Capitulo 1
Desde que volví al pueblo de Haworth todo ha mejorado. Ha pasado apenas un mes pero basto eso para que yo pudiera notar los cambios en Lean.
La única razón por la que volví fue por él, un niño hermoso el cual considero mi hijo.
No me importa que no compartamos sangre, él es mi hijo. Después de cinco años en donde compartimos como una familia tanto como con Eric, Mia, su esposo y Lean, ellos también se volvieron mi familia, todos.
Siempre que pienso en Eric siento una punzada de dolor, porque lo extraño, yo lo quería, tenía sentimientos por él.
En cinco años, Eric siempre me respetó, siempre intento sacarme una sonrisa aunque haya tenido un día fatal y cuando no estaba de humor, gracias a él todo ese mal humor se iba.
Eric fue mi primer hombre, no le fue fácil pero finalmente lo fue. Yo me entregué a él porque lo sentía, él me inspiro confianza y me trasmitió mucho cariño.
Un tiempo antes de que fuera mi cumpleaños número veintitrés, habíamos hablado, él tema había salido de la nada. Habíamos hablado sobre un bebe.
Después de que Mia tuvo a Leslie ambos nos conmovimos, y sentimos que podríamos darnos una oportunidad. Porque ambos estábamos seguros de que podíamos y más si estábamos los tres.
Lean siempre fue nuestra prioridad y hasta el día de hoy es la mía, y siempre va a serlo.
En el momento que el amigo de Eric me dio la noticia sentí todos mis sueños venirse abajo, sentí como mi corazón se quebraba y perdía un gran pedazo de él.
Yo lo quería, lo quería mucho porque era mi mejor amigo, mi pareja. Eric y Lean era todo para mí.
Todo el mes que pasó lo extrañé, lo extrañe desde que me levantaba para comenzar el día, lo extrañaba cuando tenía que desayunar sola, cuando Lean no tenía con quien estar, cuando veía sus ojitos rojos, cuando pedía retirarme antes del trabajo y cuando estaba por entrar a casa no escuchar su risa junto con la de Lean. Cuando cenábamos solos, el silencio nos inundaba y era tal que llegaba a abrumarnos.
Lo extrañaba tanto cuando me iba a acostar, ver todas sus cosas, su ropa de trabajo, sus zapatos. Cuando me acostaba sentía su olor, lo único que me dejó, su olor.
Siempre me gusto y él lo sabía. No podía evitar ponerme su ropa y dormirme mientras olía su aroma y cerraba los ojos intentando convencerme que la almohada que estaba abrazando era él.
Lo extrañaba todo el maldito tiempo. Cuando iba a trabajarme me ponía su perfume o alguna remera de él, quería sentirlo cerca y no podía.
Cada vez que pienso en todos los momentos que vivimos en estos cinco años, cada sonrisa, cada risa, cada cosquilla, cada vez que me tomaba de la mano, cuando me abrazaba o cuando dormíamos abrazados, cuando teníamos salidas de pareja y abandonábamos un rato a Lean dejándolo con sus tíos, cada beso que me daba y como me hacía sentir querida cada noche que nos entregábamos el uno al otro.
Ya han pasado tres meses desde que lo vi por última vez pero el dolor sigue estando. Intento ser fuerte por Lean, sé que aunque él intente ocultarlo por las noches llora y necesita un padre, necesita a su padre.
Mi padre se ha pegado mucho a él, se llevan bastante bien pero no es lo mismo.
Si pudiera cargar con su dolor, sin dudarlo aumentaría el mío. Solo por él.
-Mami ¿estás bien? – me limpio las lágrimas e intento darle una sonrisa.
-Estoy bien mi vida, solo me acordaba de lo feliz que fui junto a tu padre.
Veo sus ojitos llenarse de lágrimas y me arrepiento, tendría que haberle mentido.
-Lo extraño mucho – solloza en mi hombro.
-Yo también lo extraño pero tenemos que ser fuertes...
-No puedo mamá, lo intento pero es casi imposible – tomo su carita en mis manos y lo hago mirarme.
-Vamos a poder mi cielo, vamos a poder.
Lo abrazo por unos cuantos minutos hasta que siento que ha dejado de llorar y regula su respiración, dándome indicio a que se ha dormido.
Me levanto lentamente y lo sostengo bien. Ya no es el niño pequeño que conocí un día, ahora tiene muchos kilos demás, sin contar su altura.
Camino por la casa principal y lo llevo a nuestra habitación. Desde el primer día que llegamos a la casa principal pidiéndole asilo a Duster, pedimos dormir en la misma habitación y todavía seguimos durmiendo juntos.
Lo recuesto quitándole un poco de ropa y lo arropo para darle mi beso de buenas noches.
-Todo va a mejorar, te lo prometo – vuelvo a besar su cabecita y me alejo.
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No quiero ser tu luna
WerewolfEther tiene 17 años y es aventurera, extrovertida, rebelde, valiente, inquieta, con un gran corazón y amante del arco. A ella le encanta salir todas las mañanas a cazar. Cuando cumple 18 años, se ve implicada en tomar una decisión que no pensaba que...