—Esto está mal...— le susurré a Bruno, separándome un poco.
—Lo siento, no debí.— respondió nervioso.
—No es tu culpa— sonreí.
—Vamos a clases ya— sonrió.
—Vamos.
Fuimos hasta el salón y nos sentamos en nuestros puestos.
Conversé con Ben sobre volver a mi anterior puesto donde estaba al lado de Bruno.
Las clases avanzaban lento. Bruno y yo nos mirábamos a cada segundo que pasaba.
Noté que él sacó una hoja de papel y comenzó a escribir sobre ella.Cuando terminó de escribir, extendió la pequeña hoja de papel y me guiñó.
Sonreí y la abrí.
"¿Quieres ir a tomar un café conmigo después de la escuela?"
Lo miré y asentí. Él sonrió y posó su vista en la clase.
En cualquier momento explotaría de felicidad, pero tenia que hacer mi mayor esfuerzo por contenerme.
Bruno me miró expectante cuando las clases acabaron.
—¿Vamos?— cogí mi mochila y sonreí.
Él sonrió.
Tal vez, ya lo había notado, pero me gusta mucho y cuando digo mucho es MUCHO.
Me gustaría pasar cada segundo de mi vida con él, aunque no se merezca a una chica como yo.
*Narra Bruno*
—Ven— tomé de la mano a ______ y la dirigí hasta mi auto.
Ella sé sentó en el asiento del copiloto, y yo en el de al lado.
Trataba de parecer muy concentrado mientras iba manejando, pero no podía. Me distraía gracias a la presencia de _______.
Ella es tan linda y dulce, me hace sentir cosas que nunca había experimentado antes con otra chica, y eso la hace única para mi.
Las grandes interrogantes eran, ¿Me gusta? ¿Estoy enamorado de ella? Por una parte pensaba que sí y por otra que no.
Las imposibles peleas entre mi mente y mi corazón.
—Llegamos, linda— sonreí mientras buscaba un lugar donde estacionar el auto.
—Ya era hora— rió.
Fruncí el ceño divertido.
—Te he traído lo más rápido posible— reí.
—¿Ah sí? Parece que no, Mars— bromeó.
Reí y ella hizo lo mismo. Me encantaba verla reír y sonreír, me sentía el hombre más querido y feliz de todos.
Una joven mujer nos dirigió hasta una mesa para dos.
—Buenas tardes— dijo esta —¿Puedo tomar su orden?— preguntó mientras miraba a ______.
—Un mocha, por favor— sonrió agradecida.
—¿Y usted?— me preguntó sonriente.
—Un latte, gracias— sonreí.
—Enseguida traigo sus pedidos— se alejó sonriendome, para luego guiñarme un ojo coquetamente.
Pude ver la expresión de ______. Tal vez, ¿celos?
—¿La conoces?— preguntó sin despegar la vista del camino por donde aquella mujer se había ido.
—No.— sonreí burlón.