Luego de la pequeña charla con mi padre, aceptando sus consejos y su abrazo, me fui a casa. O al lugar donde estoy viviendo.
Tenía la idea de volver a mi casa pero Duster no me dejaba.
Camine mientras observaba el pueblo y todos me sonreían en saludo. Lo cual acepte, al principio los ignoraba pensando en lo que hicieron pero no podía seguir sintiendo rencor.
Entre a la enorme casa y no había nadie a simple vista. Subí las escaleras entre a la nueva habitación de Lean y ahí estaba. Recostado y completamente dormido.
Entre silenciosamente, le di un pequeño beso y salí dirigiéndome a la cocina.
Todos los días ayudaba a Judith con la comida y la limpieza. Ya que no hacía nada más, era lo único que podía hacer en la casa.
-Buen día Judith – ella ya estaba sacando verdura y preparando las demás cosas que necesitaríamos.
-Buenos días pequeña, hoy haremos carne con verduras ¿Te parece bien?
Desde que llegué a la casa Judith se había convertido en una amiga para mí. Cuando no quería ver a mis padres ella siempre estaba, aconsejándome y dando los abrazos que necesitaba.
Necesitaba tantos consejos, estaba aturdida con todo lo que había pasado y lo que estaba pasando. Ella fue mi amiga en el momento adecuado en donde lo necesite.
Judith era una mujer joven, rondaba los 40 años.
Yo comencé a pelar la verdura para después rebanarla y por otro lado Judith se hacía cargo de la carne.
Colocamos todo en el horno, mientras charlábamos del día esperábamos. De a poco comenzamos a sentir un exquisito olor a comida.
Y mágicamente sentí unos brazos abrazarme. Duster me había entendido y había respetado todo el tiempo. Aceptando el momento por el cual estaba pasando y ayudándome con Lean.
Lo cual agradezco mucho, él muchas veces confesó su amor pero yo aún no podía responder, todavía no. Aunque solo le permitiese que me abrazara.
Y no perdía la oportunidad de hacerlo.
-Que bien huele ¿Falta mucho para que este? – dejó de abrazarme y gire para enfrentarlo.
-Dentro de unos cuantos minutos va a estar – le sonreí, recibiendo otra sonrisa a cambio.
-Bien – beso mi mejilla y dio media vuelta para volver por donde vino.
-Espera – lo tome de la mano y cuando se giró para mirarme continúe – después del almuerzo ¿Podes hablar?
Frunció el ceño pero acabo asintiendo. Después volví a la cocina y comencé a preparar todo para poner la mesa.
Una vez todo listo, camine hasta la habitación de Lean.
-Lean, hora de comer... - lo empujaba suavemente pero tenía sueño pesado. Me reí y comencé a hacerle cosquillas.
-Ya ya, ahora me levanto... basta mamá – sonreí y lo besé.
-Te espero abajo mi cielo – camine y lo último que vi fue a mi pequeño frotándose los ojos.
Todos cenamos en un cómodo silencio, hasta que Lean comenzó a preguntarle cosas a Duster respecto a la manada.
No pude evitar no ponerme nerviosa, el tema me alteraba. Respire profundamente e intente tranquilizarme.
-Ether ¿Estas bien? – levanto la vista para encontrarme con la mirada de Duster.
-Sí, solo que he comido mucho... estaba muy rico ¿No? – dije mirando a ambos mientras forzaba una sonrisa.
Ambos estuvieron de acuerdo. Camine buscando las cosas para las clases de Lean. Hasta que lo despedí.
Camine hasta la habitación de "trabajo" de Duster y toqué.
-Pasa – y entre.
-¿Estas ocupado? Si lo estas vuelvo en un rato.
-No te preocupes ya estaba terminando – me senté y me quede en frente de él - ¿Qué pasa? Te noto preocupada.
-Y es lo que pasa, estoy preocupada...
-¿Y eso es por...?
Y le conté todo, todas mis preocupaciones, mi nerviosismo, mi poca felicidad en el tema y todo lo demás. Él se mostró atento todo el tiempo y me escucho sin interrumpir lo cual agradecí y mucho.
-Termine... ahora puedes hablar – lo alenté ya que estaba en silencio.
-Es complicado creo... pero Lean ya está en la edad adecuada y...
-¿Y qué?
-Él ya ha hablado conmigo...
-¿Y no me dijiste nada? – le recrimine.
-Lo siento Ether, fue apenas ayer y me pidió no decir nada. El tema es que el único lobo que puede morderlo soy yo...
Me quede congelada, él sabía todo y al parecer estaba de acuerdo con el tema y lo peor de todo era que él tenía el poder de hacerlo.
-Tenemos que hablarlo los tres Ether. Yo hablare con los dos, diciéndoles los pros y los contras del tema. Pero no es algo malo, solo al principio que le costara controlarse y el dolor de la mordedura y algunos días. Pero para eso tenemos un entrenamiento especial.
-Yo... no sé, no soy su madre para impedirle algo...
-Eu tranquila – camina hasta mí y toma mis manos – Todo va a estar bien, eres su madre... él me habló de cómo podías tomar la decisión, creo que tienen que hablar ustedes dos.
-Estoy de acuerdo, si no tengo otra opción lo aceptare. Él no va a dejar de ser mi hijo por también convertirse en un perro ¿No?
Duster me miro mal frunciendo el ceño y me di cuenta de lo que había dicho.
Solté una carcajada al ver su rostro que no pude contenerme.
-Lo siento, fue sin querer... no te molestes.
Se cruzó de brazos y se fue hasta su silla al otro lado del pequeño escritorio.
Me levante y camine hasta su lado, le di un pequeño abrazo un sutil beso en la mejilla.
Me sentía incomoda pero intente concentrarme en otra cosa. Me sonrió y le devolví la sonrisa sintiéndome un poco mejor y saliendo de la habitación.
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No quiero ser tu luna
Hombres LoboEther tiene 17 años y es aventurera, extrovertida, rebelde, valiente, inquieta, con un gran corazón y amante del arco. A ella le encanta salir todas las mañanas a cazar. Cuando cumple 18 años, se ve implicada en tomar una decisión que no pensaba que...