La noche había sido mucho mejor de lo que esperaba. Una vez que ya estábamos en el bosque armamos una pequeña fogata que terminó convirtiéndose en una grande y acogedora para nuestro gusto.
Teníamos comida que Judith nos había preparado y cenamos los tres juntos alrededor de la fogata.
En todo el tiempo que tuvimos no tuvimos ningún momento incómodo para ninguno, al contrario. Duster con Lean se reían como si fueran amigos de verdad.
Hasta llegué a preguntarme si de verdad una vez ellos se habían llevado mal, tanto que pensé que Lean lo odiaba. Pero definitivamente lo que tenía frente a mis ojos estaba pasando.
Se sentía bien.
Ahora estoy tomando un baño para calmar un poco los nervios y sobre todo el miedo. Puede que este exagerando un poco-mucho la situación pero ¿Qué madre no lo haría?
Estuve un largo rato y prepare mi ropa y lo que iba a necesitar por un par de días. Deje todo listo y fui a despertar a Lean.
Entre a su habitación y estaba muy tiernamente dormido, mi corazón nunca se iba a cansar de estrujarse cada vez que lo veía y más así.
Tome un bolso, comencé a colocar ropa y todo los accesorios de higiene que podría necesitar.
-Lean... Lean... es hora de despertar, hoy es el día – al escuchar la última frase, abrió los ojos y pude ver emoción en ellos – Quiero que te des un baño, ya te prepares la ropa, te esperamos abajo para desayunar.
-Está bien mamá – doy media vuelta y comienzo a caminar en dirección a la muerta – y... ¿mamá?
-¿Qué?
-Gracias – camino hacia él y lo beso.
-No tienes nada que agradecer. Te amo.
Los minutos cada vez se hacían más eternos y nada del desayuno me cabía en el estómago porque estaba siendo ocupado por un enorme nudo de nervios.
-Ya está todo listo, podemos irnos – nos anuncia Duster.
Tomamos todas nuestras cosas y salimos de la casa.
Dios no me puedo sacar este maldito presentimiento que tengo.
Caminamos por bastante tiempo hasta que llegamos a otra enorme casa pero era más frívola. Nos hicieron entrar y había bastantes guardias. Pero no daban miedo, ya que nos sonreían.
Caminamos por pasillos hasta que nos detuvimos en una puerta, entramos y había dos camas.
-Bueno Lean ¿Empezamos ahora o quieres un poco de tiempo?
-Empecemos ahora.
-Está bien – mientras Duster sujetaba a Lean de las muñecas y los pies contra la cama yo dejaba los bolsos en el armario.
Me senté y comencé a mirar todo. Duster se estaba posicionando para morderlo, una vez que lo hizo el grito de Lean ocupo toda la habitación. Duster duró unos segundos y luego se alejó.
Lean comenzaba a tener pequeños temblores y sabía que el veneno ya le estaba comenzando a recorrer la sangre, lo que se sentía que te quemaba. Los temblores eran cada vez peores y me sentía desesperada al verlo y saber que no podía hacer nada.
No sé qué fue lo que me pasó en ese momento. Perdí la noción de todo y peor aún la conciencia y los pensamientos. Mis pies tenían vida propia y mi boca también.
Por una parte quería detener lo que estaba haciendo pero a la vez no, no sabía qué me estaba ocurriendo.
Camine hasta Duster y mi garganta libero 4 palabras. 4 palabras que iban a cambiar mucho más mi vida de lo que había cambiado.
Pero no podía hacer nada, no me sentía con las fuerzas para poder detenerme. Porque creo que es lo que quería hacer.
-Quiero que me muerdas – Duster me miro desconcertado y sabía qué estaba pensando si hablaba en serio y si debería hacerlo o no.
-¿De qué estás hablando Ether? ¿Estas segura? Tenes que pensarlo bien primero.
-Estoy segura, vamos.
Sentía que una parte mía peleaba por lo que estaba haciendo y me decía que razonara lo que estaba a punto de hacer pero otra parte me decía que era lo correcto.
Y al parecer la segunda parte era la que iba ganando.
Me recosté y Duster aun con dudas me amarró de manos y pies. Todo pasaba tan rápido que estaba aliviada de ello.
Cerré los ojos por unos segundos hasta que sentí un enorme dolor en mi cintura izquierda. Sentía miles de pinchazos, pinchazos que de a poco se comenzaban a expandir por todo mi cuerpo.
Mi cuerpo temblaba y aunque intentaba que parara, por minuto que pasaba. Sentía un dolor agudo que estaba en todo mi cuerpo, por todas partes. Intentaba no gritar pero me era imposible. Los gritos salían solos.
Pasó una eternidad hasta que comencé a sentir que los temblores disminuían al igual que los dolores. Ahora sentía calor, mucho calor. Tanto que sentía que me asfixiaba. Todo era fuego.
-Tranquila Ether, tenes que respirar normalmente – sentía como me ventilaba un poco Duster y se lo agradecí.
Me calme pensando solamente en por quien había hecho esto.
Lean.
El único que vale este sufrimiento, no tuve corazón para dejarlo que pasé por esto solo.
De un segundo a otro un montón de olores comenzaron a invadirme, eran tantos que no podía diferenciarlos. Y miles de sonidos que me estaban volviendo loca.
Eran tantos olores y sonidos tan altos que sentía que en cualquier momento la cabeza se me iba a explotar.
Estaba en completa agonía, la respiración me pesaba y me costaba respirar. No sé cuánto tiempo estuve así hasta que todo se fue calmando y todo estaba en calma y tranquilo.
No pensé que podía ser tan difícil.
Intente levantarme un poco y en la cama de al lado estaba Lean ¿Llorando?
Comencé a jalar para soltarme pero no había caso.
-Lean, amor ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? – pregunte totalmente angustiada.
-Estoy bien solo estoy emocionado porque ni siquiera me dejaste en este momento solo. No te importo nada y quisiste pasar lo mismo que yo, otra vez. Te amo.
Camino hasta mí y me abrazo.
-Siempre voy a pasar por lo mismo que vos. Te amo más mi pequeño.
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No quiero ser tu luna
Loup-garouEther tiene 17 años y es aventurera, extrovertida, rebelde, valiente, inquieta, con un gran corazón y amante del arco. A ella le encanta salir todas las mañanas a cazar. Cuando cumple 18 años, se ve implicada en tomar una decisión que no pensaba que...