En una tierra de sueños, escondida entre la naturaleza, una bella figura se asomaba, adentrandose entre las rocas y arboles, se podia visualizar un lugar mágico, donde aquello que se pensaba triste cobraba vida, brillo y color. En aquel lugar donde la prosperidad y la belleza se adueñaba del entorno; y donde la suave caricia del viento reconfortaba la piel. Las Hadas habitaban despreocupadas y alegres por ayudar a quien lo necesitase.
Cuando inició la guerra, las hadas fueron quienes ayudaban a los demas clanes, independientemente de si eran magos, doma dragones, elfos o nigromantes. Gracias a su factor de curación, las hadas se convirtieron en un peón indispensable para todos los clanes, lo que los llevo al grado de secuestrarlas para tener garantizada su recuperación.
En respuesta a ello, las hadas desarrollaron el dominio de las artes de la ilusión, lo que les servia como ofensiva para defenderse de atacantes.
A pesar de verse en la necesidad de defenderse, las hadas tenían una bondad inmensa, convirtiendolas en la raza más noble, quizás demaciado noble, pues no lograban reconocer la diferencia entre el bien y el mal, lo que las llevaba a curar a aquellos que hacian daño a su clan y a su amada naturaleza.
Cansadas de tanta destrucción, un grupo de hadas se negó a seguir con la bondad natural de las hadas, o almenos lo intentaron, pues dentro de ellas todavia existía una chispa de máxima compasión y bondad.
La revelion de las hadas perduró y se mantuvo firme, hasta que...
En una calida noche de verano, un hada cambio el rumbo de las cosas. Mayra, el hada mas fuerte de toda su organizacion, entrego a sus compañeras, a cambio de un gran poder.
Sorprendidas por su acción, las hadas lucharon por sobrevivir, pero fue en vano...
Aquella noche... solo aquella noche... surgió la primera chispa de rencor en un hada...
Días después, en la espesura del bosque, pasando entre las brillantes setas multicolor que iluminaban el camino entre robles y abetos, una hada revoloteaba buscando a Mayra.
Sintiendose traicionada, Milan Mira busco incansablemente a aquella maldita hada que traiciono a aquellas que juro proteger.
Entonces... esa misma noche, a orillas de una colina con vista a un lago, posada a pies de un arbol trueno, disfrutando de los dulces perfumes de las frutas del bosque y relajada con la suave brisa fresca, Mayra admiraba el paisaje y la belleza de la naturaleza.
Milan, al verla desde la lejania de las potentes cascadas, se apresuro hacia dónde se encontraba Mayra para así poder encararla.
Al llegar a aquel lugar donde la luz de la luna y algunas setas brillantes, eran lo unico que proporcionaba luz. Milan vislumbro a Mayra.
-Tu... Tu!... Traidora!- grito mientras se avalanzaba bruscamente hacia Mayra.
Demostrando gran habilidad, Mayra detuvo de un golpe el avance de aquella hada que la tomo por sorpresa. Provocando que callera al suelo con fuerza, para después levantarse tratando de aguantar el dolor.
-¿Milan?... ja!... vaya... pensaba que de aquel grupo de débiles hadas, tu habias sido la primera en morir- dijo Mayra confiada.
-Callate! Maldita traidora! Hija de mil demonios! No mereces ser llamada Hada! No mereces nada de lo que te fue concedido!- Rugio Milan con voz furiosa.
Ofendida, Mayra dejó caer un golpe en la cara de Milan y la tomo por el cuello.
-¿Y tu que vas a hacer al respecto? Debilucha. Nisiquiera pudiste luchar por mantener con vida a aquellas que fueron tus amigas y compañeras. ¿Que crees que podras hacer contra mi?.
-Voy... Voy a... ¡Voy a acabar contigo!
-Hmp!... tienes agallas, niña- sonrió insolente.
-No necesito agallas para matarte. Solo tus habilidades son fuertes, pero tu alma es débil y eso te llevará a tu perdición- susurro amenazante.
-Talvez... pero te aseguro que luchare porque no sea asi- dijo Mayra antes de lanzar a Milan al suelo. -¿sabes? Los reyes no solo me dieron poder a cambio de entregarlas... también me brindaron protección... al principio estaba convencida de que era algo inútil. Pero ahora me alegro de ello- Alardeo Mayra mientras lanzaba un haz de luz hacia el cielo. -no tardarán en llegar.
-Entonces tendré que asesinarte rápido- Amenazó Milan mientras se ponia en pie.
-Ja! Eso crees, niña?... es por eso que sentía cierto agrado por ti... eres más crédula que las demás hadas.
-Seria crédula si fuera un hecho que no puedo contra ti... asi que solo digamos que me aferro a las posibilidades.
-Pues veamos que tanto de eso es verdad- advirtió Mayra mientras sacaba su daga y se lanzaba al ataque.
Llena de adrenalina, Milan saco su arma y bloqueo velozmente aquél rápido ataque.
Milan soltó un golpe con fiereza tratando de alejar a su enemiga. Continuando con veloces ataques de la afilada daga de acero que empuñaba, repitiendo ataque tras ataque mientras Mayra los esquivaba con dificultosa agilidad.
Finalmente, de un golpe, Mayra quito la daga de manos de Milan -¿lo vez? Eres débil. Nunca podrás vencer a nadie si luchas a ese ritmo tan pobre- Rio Mayra mientras colocaba el filo de la daga en el cuello de Milan.
Retrocediendo para tratar de alejarse del filo de aquella arma, Milan callo de sentón al suelo y continuó arrastrandose hacia atrás. Tratando de pensar en una manera de escapar, tomo un puño de tierra y lo lanzo a los ojos de su rival, como último recurso.
Cegada, Mayra retrocedio. -Maldita seas! Cobarde! Solo te queda usar trucos baratos para tratar de escapar de tu muerte... pero ya es tarde. Los soldados ya deben estar más cerca de lo que crees- amenazó mientras se limpiaba los ojos.
Desesperada por aquellas palabras, Milan se apresuro a huir del lugar, pues sabia que quedarse en el lugar seria condenarse a si misma.
Mientras volaba por el bosque tratando de huir, Milan entendió que era momento de pedir ayuda, irse de su hogar y no volver; pues si lo hacia la asesinarian apenas entrara.
Y asi fue como, de entre dulces y sumisas hadas, nació un hada fuerte, inteligente y hábil que tenia el valor de enfentarse a lo que sea.
Un Hada que cambiaría al mundo y sería Capaz de destrozar a quien tratara de evitarlo...
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Moira
FantasyAllá en tierras lejanas, una batalla perdida en el tiempo, se libró. Los cinco grandes reinos: Magos, Nigromantes, Domadragones, Hadas y Elfos. Tontamente lucharon en una guerra por poder. Cuando todo parecía estar destinado a terminar mal, el desti...