Duster en multimedia.
Cuando ya estaba cerca de la casa principal volví a repetir las acciones que había hecho para poder escapar. Me apresure a llegar a la habitación y suspire al ver que Duster aun no había llegado.
Observe la ropa que llevaba puesta pero la tierra que tenía era escasa. Me sacudí un poco los pantalones y acomode algunos mechones de pelo.
Paso solo un momento y la puerta se abrió mostrando a Duster con una gran sonrisa.
– Lo he conseguido – sus ojos brillaban en triunfo.
– Es perfecta – observo la pequeña tarta de frutas y le indico que se acerque.
Con hábil movimiento corto las porciones y cada uno tomo una. Estuvimos en la misma posición, comiendo hasta saciarnos y dejando que el sueño nos venciera por igual.
Lo primero que vi en la mañana fue el rostro pacifico de Duster a solo unos centímetros del mío.
Al tenerlo tan cerca algo dentro de mí se sacudió. Siempre tenía diferentes efectos en mí y no lograba acostumbrarme a la nuevas sensaciones.
Tenía muchos años de vida pero no hubo comparación digna de dichas sensaciones.
Algo dentro de mí comenzaba a crecer, Duster había plantado una pequeña semilla y por cada día que pasaba esta iba creciendo.
Golpean la puerta y los ojos de Duster se abren. Ni siquiera me ve despierta que se levanta y va hasta ella. La abre, lo escucho decir algunas palabras para después darse vuelta con una bandeja de comida.
– No era necesario – le aseguro – Podríamos haber bajado al salón.
Niega y sonríe.
El aire se queda atascado y siento que he olvidado cómo respirar.
– Lo sé pero quería ahorrarte el drama de bajar. Las cosas no están tan bien... – su voz suena dudosa.
– ¿Por qué no estarían bien las cosas? – lo presiono.
– Han encontrado el cuerpo de la bruja y a los de sus hombres.
Hago una mueca de asombro ante su atenta mirada –¿Cómo ha sido posible?
– Aún no lo sabemos. Todo ha sido demasiado limpio.
– ¿Y qué se supone que haremos ahora?
– Solo tenemos que esperar pero todo estará bien – me asegura y siento alivio al saber que no sospecha de mi.
– Todo estará bien – afirmo sintiendo necesaria esas palabras.
Me levanto de la cómoda cama y camino junto a él hasta una pequeña mesa a un lado de la habitación. Tomamos asiento y admiramos la bandeja llena de diferentes frutas, leche y cereales.
Mis pensamientos viajaban a Lameth. Quería que el plan de ella salía tal y como lo habíamos planeado pero también quería que el mío funcionara.
Si mi plan salía mal, todo estaría perdido.
– ¿En qué piensas? – su voz era melodía para mis oídos.
– En algunas cosas – le resto importancia.
– ¿Puedo saberlo?– insiste.
– Pienso en lo que ha sucedido, en mi vida, en mis amigos... en todo.
– Todo ha sido complicado y ha pasado tan rápido que no hemos tenido el momento para analizar todo. Prometo que cuando Lameth desaparezca del mapa, todo mejorara... hasta podrías volver a tu pueblo.
– ¿En serio? – sentí ilusión junto a nostalgia. Extrañaría el lugar, a Duster pero quería una vida normal. Siempre quise una. Y este era mi momento, mi oportunidad.
Duster asiente y presta su atención a su plato.
Sabía que la idea de que yo me fuera no le gustaba. Podía notarlo. A pesar de no haber estado tanto tiempo conviviendo con él, había aprendido muchas cosas. Había aprendido a conocerlo.
Tres días habían transcurrido.
Tres agitados días.
Había disfrutado cada segundo. Cuando llegaba la noche mi mente recordaba, paso por paso de lo que tenía que hacer.
Muchas cosas cambiarían después de esta noche.
El sol se había escondido y el cielo nocturno estaba sobre nosotros. Junto a Duster contemplábamos las estrellas en el oscuro jardín.
– ¿Sabías que la relación de un lobo y una bruja está prohibida? – me tenso notoriamente aunque las palabras habían salido de mi boca.
¿Por qué le estaba diciendo esto? Quizás sí lo sabía. Yo era una.
– Ya lo sabía, Ether. Pero, ¿Por qué me lo dices?
– Por nada, solo quería contarte que he estado investigando – me encojo de hombros.
Toma mi mano y clava su mirada en la mía, provocando una ola de escalofríos.
– ¿Piensas que podrías ser Lenna?
– Quizás... a veces lo pienso.
Estaba segura que el infierno esperaba por mi.
– Estoy seguro que no lo eres – da un pequeño apretón en mi mano – Pero me acabo de dar cuenta de algo.
Sus ojos brillan y mi pulso se acelera –¿De qué?
– Que de alguna manera pensaste en nosotros, estando juntos. ¿O me equivoco?
– Puede ser... – admito en apenas un susurro.
– Estoy feliz de que hayas pensado en ello – estira su mano y acaricia mi rostro – Es mejor que regresemos, la noche ha refrescado.
Estando de acuerdo con sus palabras, tomo su mano y guío el camino. A pesar de que él ya lo conoce.
Me gustaba sentir en algunos momentos sentir un poco de control, de confianza. Al parecer algunas cosas no cambiaban con el tiempo.
La noche transcurrió y la mañana había llegado tan rápido como la oscuridad se había ido.
Era consciente de que en la tarde tendría que encontrarme con Lameth y Kyle.
A la hora del almuerzo mis padres anuncian de su regreso a nuestro pueblo, a pesar de que no quería dejarles ir ellos tenían razón y les entendía.
Quería despejar mi mente de todo lo que me abrumaba. Fui con Duster a los entrenamientos para después de un momento desaparecer dirigiendo mi dirección al bosque.
– Al fin llegas Lenna – Lameth se pone de pie y me sonríe abiertamente.
– Lo siento, no pude escabullirme antes – mentí.
– Como sea – hace un ademan con la mano – ¿Esta todo listo?
– Todo listo – digo confiada. Sus ojos brillan y se endereza.
– ¡Excelente! Solo nos queda esperar. Con Kyle vigilaremos a Marus. Estaremos esperando tu señal.
– ¿Han traído todo lo necesario? – miro el bolso que Kyle cargaba y le indico que me muestre. Lo abre y muestra el polen de la flor llamada Ampotalion. La cual había encontrado solo hace unos años atrás.
El polen de la flor era una maravilla, sus sustancias toxicas y paralizantes debilitaría a los lobos y les impediría cualquier tipo de movimiento.
Todo estaba en orden. Solo quedaba esperar para entrar en acción.
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No quiero ser tu luna
WerewolfEther tiene 17 años y es aventurera, extrovertida, rebelde, valiente, inquieta, con un gran corazón y amante del arco. A ella le encanta salir todas las mañanas a cazar. Cuando cumple 18 años, se ve implicada en tomar una decisión que no pensaba que...