Capítulo 32

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TAREAS Y MÁS TAREAS

(Narra: Royce)

El Domador había resultado no ser tan mala compañía para mí. Quizás sería difícil acostumbrarme a su forma de ser, pero a la larga podríamos ser un buen equipo... Después de haber sufrido de un lengüetazo de un dragón, apestaba a baba de la fiera. En un gesto de amabilidad, la mujer anciana, cuya posada me servía de hogar temporal, me permitió asearme y poder quitarme de encima el olor que había impregnado el hocico de la fiera. Al salir de lavarme, me encontré al Mago sólo en la sala de estar de la posada. En sus ojos se percibía una cierta tristeza... Después de una pequeña conversación, logré convencerlo de acompañarme a buscar al Domador. Salí de la posada, y el mago me alcanzó más adelante... Él era una persona que llamaba mi atención. Profundamente misterioso, y extrañamente frío como el invierno. Era una persona que parecía esconder algo...

Después de volver a la posada, debíamos alistarnos para lo que teníamos que hacer... Esta vez, era momento de luchar contra los Orcos. Antes que pudiéramos hacer cualquier cosa, la mujer nos detuvo a todos.

-Bien, bien. Aún faltan unas horas para que anochezca. Deben prepararse para estar listos cuando llegue el momento. ¿Saben que es lo que deben hacer?- Preguntó la mujer.

Ninguno respondió. No teníamos ni idea de lo que nos ordenaría que hiciéramos.

-Bien. Primero que nada, deben comer algo antes de irse. Así que debo pedirles que me ayuden a preparar la cena- Dijo la anciana.

¿La mujer hablaba en serio? Seguramente teníamos una o dos cosas un poco más importantes que debíamos hacer. Seguramente la mujer vio la duda en mi rostro. Pues se acercó a mí y me tomó del hombro.

-Es importante que estén bien alimentados, jovencita. No podrán luchar, ni pensar claramente si sus estómagos están vacíos... Así que, quisiera que me ayudaran a preparar la cena de esta noche. Podrán comer un poco antes de retirarse.

La mujer caminó hacia el patio trasero y nos indicó que la siguiéramos. Una vez nos encontramos todos fuera, la mujer caminó hacia el animal noqueado.

-Bien. Primero debemos matar a este amigo- La mujer se inclinó y acarició el lomo del animal.

-Yo lo haré. He hecho esto varias veces- Borislav salió de entre nosotros, ofreciendo su ayuda.

El Domador se acercó al animal noqueado y lo tomó de su pata izquierda. Dobló la pata del cerdo hacia adentro y marcó el lugar donde daba la pezuña... Todo para saber la ubicación del corazón del animal. Iba a darle un golpe rápido y letal.

Nos mantuvimos a la expectativa. Borislav parecía seguro de lo que hacía. Se notaba que lo había hecho algunas veces antes. El Domador nos miró y extendió un brazo hacia nosotros.

-¿Alguien puede prestarme un cuchillo o una daga? Sólo tengo mi espada, y no quiero que el golpe atraviese al animal, o podría romper alguna de sus costillas y astillar los huesos. Si eso sucede, la carne estará llena de astillas.

En respuesta a las palabras del Domador, el hada se acercó a él, sacó una daga y se la entregó. Después de esto, empuñó el arma con fuerza y se la clavó al cerdo, el animal despertó al instante y comenzó a chillar con fuerza y a retorcerse bruscamente. Estaba sufriendo y eso era evidente. Borsilav intentó tomar de las patas al cerdo para que no se moviera demasiado, pero el animal pudo morderle una mano y después salir corriendo, aún con la herida en el pecho. El cerdo corrió sin parar hasta más no poder, dejando un rastro de sangre tras de sí. Después de correr despavoridamente mientras se desangraba, finalmente cayó muerto mientras corría. El jardín había quedado con una suerte de camino sangriento en el suelo. El Domador se acercó al animal y lo tomó entre sus brazos. Haciendo un notable esfuerzo, Borislav lo cargó con ambos brazos y lo llevó ante nosotros.

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