Capítulo 16

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UN ESPERADO ENCUENTRO
(Narra: Bogdan)

No podía evitar pensar en la cara que pondría ese maldito ladrón cuando me tuviera frente a él, tampoco podía evitar sonreír al pensar que tomaría mi venganza y recobraría un poco de mi orgullo.

Una delicada voz interrumpió mis pensamientos.

-Esa sonrisa no puede significar nada bueno.

Giré la mirada buscando el origen de la voz... El hada me miraba sonriente.

-Nada bueno para quien será mi víctima. Si a eso te refieres.

-¿A que más podría referirme?

-¿Cómo sabes que quizás no me refiero a ti?

Ella rió con ironía.

-Porque, de haber sido así, nos habrías asesinado desde que te encontramos a pies de la montaña. Además del hecho de que seguramente te habríamos encontrado sólo.

-¿Y cómo estás segura de que no decidí traerlos hasta aquí, guiándolos a una trampa?

-¿En verdad necesito darte mis razones?

-Sólo si quieres saber el motivo de esa sonrisa.

-Bien. En primera: te habríamos encontrado completamente sólo. En segunda: aquí arriba estarías en desventaja... Es un lugar demasiado alto para entablar un combate, hasta un ladrón de cuarta sabría eso. Y, por último, tú no eres el verdadero motivo por el cual estamos subiendo esta montaña.

-¿Cómo es que sabes que yo no podría ser aliado del ladrón?

El hada soltó una carcajada.

-Por favor. Es más que obvio. ¿Un mago haciendo equipo con un guerrero? Es ridículo tan solo pensarlo. Además, los magos y los domadores jamás han tenido una buena relación. Eso todos lo saben...

-¿Un qué?- Su respuesta me hirvió la sangre en un segundo. ¿Había sido un Domador, aquel que me atacó y robó? Si ese era el caso, esta situación pasaría de ser una venganza por orgullo a ser un asunto aún más serio de cuentas que arreglar.

-Lo que dije... Un Domador. Si lo analizas un momento, no es extraño de pensar que así sea.

Desvié la mirada hacia la cima de la montaña. Pensativo, intentando aguantar la ira que se había disparado en mi interior. Mordí levemente mi labio inferior. Tratando de sofocar un poco la ira.

Una nueva voz se unió a nuestra conversación. El elfo.

-No sirve de nada enfadarse ahora, mago. En el momento en que lleguemos arriba, podrás sofocar esa ira que te consume.

Callé. No tenía nada más que decir. Mi mente sólo estaba concentrada en llegar a la cima y saldar cuentas.

-Estamos cerca de la cima- La nigromante señaló hacia la punta de la montaña. Puso su mano en mi hombro, e hizo que saliera de mi trance una vez más. –Debemos prepararnos para el encuentro. No queremos terminar igual que en la última ocasión.

Asentí con la cabeza y tomé mi espada.

-¿Puedes combatir?- Miré de reojo a la chica mientras sostenía el arma.

-No lo sé. Aún no me acostumbro del todo a utilizar mis habilidades.

Refunfuñé levemente y, sin mirarla, le tendí mi espada.

-Toma, necesitaras esto si es que quieres luchar.

Ella no la tomaba y yo me mantenía con la espada en mano, y aún sin mirarla.

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