Capítulo 9

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A PIES DE LA MUERTE
(Narra: Millan)


Un largo y sinuoso camino hasta aquí. Horas y kilómetros de camino, sólo para poder llegar hasta aquí, sin un motivo de verdad que me incentivara a continuar sin temor mi camino. Y es justo lo que siento ahora, temor.

En la lejanía, una figura se aproxima a mi sitio. Pareciera que lo hace con intenciones de destruir todo aquel ser vivo que se cruce en su camino, o tal vez es solo el miedo que crece en mi interior al ver tal figura acerándose. De la nada, se detiene. Pareciera que ve lo mismo que yo veo, una figura de un ser diferente, en la lejanía.

Es claramente un elfo, podría distinguir sus rasgos tan definidos y diferentes a los de las otras razas. Es sencillo distinguirles. Altura media, orejas enormes, joyas adornando su cuerpo, un sable con enfundado y empuñadora de color verde pasto con detalles dorados, una armadura impecable y una manera firme y pacífica de caminar.

¿Acaso sería esa la elfa que atacó al pobre animal que había encontrado antes? Lo dudaba. No llevaba consigo un arco, y el ciervo estaba herido por una flecha.

Cada segundo que transcurría, me sentía aún más desconcertada. No sabía que era lo que debía hacer, o como debía reaccionar y tras cada segundo sentía que nos acercábamos más y más a pesar de que no nos movíamos en absoluto. Finalmente, decidí enfrentar mi miedo. Continué caminando como si no hubiera notado la presencia del elfo que se posaba a varios metros de mí. Apretando los dientes y rezándoles a los dioses que me permitieran vivir más tiempo del que creía que me quedaba.

Detuve mis pasos y mi piel se puso de gallina. De repente y casi como si fuera un reflejo, el elfo había dado un paso hacia atrás y se había colocado en posición para el combate. No quería luchar contra uno de los miembros de la segunda raza guerrera más fuerte en su tipo. Apreté los puños y cerré los ojos para meditar un poco la situación. No quedaba de otra, tenía que enfrentar mi destino y entablar una batalla contra aquel ser con sangre guerrera que, tontamente, creí que tendría una realidad distinta a la que se me había inculcado. Decidí aceptar el duelo y me acerque varios pasos más a él, por lo menos hasta que pude verle con claridad y darme cuenta de que era una chica. Mis pasos fueron interrumpidos por una suave vos con tono amenazante.

-Ni un paso más.

Me detuve en seco, sus palabras fueron simples y claras, pero no lo suficientemente claras.

Traté de calmarla con palabras y evitar a toda costa la lucha.

-No pienso hacerte daño. Sólo déjame seguir mi camino y haremos como que no nos encontramos.

A decir verdad, creo que mis palabras la enfurecieron.

-¿Tú crees que dejaré que pases de largo?... ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes?.

Me percaté de que incluso tenía mis alas resguardadas entre mis ropas, no se notaban mis raíces, y mis rasgos no eran muy distintos a los de un simple humano. Tenía la posibilidad de utilizar eso en mi beneficio.

Tenía que pensar en una buena respuesta que no me perjudicara e hiciera que me atacara. Conteste lo más rápido y normal que pude.

-Mi nombre es Korhyn. Me encuentro extraviada.

El elfo me miró y mantuvo su espada en alto. Comenzó a interrogarme, como si fuera su prisionera.

-Korhyn... Jamás había escuchado de un nombre así. ¿De dónde vienes?

Cada pregunta rozaba la verdad y tenía que pensar en algo rápido, para evitar ser descubierta. Tenía que pensar cuidadosamente en lo que iba a contestar, pues de lo contrario, sería sencillo darse cuenta de mi mentira.

MoiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora