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Mis pensamientos cambiaban radicalmente al punto, de admirar cada detalle del rostro de Duster. Él estaba cambiando mi forma de mirarlo aunque no hiciera ningún esfuerzo por ello. 

Mi forma anterior de ver a todos los hombres siempre me llevaba a la conclusión de que nunca iba a haber uno en mi vida, a pesar de que creyera en el amor porque había sido testigo de verlo con mis propios ojos en algunas ocasiones. 

Algo dentro de mi me avisaba que nunca más volvería a ver la vida como una vez la vi, no sólo por él sino también por cosas de las que me había enterado y sobre todo saber que no era hija de mis padres. 

Ellos decían que sí lo era, pero eso, ¿era cierto? Odiaba tener que pensar mal de ellos pero no tenía muchas opciones. 

  – ¿Estás bien? – pregunta Duster interrumpiéndome. 

–Claro, solo estoy pensando.

  – ¿Puedo saber en qué?

En todo y a la vez en nada, porque no puedo sacar ninguna conclusión.

– En todo lo que ha pasado, en mis padres, eso... 

–Entiendo, te has enterado y pasado por mucho últimamente. Me gustaría decirte que todo ha terminado pero no quiero mentirte. 

  – ¿Qué es lo que sabes?¿Qué significa eso que acabas de decirme? 

Ve más allá de mi y sé que se culpa por haber hablado. Doy un paso adelante y lo aliento a que lo haga.

–No puedo decirlo ahora, me lo han prohibido pero en el pueblo te enteraras. No te enojes conmigo, por favor.

Mi garganta se seca al escuchar sus últimas palabras mientras lo veo alejarse. Sé que su mirada me va a torturar cada vez que me acuerde de ella, pero ahora me torturaba más el no poder saber qué más estaba sucediendo o qué iba a suceder.

Cuando comenzaba a sentirme aliviada y a convencerme a mí misma de que todo aquello había terminado, me enteraba que aún no terminaba y venía algo más a nuestras vidas. 

De verdad hubiera apreciado que se hubiera mantenido en silencio solo un poco más. Por lo menos habría disfrutado un poco más el creer en ello.

Miro alrededor en busca de algunas ramas más, las recojo y vuelvo donde están todos. Busco a Duster pero no lo encuentro por ningún lado, veo a Allen y Lea reírse y me acerco a ellos.

  – ¿De qué se ríen? – les pregunto. Veo pánico en los ojos de Allen y cómo le cuesta tragar. Antes de que pudiera decir algo, ya sabía lo que había hecho. 

–Lo siento Ether, no soporté no decírselo – lo golpeo en la frente y lo fulmino con la mirada. 

–¡Te dije que tenías que esperar aunque sea un poco más! 

  – Ether, está bien – dice Lea – Gracias por preocuparte por mí, pero me alegro que me lo haya dicho ahora y no después. Tenía planes de que al llegar a su pueblo a primera hora me iría a la ciudad. 

–Pero, ahora no lo harás ¿no? –pregunta Allen.

–No lo creo –le responde ella con una enorme sonrisa.

  – Felicidades – les digo sintiendo una enorme felicidad por ello pero también una pequeña pizca de envidia. 

¿Por qué estaba sintiendo algo de envidia por el amor y felicidad de los demás? ¿Yo quería eso?

– ¡Duster! ¡Ven aquí! – grita Allen. Duster aparece unos segundos después frente a nosotros con el ceño fruncido. 

–¿Sucede algo?

–La he encontrado –anuncia con notante orgullo.

Duster los mira a ambos y termina sonriendo –Eso es... increíble, los felicito – se acerca y saludo a Allen para después ir con Lea. 

Esta situación parecía como si Allen hubiera anunciado su vida con Lea, ya que todos comenzaron a acercarse y felicitarlos.

Observo a Lea y me encanta lo que veo. Sus labios no dejaban de sonreír y sus ojos seguían todos los movimientos de él. Ella estaba sintiendo la conexión.

¿Cómo había podido hacerlo? ¿Por qué yo no lo sentía con Duster?

Allen sigue conversando con Duster y me acerco a ellos para poder escucharlos.

  – Me alegro de que ella te corresponda –escucho decir a Duster.

  – Ether pronto se dará cuenta, dale su tiempo –dice Allen.

–Ese es el problema, no tenemos mucho tiempo –su voz se apaga y no puedo escuchar nada más por parte de ninguno de los dos.

Me alejo de ellos y me acerco a la fogata. ¿Por qué había dicho que no había tiempo?

Quería saber todo.

Duster se sienta a mi lado y me da una rápida mirada –Lo siento mucho, Ether.

Busco su mirada y me gusta ver lo que veo. Veía arrepentimiento.

¿Era esto lo que necesitaba para permitirme acercarme un poco más a él o al revés, permitírselo a él?



No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora