcir mi sangre por el lugar me sentía un poco débil. Tome las fuerzas que tenía intentando duplicarlas y comencé a susurrar en hebreo.

- Una noche de luna llena... esta noche de luna llena quiero comunicarme con aquellos del más allá que han sido los propietarios de haberme adjudicado tal poder, tal poder que en este momento renuncio a ellos, renuncio para que la voluntad de mis enemigos no se cumpla y estos seres sobre naturales mueran de forma natural y no envenenados. Renuncio a todo mí poder en este mismo momento.

Después de un minuto comencé a sentir como la sangre de mi cuerpo comenzaba a circular de manera más lenta, comencé a sentir cómo perdía el poder, como me sentía cada vez más débil.

Cada segundo que pasaba dejaba de ser una bruja...

Las piernas me fallaron y caí rendida golpeándome en la cabeza. Ya estaba sintiendo dolor por lo tanto no sentí nada al golpearme.

Me estaba dando sueño, mucho sueño. Los parpados me pesaban tanto que se cerraban solos, mientras yo luchaba por mantenerme un segundo más despierta.

Seguí escuchando los gritos de los lobos, sus gruñidos y por ultimo escuche a Allen.

-Estoy empezando a moverme. Intenten mover primero los dedos de las manos y luego de a poco. Ether, resiste un poco más.

Ahora que sabía que podían empezar a moverse sentí tranquilidad y me deje llevar por el sueño.

-

Desperté con un enorme dolor de cabeza, me sentía débil y la herida del estómago me punzaba. Abrí los ojos y me encontré con unos ojos fríos mirándome.

Sentí un escalofrió recorrer toda mi columna, dos veces he visto esa mirada... antes no le tenía miedo, pero ahora estando esposada y precisamente en el sótano de Marcus, sí... tengo miedo de Duster.

-Vaya hasta que te dignas a despertar – dice de manera fría – ahora vamos – me toma del brazo e intenta levantarme.

Siento una punzada de dolor y me retuerzo en el piso, ni siquiera me han revisado ni curado la herida.

Volvió a tomarme con más fuerza y me obligo a caminar. Salimos del sótano y fuimos a la sala donde estaba llena de lobos, también estaban mis padres y hasta Jules.

No me había dado cuenta de cuento la extrañaba hasta que nuestras miradas se cruzaron. Mire sus labios y me estaba diciendo algo "todo va a estar bien" me dio una sonrisa tranquilizadora y seguí caminando.

Me sentaron en una silla y en frente de todos estaba Marcus con mi padre a su derecha y otro hombre canoso a su izquierda.

-Bueno, como todos saben estamos aquí por un juicio. Un juicio contra la señorita Ether Malwell. Los cargos de la acusada son traición y conspiración. Ella había tratado con el enemigo, ella sabía sus planes y aun así oculto lo que sabía y nos mintió. Sin embargo llevamos este juicio porque ella también fue la responsable de haber salvado nuestras vidas, dejando de ser aquello que el enemigo le había otorgado... dejando de ser una bruja.

Marcus seguía hablando y no escuche nada más, mire a papá y estaba triste. Quise levantarme e ir a abrazarlo pero no podía.

-Por eso manada deliberaremos qué haremos con la chica. Ahora acompáñenme a un lugar privado.

Aproximadamente veinte hombres se pusieron de pie y caminaron detrás de Marcus, excepto mi padre. Él vino hasta donde estaba y me abrazó, luego llegó mi madre y luego Jules.

-Todo va a estar bien mi pequeña, todo va a estar bien – mamá besa mi frente y sigue llorando.

-Si todo va a estar bien ¿Por qué lloras entonces? – la miré y lloro más fuerte.

Sabía que no todo estaba bien, ellos nunca perdonaban la traición. Había dos opciones, me desterraban o simplemente me mataban.

Si llegaban a desterrarme con la herida sin desinfectar voy a morir de todos modos por una infección.


No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora