Al fin llegué a casa.
Dejé mi bolso sobre mi cama para luego buscar ropa cómoda e ir a tomar una ducha.
Iba a sercar mi cabello un poco con una toalla pero el timbre sonó derrepente.
Bajé las escaleras rápidamente para abrir la puerta.
-Buenas tardes- dijo un joven sonriente.
-Buenas tardes- dije confundida.
-¿Usted es la Srta. ____ ____?- preguntó mientras miraba algunos papeles que tenia en la mano.
-Así es- respondí aún más confundida.
Él sonrió y se alejó un poco para sostener una caja mediana.
-Esto es para usted- sonrió entregándomela.
-Yo no he pedido nada- dije tomándola.
-Yo sólo me encargo de entregar los paquetes, señorita.
-Pero...
-Firme aquí por favor- interrumpió extendiendo unos papeles y un bolígrafo.
Tomé los dos objetos confundida, mientras el chico sonreía como si el paquete fuera para él.
Se los entregué luego de firmar y el los tomó alegremente.
-Bien- los guardo en su morral -Que lo disfrute- sonrió despidiéndose.
-Si, si claro. Gracias.
-No hay problema- sonrió por última vez y se fue en una moto con algunos paquetes más.
«¿Pero que acaba de pasar?»
Cerré la puerta confundida para luego dirigir mi mirada a aquella caja color crema con un listón color rosa.
Me acerqué lentamente mientras por mi cabeza pasaban escenas de las típicas películas donde reciben paquetes inesperados que contienen bombas o granadas.
Toqué con uno de mis dedos la caja y noté que algo ahí adentro se movió.
-¡¿Pero que?!- solté asustada.
Me acerqué un poco más y la caja se seguía moviendo.
Suspiré con valentía y pasé a soltar el gran listón que rodeaba la caja.
«¡Vamos!»
Quité el listón y abrí la caja para luego derretirme de ternura.
«No puede ser»
Era un hermoso cachorro Beagle dando pequeños saltitos mientras movía su colita.
Lo tomé en brazos mientras acariciaba sus orejitas.
-Pero que precioso eres- sonreí con ternura mientras el cachorro jadeaba.
Siempre quise tener un cachorro, pero nunca pude porque siempre estaba estudiando y no tenia tiempo para cuidarlo.
Sonreí y miré dentro de la caja. Noté que había una pequeña carta que decía "Para ____"
Decidí abrirla dejando al cachorro en el suelo con cuidado.
Abrí el pequeño sobre y me dispuse a leer.
"_____...
Espero que haya llegado en buen estado.
Es especialmente para ti, puedes ponerle el nombre que quieras, de todas formas, será hermoso.
No sabes lo mucho que te extraño.
En las noches me dedico a recordar el día en que nos conocimos y como empezó todo esto.
Juro que estaré ahí muy pronto.
No dudes en abrazar al perrito cuando necesites a alguien a quien darle un abrazo, no dudes en contarle sobre tu día. Estará contigo cuando te sientas sola.
Te hará compañía y te recordará a mi cuando estés triste.
No llores más por favor, no sabes lo horrible que me siento cuando pienso que estás llorando.
Pronto nos veremos y seremos felices tal y como lo éramos antes, uno junto al otro.
Cuida del cachorro, se a encariñado mucho contigo solo con mostrarle una foto tuya.
Te amo mucho, mi amor. Nunca lo olvides.
Bruno."
Ví como las lágrimas habían dejado rastro sobre mis jeans.
Miré al cachorro y también se encontraba mirándome, pero ya no estaba tan alegre como antes, sólo me miraba.
-Prometí no llorar más, pequeño- le hablé mientras fingía una risa burlona.
El perrito se acerco a mi y lamió tiernamente mi mano, como si hubiera entendido claramente lo que había dicho.
Sonreí débilmente y acaricié una de sus patitas.
-Tranquilo, no lo haré más- dije secando mis últimas lágrimas.
El cachorro volvió a mover desesperadamente su colita mientras me miraba con otros ojos.
Lo acerqué contra mi pecho abrazándolo y acariciandolo amorosamente.
-No lo haré más...