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—Te lo juro que no lo sabía.—dije presionando el botón del penúltimo piso.—No sé como nos encontraron.
—No te creo.
—Pues deberías.—sonreí.

Cuando la puerta del elevador se abrió habían dos policías más. Brian los miró sin importancia y buscó las llaves de la habitación.
Sostuve las bolsas mientras abría la puerta.

—Señor Haner.—dijo uno de ellos.
—Díganme.—respondió intentando sonar amable.
—Rastreamos el teléfono móvil de la señorita Dayan Weldon.
—Dayan Haner.—corrigió Brian.
—El teléfono móvil de la señorita Dayan Haner, hemos venido hasta aquí porque... Espere. ¿Dayan Haner?, eso quiere decir que están casados.
—No del todo.—aclaró.—Apenas nos vamos a casar.

El policía o más bien, investigador llevaba una libreta en la que hacía varios apuntes sobre todo cuando Brian hablaba.

—Katya Weldon nos llamó diciendo que su hermana había sido secuestrada y como somos conocidos de ambas, no dudamos en apresurar la investigación y no dejar pasar las horas debidas que además se mueven lentas ya que como es adulta y consiente de lo que hace podíamos haber destacado que también pudo huir para hacerse independiente, ya sabe... ese tipo de cosas.—dijo sin dejar de hacer anotaciones.
—Como pueden ver, estoy bien.—interrumpí.—Brian y yo estamos pasando unas buenas vacaciones, todo está bajo control.

Brian metió las bolsas con las compras y me quitó el sobre con dinero en efectivo, sacó un "soborno" muy beneficioso y se los entregó.

—Disculpen las molestias.—dijeron al mismo tiempo.

Se dieron la vuelta para irse mientras Brian y yo nos introducíamos en la habitación.
Me estiré un poco y volteé a verlo.

—Con dinero baila el perro.—dije sacándole la lengua.
—Con dinero bailan los policías.—rió.
—Claro que no.—reí también.
—Pero podrían.—sacó más dinero del sobre e hizo un abanico falso con los billetes para después comenzar a echarse aire con ellos.

Nos quedamos en silencio y empezamos a reír, la risa de Brian era una hermosa melodía. Quería escuchar su risa más seguido, pero no sabía como lograrlo.
Me recosté en la cama y encendí el televisor, Brian se acostó a mi lado examinando la computadora y pidiendo por teléfono que le mandaran el sistema de la que había dejado en Huntington.
También revisó mi nuevo teléfono pero no le di mucha importancia.

—Tengo hambre.—dijo mirándome y después sonrió.
—Iré por algo.—dije parándome.
—Puedo llamar a alguien para que lo haga.
—Lo traeré yo.—dije mirándome en el espejo y acomodando mi cabello.
—Mucho cuidado.—bufó.—Sólo diles que tengo hambre y que somos dos personas.

Tomé el elevador y caminé hasta el comedor, me metí en la cocina y los cocineros me miraron.

—El señor Haner me mandó a decirles que tiene hambre y que la cena sea para dos.—dije metiendo las manos en mis bolsillos con pena.
—Si, si.—dijo un chico empujándome fuera de la cocina.—Ahora vuelve a tu trabajo, linda.—me guiñó el ojo, lo miré con asco.
—¿Qué te pasa imbécil?.—dijo otro dándole un codazo e invitándome a pasar de nuevo para no armar un escándalo afuera.—Ella es la esposa del señor Haner, la dueña de todo esto. —dijo negando con la cabeza.
—Oh, yo no...—suspiré.—sólo lleven la comida y por favor, no tarden. Ya saben como es Brian.—sonreí, ellos asintieron horrorizados.

Regresé a la habitación con prisa, la gente me veía y me incomodaba. Brian no estaba o al menos no lo veía.

—Gracias por estar siempre conmigo, a pesar de todo.—sollozó.

Lo busqué, estaba sentado en el piso, al lado de la cama y sostenía un cuadro.

—¿Qué tienes?.—pregunté poniéndome de rodillas a su lado.
—N-nada.—tembló, abrazó el cuadro dificultando que lo viera.

Lo abracé y sentí sus lágrimas en mi cuello, las quité con mis pulgares y le di un beso en la frente, me abrazó con fuerza. Y comenzó a llorar bastante.

—E-extraño.—intentó decir pero sus sollozos no lo dejaban.—E-extraño.—volvió a intentarlo.
—Tranquilo.—acaricié su cabello.
—Extraño a mi papá.—me abrazó, parecía un niño pequeño.
—Brian...—lo llamé y mis ojos se llenaron de lágrimas, se me partía corazón ante esta situación.
—Yo no pude hacer nada, lo intenté pero murió en mis brazos.—suspiró y se quedó mirando a la pared.

Le quité el cuadro y lo puse sobre la cama, era una foto de nosotros dos hace algunos años. Había recortado a los demás y sólo aparecíamos ambos, dándonos un abrazo amistoso.
Volví a abrazarlo y me dio un pequeño beso en los labios, lo miré con ternura y... tristeza.

—Nunca dejaré que nadie te aleje de mí.—me miró a los ojos y me acarició la cabeza.—Me gusta tu cabello.—fingió una sonrisa.

Tocaron la puerta, era Katya diciendo que ya se iban pero que no lo harían sin mí. Intenté levantarme para abrir pero Brian me abrazó con más fuerza.

—No le abras.—susurró abrazándome.
—Sólo le diré que se marchen sin mí.—dije y le di un beso en la mejilla.
—Es que tú...no sabes.—dijo apretándome los brazos.—Ella quiere separarnos y yo... si ella lo intenta yo sería capaz de matarla. Sabes que haría cualquier cosa por mantenerte conmigo, ya ves...—suspiró.—mi padre está muerto.
—Pero tú no tuviste la culpa de eso.—dije poniendo su cabeza en mi pecho, quería que dejara de pensar en eso.
—Te mentí.—dijo llorando, otra vez.

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora