Capítulo 21

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ÓRDENES DEL SABIO(Narra: Bogdan)

Finalmente podía continuar con mi viaje. Ya podía dejar atrás todo lo que había ocurrido. Había perdido bastante tiempo y era momento de que continuara mi travesía y recuperara el tiempo perdido. El sabio me pidió que viajara a un lugar en específico y necesitaba llegar a uno de los grandes reinos pronto. No tenía mucho tiempo que perder.

Retomé mi camino, sin dilaciones ni más distracciones. Debía apresurarme...

Después de un rato después de caminar, la noche finalmente me alcanzó. Necesitaba encontrar un lugar seco para quedarme y poder mantenerme por esa noche. Después de una exhaustiva búsqueda, di con una formación rocosa escondida entre árboles. Suficientemente seca como para establecerme ahí. Me adentré en la abertura que había entre las rocas y me puse cómodo. Cuando me dispuse a descansar, algo llamó mi atención. Dentro de mi bolsa, un brillo palpitante emergía. La bola de cristal me llamaba.

-Joven Bogdan... Joven Bogdan...- La voz del sabio susurraba mi nombre.

Metí la mano en la bolsa y tomé la esfera de cristal. Saqué el objeto y la miré momentáneamente antes de contestar al llamado del sabio.

-Aquí estoy, mi señor. ¿Qué sucede?

-El oráculo me ha alertado sobre un encuentro que tendrías con seres de otras etnias diferentes.

-Así es, mi señor. Tuve un infortunado encuentro con individuos de otras razas.

-Eso es maravilloso, joven Bogdan. Dime ¿Cuántos de ellos eran?

-Eran cuatro, mi señor. Tres mujeres y un ladrón.

-Vaya, vaya... Me imagino que todos ellos pertenecían a otros reinos. ¿Me equivoco?

-Está en lo correcto, mi señor. Un Hada, un Elfo, un Nigromante y un Domador de Dragones.

-¿Un Domador?

-Así es. Me atacó y robó, de la misma manera que lo hizo con el Elfo, la Nigromante y el Hada. Pero no se preocupe, lo localizamos y enfrentamos. Al final, pude recuperar mis pertenencias, así como los demás seres a los que robó.

-Bien. Entonces todo ha marchado como me lo indicó el oráculo.

-Me alegro de oír eso, mi señor.

-Sólo una pregunta, joven Bogdan.

-¿Qué sucede, mi señor?

-¿Estás viajando con alguien?

La pregunta del sabio me extrañó. ¿Cómo que si estaba viajando con alguien?

-... No, señor. Me encuentro viajando sólo.

-...

El sabio mantuvo silencio. Podía escucharlo pensar, pues rascaba su barba cuando meditaba sobre algo, y eso producía un notorio sonido rasposo, que hacía que dieran ganas de rascarse también.

-¿Porque no viajas acompañado, joven Bogdan?

-No... No entiendo de lo que habla, mi señor. No había motivos para venir acompañado.

-Oh, joven Bogdan. Tu actitud siempre te ha impulsado a viajar en soledad, eso lo sé bien. Pero el camino en el cual viajas, tiene un destino grande... No tomes a mal lo que te diré, pero quizás el destino que persigues es demasiado grande para que puedas enfrentarlo sólo.

-No tiene por qué preocuparse por eso, mi señor. Un lobo puede cazas de manera solitaria, porque la compañía le estorbaría en su cacería.

-Pero recuerda, joven Bogdan. La mayoría de ellos pertenece a una manada, porque la necesita para cazar grandes presas; los lobos solitarios están destinados a perseguir cosas más pequeñas, debido a que son astutos y saben que si enfrentan a algo demasiado grande, su vida podría correr riesgos... Quizás seas como un lobo, pero aún debes aprender de ellos.

MoiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora