Capítulo 9

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Duster caminaba lentamente hasta quedar en frente de mí.

-¿Te gusta en lo que te has convertido?

-Me gusta mucho, al igual que tu aroma –digo sintiéndome avergonzada por mis palabras.

No sé cómo pero pude sentir una sonrisa por parte él, seguida de una lamida.

Eso es... me estaba lamiendo ¿Eso significa un beso de lobos? La verdad que no sé, pero se siente bien.

-¿Cómo vuelvo a mi forma humana?

-Solo tienes que visualizarte en tu forma humana, nada más.

Comencé a pensar en cómo me veía antes de la transformación y poco a poco pude sentir como volvía a ser yo.

Lo huesos de fueron volviendo más pequeños mientras se iban acomodando en su lugar. Ya no sentía pelaje, sentía mi piel. Y por último podía sentir mis pies mientras estaba parada en ellos.

Sentimos unos pasos cerca y todos nos pusimos alerta. Pero lamentablemente era la chica esa.

-Caitlin, estas acá – Lean corre a su encuentro y la abraza.

-No podía no venir – sonríe y no puedo evitar blanquear los ojos – Hola – nos saluda a Duster y a mí.

Antes de que Duster pudiera decir algo, lo tomé del brazo y lo arrastré de vuelta ignorándola totalmente.

-Al parecer sí somos mates – La voz de Lean sonaba alegre.

Y ya sabía que no la quería ni la iba a querer... nunca.

-¿Soy yo o estas celosa? – Duster levanta una ceja divertido y le blanqueo los ojos.

-Sos vos. No podría estar celosa de una niña, además estoy cansada quiero volver.

-¿Por qué siento que estas mintiendo?

-No estoy mintiendo.

-Sí estas mintiendo.

-Te dije que no Duster.

-Como digas, vamos.

Llegamos de nuevo a la habitación y ya sentía ganas de volver a irme, tenía ganas de volver a la casa principal. Ya sentía mucho encierro y que me asfixiaba en estas paredes.

-¿Cuánto tiempo más vamos a tener que estar acá? – le pregunté mientras entraba a la habitación y me tiraba en la cama.

-Supongo que dos o tres días más, sólo por ser ustedes y voy a estar yo para controlarlos.

Se sentó en la cama de Lean y fruncí el ceño ante semejante acto, tenía la esperanza que viniera a sentarse o recostarse conmigo.

BASTA ¿DESDE CUANDO PIENSO ASÍ?

Sacudí mi cabeza intentando que los pensamientos se fueran y volví a mirarlo.

-¿En qué tanto piensas Ether? – se acomoda en la cama en posición de que pueda seguir mirándome.

-En nada y a la ves en todo. Espero que todo salga bien y que esa chica no lastime a Lean porque yo con mis propias manos la voy a estrangular y arrancarle la cabe...

Escuche una carcajada que me interrumpió y lo mire desconcertada.

-¿Qué es tan gracioso Duster? – una vez que logra calmarse, toma un poco de aire y suspira.

-Tus instintos asesinos están saliendo a la luz, vas a tener que controlarte porque primero te vas a convertir y después la vas a matar. No creo que a Lean le guste la idea.

Tenía razón... iba a tener que mandar a alguien que la matase pero sin dejar evidencia.

-Dime por favor que no estás pensando en otra forma de matarla.

-Claro que no Duster ¿Acaso no me conoces? Pensaba en quién podría hacer el trabajo sucio.

Vuelve a reírse pensando que estoy bromeando con el tema, pero de verdad no me agrada en nada esa chica.

Y para mi mala suerte entra Lean a la habitación con ella.

-Ya se terminó la hora de las visitas Lean, tu amiga tiene que irse – digo posando todo el tiempo mi mirada en ella. Y la muy... me mira de la misma forma.

Lean suspira y da media vuelta para quedar frente a ella - ¿Nos vemos mañana?

-Claro amor – contesta con voz chillona. Se acerca a él queriéndole dar un beso y mi instinto asesino vuelve a despertarse.

Me levanto lo más rápido que puedo quedando entre ellos dos e impidiendo que le dé un beso.

-Caitlin querida, nos vemos – la tomé de los hombros y la saqué de la habitación cerrando la puerta en su cara.

Esto se sentía bien. Borré la sonrisa de mi cara y me di vuelta para mirarlos.

-¿Vamos a dormir Lean? Duster, tú también tienes que irte.

-Pensé que querías que me quedara Ether – dice haciendo ¿Pucheros? Ah no, eso no funciona conmigo. A menos que se llame Lean.

-Para nada, buenas noches – lo tome del brazo y lo saque también de la habitación. Pero dándole un rápido beso en los labios para después cerrar la puerta.

-¿Por qué te cae mal Caitlin mamá? – caerme mal es poco.

-No me cae mal, ahora anda a lavarte los dientes y a dormir.

-Pero mamá...

-Pero nada Lean, apúrate que yo también tengo que hacerlo.

Bufó y me miro con el ceño fruncido. Le sonreí y me acerque a él para llenarlo de besos por toda su carita – Sos mío Lean, no se esa niña que no sabe peinarse y con aires de superioridad.

Me sonríe, aunque sé que es solo para complacerme y entra al baño.

Él es mi hijo, de nadie más.

¿Será que el ser un perro... digo un lobo sacó la parte más protectora de mí?


No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora