Epílogo

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Seis días. Seis días han pasado desde que vi a Peter Hernández por última vez. Seis días de angustia. Seis días de dolor.

Ya no hay lágrimas, ya no queda nada.

Esta es la única manera de escapar de la realidad.

Estaba completamente sola.

Mi madre, como siempre, había salido del país por negocios. No era la primera vez. Nunca se entero de lo que realmente me pasó.

Me alejé de la ventana y caminé hasta el baño.

Mi reflejo se posó en el espejo.

Había perdido peso, y toda yo era pálida.

Me estoy matando.

Cerré los ojos por un momento y respiré. Abrí el grifo y lavé mi rostro demorándome un poco más de lo normal.

Regresé a la ventana y me apoyé en esta. El aire y luz desde pequeña siempre me han ayudado a reflexionar.

«¿Por qué fui tan tonta? ¿Por qué lo hice

Debería haber dicho que no. Estaba tan metida en la necesidad de sentirme importante para alguien otra vez, que me alejó de lo que más quería.

Sólo necesitaba que alguien me demostrara su amor de nuevo.

Todo esto es culpa mía.

Vanessa ha estado haciendo hasta lo imposible para sacarme lo ocurrido de la cabeza. A veces comemos juntas. Pero eso no me ayuda a dejar de pensar en él.

Lo hecho mucho de menos.

Son las 8:26am. Estoy lista para mi recorrido de siempre.

Tomé las llaves y salí de aquella casa, que ha escondido por seis días, toda lágrima y sollozo.

¿Cuánto más podré seguir así?


Muchas veces lo difícil no es olvidar, si no aprender a empezar de nuevo.”

                                              -Nicole Sobon.


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