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No podía dejar de mirar en su dirección y él no dejaba de mirarme a mí.

No entendía el por qué estaba acá.

-Ether ¿estás bien? – sentí a Mia sacudirme.

-S-si estoy bien - volví a mirar y Duster ya no estaba más ahí.

Pasamos la noche de manera normal pero sentía que mi mente estaba en otro lado, no podía concentrarme.

Sentía ganas de saber qué hacia acá hasta que después pensé en su compañera y seguramente estaban pasando su luna de miel por acá.

Removió algo en mi volver a verlo. Muchos recuerdos.

-Estas muy distraída Ether ¿Qué te pasa?

-Si te cuento algo Mia ¿no dirás nada?

-Te lo prometo.

Y así fue como le conté toda la historia emitiendo algunas partes o algún tipo de información sobrenatural.

-No te preocupes, no pienses en ese chico, no dejes que te afecte.

Seguí el consejo de mi amiga y eso fue lo que hice.

Seguimos la noche disfrutando entre todos, hasta que nos dio bastante sueño y volvimos todos caminando.

La noche había refrescado bastante así que llevaba a Lean en brazos mientras lo abrazaba para que no sintiera frio. Y todo mejoro cuando unos brazos nos rodearon a los dos dándonos un poco de su calor corporal.

Y así caminamos hasta casa.

Cuando me encontraba en momentos así tenía la sensación que está siempre había sido mi vida y no había rastros de mi vida de tan solo hace poco tiempo.

Una vez que estábamos dentro de casa nos estábamos por ir todos a dormir hasta que sentimos unos fuertes golpes en la puerta.

Por un momento pensé que la iban a tirar de tan fuerte los porrazos. Eric me dio una indicación de que me quedara con Lean.

Cerré la habitación y espere hasta escuchar algo. Y escuche la voz de Eric.

-¿Y tú quién carajos eres? ¿Cuál es tu problema?

-¡Ether! – oh Dios, era la voz de Duster. Pero qué hacia acá.

Temerosa lleve a Lean a su cama y lo tape.

-Quédate aquí cariño, yo enseguida vengo ¿está bien? – me dice que sí y beso su frente.

Salí a paso rápido antes de que venga a asustar al pequeño. Una vez que salgo, veo a Duster en la puerta furioso y veo a Eric en el piso con sangre en la nariz.

Corro a la cocina y tomo algo, vuelvo a la sala y me agacho al lado de Eric para limpiarlo. Y lo estaba haciendo hasta que me agarraron y me llevaron fuera del lugar, alejándome de la casa muy rápido mientras nos adentrábamos en el bosque.

Me colocó en el piso y me miro.

-¿Me puedes decir qué es todo lo que has hecho? o mejor aún ¿me puedes decir qué demonios haces aquí? – grito liberando toda la frustración y lo que había contenido ese día tan amargo.

-¿Quién era ese tipo?

-¡No me respondas con otra pregunta!

-¿QUIÉN ERA ESE TIPO? – vuelve a ignorarme.

-ES MI PAREJA – le grito en la cara y me doy la vuelta corriendo.

Quería alejarme lo más posible. No tenía derecho a pedirme explicaciones, ni siquiera tenía derecho de ir a buscarme, golpear a Eric y hablarme.

Pero como mi destino está en contra mío ya tenía a Duster delante de mí.

-Déjame pasar antes de que patee toda tu cara. Sabes que podría ganarte tranquilamente aunque seas un lobo – lo miro desafiante, pero su mirada me da miedo. Aun así lo oculto.

-No voy a pelear, solamente quiero que hablemos... por favor – quise pasar por su lado pero volvió a impedírmelo así que resignada me senté en la tierra – ¿Por qué te fuiste de tu casa?

-Porque no quería estar más ahí... - espero que se dé cuenta que no quiero hablar del tema y menos con él.

-No quiero respuestas pobres.

-Las cosas cambiaron, estaba sola, no tenía nada por lo cual podía quedarme. Quise probar algo nuevo y hasta acá llegue.

-¿Ese tipo...ustedes tienen... algo?

-Sí, lo tenemos. Estamos formando una familia – mordí mi labio inferior porque sentía por una parte que le mentía pero en cierta manera era lo que estaba haciendo.

Estábamos formando una familia de a poco y despacio.

Vi apretar sus puños y golpear lo primero que tenía a su paso. Verlo golpear un árbol frenéticamente hiso levantarme de mi lugar y retroceder del lugar.

Estaba completamente loco.

Una vez que casi destrozo el árbol se dio vuelta a mirarme. Su cara estaba completamente roja y mojada, sus ojos dorados y llenos de desesperación.

Cae a la tierra y dudo en acercarme. Me quedo un tiempo en mi lugar y su mirada ya me estaba poniendo un poco incomoda.

-Perdón, por favor perdóname. Te quiero, te quiero mucho. Quiero estar con vos, ya arregle para que puedas volver a mi pueblo, a tu pueblo, conmigo y con todos tus amigos. Lo de mi compañera, eso fue por mi padre aunque yo también estaba muy enojado pero perdón por todo, hiciste todo con motivos. Lo siento tanto...

-Ya estoy lejos de la que era mi casa, esta es mi casa ahora y tengo una familia. Te has dado cuenta tarde de las cosas, me humillaron cuando lo que yo hice fue salvarlos, ponerme de su lado y evitando su muerte pero no lo tomaron en cuenta. No sé si pueda perdonarlos.

Lo vi llorar desconsoladamente y sentí mi corazón oprimirse mientras un nudo aparecía en mi garganta.

Yo podría perdonarlos, ya estaba olvidando todo, estaba perdonando de a poco. Pero en este momento ¿Qué podía hacer? ¿Perdonarlo y volver como si nada cuando todos me rechazaron? O ¿Quedarme con las personas que me aceptaron desde el primer momento que me vieron?

Perdida en mis pensamientos sentí unos labios suaves que besaban con desesperación, buscando la cura para su tranquilidad, buscando paz. El beso era salado por sus lágrimas. Intente alejarme pero era mucho más fuerte que yo. Le seguí el beso unos segundos hasta que se separó de mí mirándome con sus ojos avellana llenos de lágrimas.



No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora