Capítulo 6

25 2 1
                                    

UN PRIMER Y DESAFORTUNADO ENCUENTRO
(Narra: Bogdan)

Las orillas del reino mágico... Un lugar al que se confinan los plebeyos y los magos más pobres... Pobres en materia y en espíritu. Así como simples "videntes", estafadores y ladrones, aldeanos, campesinos de sangre mágica y obreros de todo tipo, que sólo se dedican a tareas humildes, pero totalmente necesarias... Y el lugar que sería la sede de mi primera parada en mi viaje.

El sabio me dijo que buscara a un herrero y... Que le entregara el pergamino que me cedió... ¿Donde podría encontrarlo?...

Anteriormente había sido enviado con 5 herreros diferentes. Los mejores de todo el reino... O almenos los mejores en estos rumbos. Pero el más cercano era Driblur, hijo de Dreblhas, uno de los mejores herreros que he conocido, y de los mas fieles a la realeza de sus tiempos... al menos lo fue hasta que el entonces rey fue derrocado y sus delitos por traición fueron exhibidos como si fuera un trofeo de guerra... Desde entonces, él y su familia se adaptaron a la vida a las orillas del reino, pero continuaban haciendo trabajos directos para la realeza, después de todo, a ellos les da igual quien gobierne, mientras no los dejen en la pobreza total... No lo voy a juzgar, pues yo también ofrecí mi fidelidad a aquel rey... ahora esta muerto...

Pasando entre pequeños puestos esotéricos, logre llegar.

Entré al establecimiento y comencé a curiosear alrededor del lugar, miré las grandes espadas que ahí se forjaban y los enormes montones de hierro listo para ser moldeado en las fraguas que se encontraban en el sótano.

-Emm... ¿Buenas?- Traté te hacerme notar.

-¿En que te puedo ayudar?- Se escucho una poderosa voz grave y el herrero salio de la puerta que daba al sótano.

Sin pronunciar palabra, le entregué el pergamino.

Tomó con firmeza el pergamino y me miró fijamente durante unos segundos después de abrirlo... -¿Tu eres Bogdan?- Ladeo la cabeza en mi dirección.

-¿Habría algún problema si lo fuera?- Arquee la ceja y crucé los brazos.

Sonrió divertido y se dio media vuelta. -El viejo me dijo que te reconocería en cuanto te viera y pudiera hablar contigo... El maldito tenia razón...- Continuo sonriendo mientras sacaba un llavero de su escritorio.

-Y... ¿Que pasaría si el..."Viejo"... no hubiese tenido la razón?...- Indagué en voz alta.

-Entonces habría un gran problema- Comenzó a buscar una llave de entre todas las que poseía.

-¿Gran problema?- Di un paso al frente.

-Como lo escuchaste. Si el viejo se equivoca, le estaré dando una espada única en su tipo a un completo extraño... Pero confío en que tu debes ser el que porte esta espada... después de todo, tu poseías el pergamino-

Metió la llave dentro de la cerradura de un gran baúl, y de él, saco lo que parecía una espada envuelta en un trozo de tela de seda.

-Aquí tiene, señor Bogdan- Me tendió el objeto con ambas manos.

Tome la espada. Era ligera, como si fuera una simple espada de madera.

-Supongo que es todo. Gracias- Sonreí al herrero y me retire del lugar.

Mi primera parada había sido exitosa. Ahora sólo quedaba seguir mi camino.

Recordaba algo que el sabio me pidió... algo acerca de viajar a través de los cinco reinos en busca de algo... pero ¿de que?. Solo me quedaba hacerlo para descubrir la razón de ello, así que decidí emprender mi camino hacia el Noroeste... hacia el reino de los Nigromantes...

MoiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora