Capítulo 26

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HISTORIAS(Narra: Bogdan)

El sabio que me envió a esta misión, y cuyas órdenes seguí tan ciegamente, resultaba llamarse Talib, y la mujer con la que había llegado por "casualidad" resultaba conocer al sabio... Ahora me preguntaba si habría algo más que necesitara saber y que me hiciera desconfiar aún más del hombre que me había enviado a este viaje... Un destino era el motivo por el cual me encontraba ahora en una posada con cinco personas más: Una anciana, un Nigromante, un Hada, un Elfo y un ladrón. Nos pidieron ayuda, con el fin de completar una especie de prueba para nosotros. No tengo ni idea de lo que ellos planean, ni el objetivo de dicha prueba. También ofrecen una supuesta recompensa monetaria si logramos liberar un pueblo azotado por orcos, y conducirlo a la paz... Es extraño todo este embrollo, pero parece haber algunos a los que no les importa demasiado, pues uno de ellos ya ha aceptado... El maldito ladrón. Desafortunadamente, y me guste o no, esta misión me fue encomendada desde un principio, así que no tengo mucha opción más que aceptar a las peticiones de la vieja mujer y el sabio que me ha enviado... No existía otra opción.

Después de que el Domador diera aceptación a las peticiones de la anciana y el sabio, nadie más dijo una sola palabra, todos se mantuvieron en silencio. Pero yo debía aceptar, por muy poco que quisiera viajar con un maldito ladrón, y sobre todo uno que pertenece al reino de los Domadores... Pero no había de otra.

Di un paso adelante y llamé la atención de la anciana.

-A pesar de que preferiría no viajar y luchan junto con ese Domador específicamente... Mi misión me fue encomendada y pienso cumplir con mi deber. Acepto la propuesta, y espero que rinda frutos la extraña prueba que nos imponen.

La anciana me miró y sonrió con cierta satisfacción. No debería sorprenderle mi respuesta, pues si ya conoce al sabio, ya debería haber sabido que era mi misión y que tenía una total intención de cumplirla a toda costa y a como dé lugar.

-Bien, ¿alguien más?- Dijo la anciana mientras miraba a todos los presentes en el sitio.

Miré discretamente a la Nigromante. No sabía si ella estaba dispuesta a aceptar aquella misión que nos estaban encomendando. Ella se acercó a mí y miró a la mujer que se encontraba frente a nosotros.

-Supongo que yo también estoy dentro.

Sus palabras me sorprendieron, di media vuelta y la encaré con una leve expresión de sorpresa en mi rostro.

-Me pediste que te acompañara en tu misión, ¿no? Pues aquí me tienes, mago. Y supongo que si fallamos, la recompensa monetaria hará que todo lo que suceda valga la pena. Supongo que no pierdo nada con intentarlo- Dijo la Nigromante dirigiéndose a mí.

-Bien. Una más que se integra. Nos faltan dos- La anciana miró al hada y al elfo. Ambas continuaban en sus asientos sin dar respuesta alguna. Probablemente seguían considerándolo.

-Bien, jovencitas. ¿Están dispuestas a intentarlo? Si lo logran, podrán recibir el dinero y no habrá problema alguno en que se vayan. Pero le harían mucho bien a este equipo si se quedan. A fin de cuentas, es decisión de ustedes exclusivamente- El sabio habló a través de la bola de cristal.

Ellas callaron momentáneamente, hasta que el hada se puso de pie.

-Ya habíamos hablado sobre eso, supongo...íbamos a ayudar al Domador, y supongo que así será... Al menos por mi parte. Cuenten conmigo.

Tras las palabras del hada, la anciana miró al domador con sorpresa. Supongo que ella no era consciente de su naturaleza.

El hada giró su mirada hacia el elfo y mantuvo silencio. Sólo faltaba su respuesta. El elfo suspiró largamente y miró de vuelta al hada, parecía un poco desesperada, por alguna razón.

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