Capítulo 17

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Acababa de decir esas palabras que me iban a cambiar la vida, pero estaba feliz de haberlo aceptado. 

Nunca entendí muy bien el concepto de ser "Luna" de una manada, pero supongo que desde mañana tendría que ponerme en práctica.

   – ¡Felicidades hija! Estamos orgullosos  – mamá me abraza mientras comienza a llorar en mi hombro  – Quiero que seas feliz mi niña, por favor has todo lo que tengas que hacer, sólo para ser feliz junto a Duster. Ambos se merecen lo que les está sucediendo. 

   – Gracias por venir mamá... Por un momento pensé que no me volverían a hablar...

   – Solo estábamos un poco consternados cariño, pero siempre vamos a estar, nunca más vamos a cometer un error contigo  – papá se une a nosotras, hasta que comienzo a sentir la falta de aire y pedirles que me suelten.

   – Bueno, es mejor que les demos un poco de tiempo  – ambos besan mis mejillas y se alejan de nosotros. 

   – ¿No estas enojada porque no te haya pedido matrimonio todos piden normalmente?  – Duster tenía esa cálida mirada que lo caracterizaba y ahora se estaba convirtiendo en mi debilidad.

   – Me alegro que hayas organizado todo esto, y más con la ayuda de todos a mis espaldas  – me sonríe y se acerca para besarme.

   – Te amo Ether, pero es momento de ir a la fiesta  – me toma de la mano y me tironea de nuevo al jardín.

Todos se acercan para saludarnos y darnos sus felicitaciones. Duster contesta la mayor parte del tiempo, lo cual agradezco. Por momentos sentía que algunas felicitaciones eran forzadas y falsas, así que por mi lado prefería que Duster le agradeciera amablemente a todos, mientras yo me dedicaba a mirarlo.

El resto de la fiesta transcurrió y ya me estaba sintiendo cansada. Para alguien que se ha acostumbrado a nunca recibir semejante atención de tantas personas, me estaba agobiando. 

   – Mucha atención para una sola noche ¿No?  – se burla Jules mientras se sienta a mi lado con su pequeño Elias. 

   – Ya me conoces Jules, nunca olvido  – hace una pequeña mueca y deja de mirarme para jugar con su bebé.

   – Lo sé Ether, siempre lo recuerdo pero...  – no dejo que termine de hablar porque la interrumpo.

   – Ya hemos hablado de esto Jules, no hace falta volver a hacerlo.

   – Esta bien  – estira su mano y me da un breve apretón en el hombro  – Y... ¿Piensas tener hijos? o como nosotros lo llamamos, cachorros.

   – Jamás le diría cachorros a mis hijos  – la reprendo  – Pero quizás algún día me gustaría tener un hijo. 

   – Y yo estaría encantado en cooperar  – Duster se acerca a nosotros y comienzo a sentir la vergüenza, mi amiga me mira por ultima vez y comienza a reírse mientras se levanta y se marcha.

   – Lean ha ido a descansar ¿Quieres que hagamos lo mismo?  – asiento y me sonríe de lado, me ayuda a pararme y anuncia nuestra retirada. 

Los nervios estaban comenzando a aparecer y lo único que pasaba por mi mente eran preguntas.

¿Y ahora que va a pasar? ¿Tendremos una habitación sólo para nosotros dos? 

Se podría decir que nunca dormimos juntos pero... ¿Y ahora? Lo razonable era que ahora estábamos juntos y eso es algo normal. 

Seguimos caminando por los pasillos hasta quedar en frente de una puerta, cuya habitación nunca había apreciado hasta ahora.

Todo estaba completamente ordenado, y de notaba cuán cómoda sería la habitación. Donde había una enorme cama al medio y algunos muebles, y sin falta un baño.

La habitación no era escandalosamente grande, ni tenía lo mejor que se pudiera conseguir. Pero sentía que no necesitaba lo mejor, con lo que estaba viendo, estaba conforme y me sentía feliz.

   – ¿Te gusta?  – Duster se acerca lentamente y susurra en mi oído, con esa voz ronca que tanto me atrae. Comienza a jugar con mi peinado y mi lóbulo al mismo tiempo.

Lo único que mi cuerpo me permite hacer es asentir lentamente mientras siento cómo se eriza toda mi piel, provocando un leve escalofrío. 

Siento su sonrisa en cuello e inconscientemente lo tomo de los brazos para traerlo más a mi espalda. Bueno, no tan inconscientemente. Doy una pequeña vuelta y sin perder tiempo lo atraigo a mi boca. 

Con cada beso, cada caricia y cada suspiro sentía miles de sensaciones, miles de sentimientos... Cada vez sentía mi corazón más hinchado, y con la sensación de que en cualquier momento explotaría y solo por un motivo... Por él.

   – Estoy dispuesta a dar todo para que esto funcione  – necesitaba que lo supiera.

   – Lo sé mi amor, yo haré lo mismo  – vuelve a besarme y camino de espaldas hasta tomar con la cama. 

Duster recorre sus manos por mi espalda y una vez que encontró el cierre del vestido me mira esperando una aprobación, le sonrío y vuelve a dejar un beso antes de comenzar a bajar de a poco el cierre. 

El vestido ya estaba en mis pies, rápidamente lo tomé y lo acomodé en una silla. Duster me miró divertido para después negar con la cabeza.

  Lo ayudé a desvestirse hasta que finalmente ambos estábamos en ropa interior. Al principio estaba nerviosa e incomoda, pero él esta haciendo que esta situación me haga sentir diferente. Quizás será por la forma en la que me mira. 

   – Te amo  – de a poco comienzo a sentirlo más y más.  Mantenía el ritmo y a cada minuto me preguntaba si estaba bien  –¿Segura que estás bien?  – ya cansada de sus preguntas, lo tomé del rostro y lo acerqué a mi boca. 

Muchas sensaciones estaban corriendo todo mi cuerpo, como también las muchas emociones que estaba sintiendo seguían ahí, constantemente... Recordándome lo feliz que estaba siendo, e imaginando un futuro donde las cosas eran igual de maravillosas o incluso mejor. 

Duster aceleró su ritmo y sabía lo que significaba, porque mi cuerpo me lo decía y me obligaba a pedirle más. 

Hasta que por fin llegamos al momento que estábamos esperando. 

Una vez que controlamos nuestras respiraciones, nos acomodamos en la cama y nos quedamos abrazados. 

   – Hoy ha sido el mejor día de toda mi vida, gracias  – deja un beso en mi frente, y aunque quiero seguir despierta, mis parpados dicen lo contrario mientras comienzan a cerrarse. 

Siento por ultima vez sus labios sobre mí y su aroma, para luego quedar cómodamente dormida en sus brazos.

Fin

No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora