Los Elfos

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....El amor .... ¿Sabes que es?... El amor es una experiencia, es un impulso, es la sensación de hacer todo por alguien sin recibir nada a cambio. Existe en diferentes formas, pero ninguna... Ninguna como el amor entre hermanos.

Los elfos son la raza más refinada de todas, con porte elegante y expresiones delicadas.

A pesar de ser el clan mas refinado de todas las razas, los elfos dominaban el arte de la guerra y las armas, lo que los convertía en una de las razas mas admirables de todas.

Ellos se regían por un gobierno firme e inquebrantable. Para algunos, era un gobierno "justo", pero otros lo llamaban gobierno "opresor" y aquellos qué desaprobaban al gobierno, también lo hacían con la guerra.

Entre aquellos que lo repudiaban, se encontraban dos jóvenes hermanas. Lyuben y Madeleine Dragoslav, huérfanas desde niñas por culpa de la guerra.

Aquéllas inseparables hermanas formaban parte de un grupo de guerreros llamados "rebeldes" que permanecían anónimos. Ellas compartían sus grandes dotes en batalla, pero no sus ideales.

Madeleine, encargada de cuidar de Lyuben desde siempre, tenía el objetivo de terminar con la guerra y derrocar a su gobierno.

Por el contrario, Lyuben era aún muy joven para entender ese inmenso odio. Hasta que todo eso cambió...

En las épocas mas oscuras de la guerra, el grupo de los "rebeldes" decidió salir del anonimato a tratar de evitar que las tropas avanzaran.

En un despliegue de osadía, los guerreros rebeldes hicieron frente a las tropas del rey, que marchaban hacia las puertas del reino rumbo a un sangriento destino. Y exigieron que la intervención élfica en la guerra cesara.

Desconcertados, los soldados trataron de avanzar y hacer a un lado a aquéllos que detenían su marcha, pero fue en vano, pues aquellos valerosos elfos se rehusaban a romper filas.

Hartos de aquellos que trataban de verse superiores, los soldados desenvainaron amenazantes sus sables, sacudiendolos previniendo su inminente ataque.

Como una apresurada respuesta, los rebeldes tomaron sus Armas, includas las hermanas.

Hubo un silencio abrumador... Ambos grupos esperaban sólo el menor movimiento de sus adversarios para saltar al combate.

Madeleine, nerviosa, no podía evitar susurrar -...Se detiene el tiempo, la mirada al frente, Mente en blanco, hora de tragar saliva...-

Los segundos se sentían como horas, el tiempo más eterno en la vida de aquellas hermanas, todo era silencio, en la piel se sentía un viento tibio, contrarrestado por un sudor frío supurado por el miedo a la muerte. Pero no para los soldados, que parecía no afectarles en lo más mínimo la situación, solo lograban verse más amenazantes, pues ni se inmutaban ante aquellos jóvenes guerreros.

Los rebeldes temían ser asesinados, pues aún eran jóvenes, pero eso no impedía que se mantuvieran en posición.

Vencido por su miedo, un elfo soltó un grito de batalla y corrió hacia sus enemigos. Actuando con hermandad, los demás elfos siguieron sus pasos.

Los soldados se inclinaron levemente hacia atrás, para después abalanzarse hacia adelante, dirigiendo sus sables hacia sus oponentes con frialdad, esperando que sus afiladas armas desgarrasen todo a su paso.

Sus Armas impactaron unas con otras, el sonido agudo de dos filos De Acero chocando al duelo, los destellos de luz que brotan del metal cuando golpea un áspero objetivo iluminaban las plateadas armaduras.

Era momento de demostrar su valía, no había vuelta atrás y los resultados de aquella batalla eran inciertos.

Preocupadas una por otra, Madeleine y Lyuben se colocaron espalda con espalda, aferrándose una a otra con todas sus fuerzas.

Estaban en medio de la batalla. Los soldados atacaban brutalmente a todos aquellos que se cruzaban en su camino. No había nadie que las ayudara, estaban solas.

Justo cuando sentían que permanecer inmóviles haría que los soldados desviaran su atención de ellas, uno dio media vuelta, encarando a las hermanas.

Con espada en mano, el guerrero emprendió una carrera en dirección hacia las desconcertadas jóvenes.

Consciente de que la vida de su hermana estaba en peligro, Madeleine tomo su espada y con veloz respuesta, dio un golpe que detuvo el sable de su actual enemigo. Lo miro a los ojos llena de ira y susurro... -no pondrás en peligro a mi hermana-.

Desconcertado, el soldado miro fijamente a la joven elfa que tenia frente, y sin apartarle la mirada de encima dio un paso hacia atrás y continuó su letal ataque.

Madeleine continuaba defendiendose. Parecía que su espada era la que guiaba sus manos en la batalla, pues ella no podía pensar con claridad que era lo que estaba haciendo.

... En un descuido, Madeleine fue derrotada. Siendo brutalmente atravesada por su contrincante, al que miró sorprendida antes de desplomarse.

Destrozada por haber contemplado la muerte de su amada hermana, Lyuben se acercó amenazante al soldado, y antes de que pudiera hacer algo, lo decapitó de un solo movimiento.

Habiendo terminado la batalla, se arrodilló ante su caída hermana, abrazando su cuerpo con fuerza mientras dejaba escapar lágrimas de dolor.

-Cuídate mucho... Nunca ... Nunca bajes la guardia... y vivirás- susurro Madeleine con su último aliento.

Lyuben tomó la espada de su hermana y mientras secaba sus lágrimas susurró...

-Te vengare, hermana... Acabaré con este maldito reino que nos ha separado, y el filo de tu espada beberá la sangre de aquellos a los que los nuestros llaman "reyes"-.

Madeleine había muerto dejando a Lyuben... Era momento de que se cuidara sola. Besó la frente de Madeleine y huyó de la batalla hacía las puertas del reino, jurando regresar y vengar la muerte de su hermana, destrozando al reino que la vio nacer...

MoiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora