Decidí aceptar la invitación de Mike para salir unas cuantas horas, debía distraerme de las cosas que me tenian ocupada la mente.No le había contado a Bruno, aunque él habría dicho definitvamente no. Ya hemos hablado sobre eso, no puede estar diciéndome con quien salir y con quien no.
Mike vino por mi algo temprano asi que decidimos pasear por un parque y luego ir a comer algo.
Se comportó un tanto extraño mientras paseabamos, no me imagino el porqué.
Luego de que Mike me haya dejado en casa, decidí llamar a Bruno.
«Espero que no este ocupado»
Un timbre, dos timbres, tres timbr...
-Hola, princesa- saludó Bruno desde el otro lado de la línea.
Una alegría inmensa recorrió todo mi cuerpo y me hizo suspirar.
-Hola, Bruno- sonreí aunque no pudiera verme -¿Cómo estás?
-No muy bien- dijo triste.
-¿¡Qué te pasó?!- pregunté algo asustada.
-Pues, mi novia está lejos. No se imagina cuanto la extraño, no se imagina cuanto desearía volver a besarla, volver a acariciar su cabello. No se imagina cuanto la necesito aquí.
Me quedé fría. Una lágrima recorrió mi rostro.
-Apuesto a que ella desearía todo eso y más.
-Y él también...no quiero que llores, cuéntame, ¿Qué hiciste hoy?
«No puedo decirle que salí con Mike...¿o si?»
-F...fui a la escuela- respondí tratando de no tropezar con mis palabras.
Bruno no respondió.
-¿Qué más hiciste?- su tono cambió a uno amenazador.
No le puedo mentir.
Cerré los ojos, apretándolos fuerte y llenándome de valor. Suspiré.
-Salí...salí con Mike- dije sin abrir los ojos.
*Narra Bruno*
Automáticamente en mi mano libre se formó un puño mientras la otra apretaba con todas sus fuerzas el
teléfono.-¿Michael?- pregunté a regañadientes controlando mis ganas de gritar.
-S...si...- respondió ella.
-¿Por qué?
-Él me invitó a salir...¡como amigos!- dijo lo último en forma de defensa.
-¿Eso es verdad?- prefunté aún molesto.
-¿No confías en mi?- preguntó algo indignada.
-En ti sí, en Adams, jamás.
-Bruno, no puedes prohibirme con quién salir o con quién no- dijo pasivamente.
-Amor, tu puedes salir con quien te de la gana, pero sólo te pido algo, ten mucho cuidado con Michael- le dije suplicante -Yo sé porqué te lo digo, por favor.
-Por supuesto que si, Bruno- dijo ella -Sé que no me dirías algo para hacerme algún mal.
-Nunca, princesa- respondí firme -Jamás pienses así.
-Te amo, enano.
-Yo también, enana.
Apuesto a que se sonrojó.