Capítulo 3

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Luego de la pequeña charla con mi padre, aceptando sus consejos y su abrazo, me fui a casa. O al lugar donde estoy viviendo.

Tenía la idea de volver a mi casa pero Duster no me dejaba.

Camine mientras observaba el pueblo y todos me sonreían en saludo. Lo cual acepte, al principio los ignoraba pensando en lo que hicieron pero no podía seguir sintiendo rencor.

Entre a la enorme casa y no había nadie a simple vista. Subí las escaleras entre a la nueva habitación de Lean y ahí estaba. Recostado y completamente dormido.

Entre silenciosamente, le di un pequeño beso y salí dirigiéndome a la cocina.

Todos los días ayudaba a Judith con la comida y la limpieza. Ya que no hacía nada más, era lo único que podía hacer en la casa.

-Buen día Judith – ella ya estaba sacando verdura y preparando las demás cosas que necesitaríamos.

-Buenos días pequeña, hoy haremos carne con verduras ¿Te parece bien?

Desde que llegué a la casa Judith se había convertido en una amiga para mí. Cuando no quería ver a mis padres ella siempre estaba, aconsejándome y dando los abrazos que necesitaba.

Necesitaba tantos consejos, estaba aturdida con todo lo que había pasado y lo que estaba pasando. Ella fue mi amiga en el momento adecuado en donde lo necesite.

Judith era una mujer joven, rondaba los 40 años.

Yo comencé a pelar la verdura para después rebanarla y por otro lado Judith se hacía cargo de la carne.

Colocamos todo en el horno, mientras charlábamos del día esperábamos. De a poco comenzamos a sentir un exquisito olor a comida.

Y mágicamente sentí unos brazos abrazarme. Duster me había entendido y había respetado todo el tiempo. Aceptando el momento por el cual estaba pasando y ayudándome con Lean.

Lo cual agradezco mucho, él muchas veces confesó su amor pero yo aún no podía responder, todavía no. Aunque solo le permitiese que me abrazara.

Y no perdía la oportunidad de hacerlo.

-Que bien huele ¿Falta mucho para que este? – dejó de abrazarme y gire para enfrentarlo.

-Dentro de unos cuantos minutos va a estar – le sonreí, recibiendo otra sonrisa a cambio.

-Bien – beso mi mejilla y dio media vuelta para volver por donde vino.

-Espera – lo tome de la mano y cuando se giró para mirarme continúe – después del almuerzo ¿Podes hablar?

Frunció el ceño pero acabo asintiendo. Después volví a la cocina y comencé a preparar todo para poner la mesa.

Una vez todo listo, camine hasta la habitación de Lean.

-Lean, hora de comer... - lo empujaba suavemente pero tenía sueño pesado. Me reí y comencé a hacerle cosquillas.

-Ya ya, ahora me levanto... basta mamá – sonreí y lo besé.

-Te espero abajo mi cielo – camine y lo último que vi fue a mi pequeño frotándose los ojos.

Todos cenamos en un cómodo silencio, hasta que Lean comenzó a preguntarle cosas a Duster respecto a la manada.

No pude evitar no ponerme nerviosa, el tema me alteraba. Respire profundamente e intente tranquilizarme.

-Ether ¿Estas bien? – levanto la vista para encontrarme con la mirada de Duster.

-Sí, solo que he comido mucho... estaba muy rico ¿No? – dije mirando a ambos mientras forzaba una sonrisa.

Ambos estuvieron de acuerdo. Camine buscando las cosas para las clases de Lean. Hasta que lo despedí.

Camine hasta la habitación de "trabajo" de Duster y toqué.

-Pasa – y entre.

-¿Estas ocupado? Si lo estas vuelvo en un rato.

-No te preocupes ya estaba terminando – me senté y me quede en frente de él - ¿Qué pasa? Te noto preocupada.

-Y es lo que pasa, estoy preocupada...

-¿Y eso es por...?

Y le conté todo, todas mis preocupaciones, mi nerviosismo, mi poca felicidad en el tema y todo lo demás. Él se mostró atento todo el tiempo y me escucho sin interrumpir lo cual agradecí y mucho.

-Termine... ahora puedes hablar – lo alenté ya que estaba en silencio.

-Es complicado creo... pero Lean ya está en la edad adecuada y...

-¿Y qué?

-Él ya ha hablado conmigo...

-¿Y no me dijiste nada? – le recrimine.

-Lo siento Ether, fue apenas ayer y me pidió no decir nada. El tema es que el único lobo que puede morderlo soy yo...

Me quede congelada, él sabía todo y al parecer estaba de acuerdo con el tema y lo peor de todo era que él tenía el poder de hacerlo.

-Tenemos que hablarlo los tres Ether. Yo hablare con los dos, diciéndoles los pros y los contras del tema. Pero no es algo malo, solo al principio que le costara controlarse y el dolor de la mordedura y algunos días. Pero para eso tenemos un entrenamiento especial.

-Yo... no sé, no soy su madre para impedirle algo...

-Eu tranquila – camina hasta mí y toma mis manos – Todo va a estar bien, eres su madre... él me habló de cómo podías tomar la decisión, creo que tienen que hablar ustedes dos.

-Estoy de acuerdo, si no tengo otra opción lo aceptare. Él no va a dejar de ser mi hijo por también convertirse en un perro ¿No?

Duster me miro mal frunciendo el ceño y me di cuenta de lo que había dicho.

Solté una carcajada al ver su rostro que no pude contenerme.

-Lo siento, fue sin querer... no te molestes.

Se cruzó de brazos y se fue hasta su silla al otro lado del pequeño escritorio.

Me levante y camine hasta su lado, le di un pequeño abrazo un sutil beso en la mejilla.

Me sentía incomoda pero intente concentrarme en otra cosa. Me sonrió y le devolví la sonrisa sintiéndome un poco mejor y saliendo de la habitación.


No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora