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  – Ether, nosotras toda nuestra vida hemos sido como hermanas y haría cualquier cosa por ti. Esta noche fuiste muy valiente y en las decisiones que tomes yo estaré allí. 

La abrazo y una extraña sensación de alivio recorre mi cuerpo. Ella estaba de mi lado a pesar de las circunstancias.

  – Estoy confundida, Jules. Ni siquiera sé si he hecho lo correcto, todo ha ocurrido de repente y no he tenido tiempo de pensar todo con claridad. 

  – Te entiendo y lo que necesitamos ahora es dormir, la casa está siendo vigilada y nadie nos molestará. Por la mañana todo estará mejor... 

Asiento en aceptación a sus palabras y ambas nos cambiamos de ropa. Por un lado mi cuerpo pedía a gritos un poco de descanso, pero mi mente gritaba con desesperación pidiendo desconectarse del mundo.

***

Era sábado y nadie se había atrevido a despertarme en la mañana. 

Camino hasta la ventana, observando el brillante sol que nos regalaba un día de verano. La temperatura se sentía perfecta y por la ubicación de éste ya era mediodía.

Según Jules mis padres se habían marchado temprano y desde entonces no han vuelto, por lo tanto ella se encargó de  la cocina.

–Estoy segura que aunque no lo aceptes, él velará por ti, su lobo los obliga a cuidar su alma gemela a pesar de que no estén juntos. No solo Duster lo haré, todos los suyos lo harán también. 

  – Anoche pensé en ello. No quiero tomar decisiones apresuradas... no aun. 

–¿Sabías que después de una unión entre licántropo-humano, si la pareja humana muere, el lobo también lo hará?

–No... yo no, no lo sabía.

  – Éste muere de tristeza.

– Veo que te han mantenido bien informada últimamente. 

–Sí, bueno, a Tyler le gusta contarme sus asuntos...

–Eso me alegra –digo sintiendo orgullo por ella.

El resto de la tarde pasó entre conversaciones y risas. Ella era feliz y su felicidad era contagiosa. 

Ella me hacía olvidarme de los malos recuerdos que tenía a menudo. Alejaba los problemas demasiado rápido de mi mente.

Aun sin tener ningún tipo de información de mis padres, ambas nos dirigimos a los entrenamientos.

Tenía que ver a Allen. La noche anterior en ningún momento tuvimos la oportunidad de cruzar palabras, quería saber cómo estaba, quería contarle como yo me sentía...

Allen no apareció nunca.

Ningún lobo apareció en el entrenamiento.

Sólo entrenamos humano contra humano.

No me sorprendería si estaban planeando algo, ellos eran así... Calculadores.

Siempre tenían que tener un plan entre las manos.

El entrenamiento duró menos de lo correspondido, pero aún así nadie se atrevió a quejarse.

Caminando de regreso a casa estuvimos en silencio, ambas sopesando las mismas ideas, tratando de sacar alguna información.

A solo unos metros de llegar a casa, me toman del brazo y me jalan en dirección contraria.

–Ether, debemos irnos –dice mamá.

No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora