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Miré con detenimiento a mi alrededor, estábamos acercándonos a un restaurante en las afueras de la ciudad.
Entramos al gran lugar que relucía de limpieza, digno de personas pertenecientes a la clase social de Brian. Pero yo llevaba un short y una blusa de dormir.

—Brian, que vergüenza.—dije deteniéndolo antes de pasar frente las mesas.
—¿Vergüenza?—preguntó ladeando su cabeza.
—Sí, mira como voy vestida.—dije señalando mi ropa.
—Tranquila, es temprano... Los hombres vienen en la noche, por el día sólo he visto mujeres desayunar aquí.—dijo sonriendo y llevándome hasta dentro.
—¿Porqué?—pregunté siguiéndolo.
—Por el día es muy limpio y elegante, por la noche es un bar—se encogió en hombros.

Estuvimos desayunando tranquilamente, no podía dejar de repetir la imagen de Brian dándole una patada a Katya. Mi mente divagava en ello mientras me llevaba el bocado a la boca.
Había un aproximado de dos hombres, lo demás eran mujeres mayores o engreídas.
Noté la mirada de Brian perderse al fondo, quería voltear pero no debía ser tan obvia.

—Voy al baño—dije fingiendo una sonrisa.
—Claro.—dijo concentrado en su platillo.

Caminé hasta los sanitarios dándome cuenta de que en la mesa de fondo había una chica de cabellos negros terminantes en azul, ella también me veía pero la ignoré y entré al privado.
Al salir Brian no estaba en nuestra mesa, caminé por el restaurante buscándolo pero no lo encontraba. Me paré en la puerta pero el auto era visible desde ahí así que obviamente estaba aquí.
Eché un último vistazo y lo miré sentado en la última mesa con esa chica.

—Brian, ¿nos vamos?—pregunté al acercarme.
—Estoy ocupado.—respondió sin verme.

Conté hasta tres en mi mente y me di la vuelta, busqué en mis bolsillos. Gracias a dios que tenía dinero.
Subí a un taxi y regresé a casa. Mi mirada todo el camino se posaba hacía la ventana pero en realidad no estaba viendo nada. Mis pensamientos veían por mí, pasaban una y otra vez el sólo ver como Brian la observaba al grado de que era invisible al lado de ella.

Bajé del taxi después de pagarle, entré a mi casa y miré a Katya sentada en las escaleras.
Un rencor invadió mi pecho e intenté controlarme.

—¿Porqué Kay?.
—No me digas así—dijo volteando hacia otro lado, intentaba cubrir el golpe de Brian.
—Exacto Kay, así le llamaba a mi hermana. Pero tú... Eres un mounstro despreciable. Me robaste al hombre que amaba.—le dije suprimiendo las lágrimas.
—Mounstro despreciable el hombre que tienes ahora por novio.—dijo rodeando sus piernas en un abrazo.

La ignoré y caminé hasta mi habitación, estaba dispuesta a dormir cuando un ruido enorme me quitó el sueño. Brian estaba a punto de derribar la puerta, supe que era él por sus gritos al llamar mi nombre y Katya exigiendo que se largara.
Tenía que admitirlo estaba celosa, insegura.
Bajé sin ánimos, con los pies descalzos tocando el frío piso. Abrí la puerta sin apuros y me encontré con él. Su cara enrojecida por tanto grito, las venas del cuello junto las de su frente  marcadas como las de su brazo por golpear.

—¿Qué quieres?—cuestioné cruzándome de brazos.
—¿Porqué te fuiste?, ¡pudo haberte pasarte algo!.—dijo en voz alta.

De un momento a otro en mi boca se formaba en un puchero, mis ojos se cristalizaban. De un momento a otro las lágrimas brotaban.
Mi mente pensaba en las cosas que Brian había hecho antes de llegar hasta aquí, evidentemente se quedó con ella. ¿Y sí la besó?, ¿la tuvo en sus brazos?, ¿le pidió su número telefónico?.  De Brian Haner se podía esperar cualquier cosa y yo siendo tan frágil intentaba ser fuerte para por fin tener una normal relación.

—Mírate, estás así vestida.—me reclamó.
—Pero así iba vestida cuando salimos.—le defendí.
—Ibas conmigo, no sola.

Era imposible ganarle, pero yo seguía llorando sólo para que me tomara en los brazos y me abrazara. Necesitaba amor.
Subí hasta mi habitación y me puse unos zapatos, volví a bajar notando las miradas de odio entre Katya y Brian a un par de metros.

—Dayan, no me jodas con que estás llorando.—dijo Brian rascándose la nuca, no le respondí.—Maldición, no llores.—dijo poniendo sus manos en mis hombros y sacudiéndome.—Detesto que llores.
—Nunca me habías visto llorar.—respondí con dolor.
—Te había visto antes, pero tú ni siquiera lo notabas, soy un estúpido no debí dejarte ir sola.

Lo decía con serenidad más no era tan creíble, me abrazó y detrás de él pude ver a Katya apoyada en el marco de la puerta del comedor. Mantenía una sonrisa cínica y movía sus labios sin hablar dejando leerlos. "Estúpida".

—Estúpida tú—dije más yo sí lo hice audible.

Mi mundo parecía relajarse intentando volver a estar bien hasta que Brian lo sacudió diciendo : "Tranquila, sólo era mi ex novia".

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora