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—¡Déjeme salir, Señora!.—dije presionada, el tiempo corría en mi contra.—Podemos detener a Brian, podemos cambiarlo. Sé que usted lo aprecia bastante.—trataba de hacerla entrar en razón.
—Ese hombre nunca va cambiar, entiende.
—Por favor, al menos lo habremos intentado.—guardé el arma.—Entienda, Brian aún puede cambiar.—mis ojos se cristalizaron.
—¿Tanto lo amas?.—me preguntó cansada, seguramente cansada de esto.

Bajé la cabeza sin contestarle, me dediqué a pensar en como iría y qué haría.

—Entonces ve, yo ya he vivido suficiente.—dijo abriendo la puerta y dándome unas llaves.—Son del Porsche de Brian.
—Gracias.—la abracé.—él sería incapaz de hacerte daño, volveré. Todo va estar bien.—le dije saliendo.
—Mi niño.—exclamó en un llanto que me partía el alma.

Ella negó llorando y se encerró en la casa, mis manos temblaban mientras ponía la dirección en el GPS, la había sacado de la invitación.
Manejé lo más rápido posible, la calle estaba cerrada y ni siquiera había lugar para estacionarse.
Me bajé del auto, lo dejé encima del césped de un departamento, ni siquiera me importaba.
Corrí hasta la casa, había demasiadas personas.
Brian no aparecía por ningún lado, mucho menos Ivon y el tal Jimmy.
El alcohol rondaba todo el lugar, la música sonaba alto a pesar de que no fuese tan noche.
Algunas personas me hablaban pero yo no les hacía caso.
Entonces lo vi, como nunca antes lo había visto.
Estaba recargado con un pie a la pared, sostenía un vaso rojo y su mirada estaba perdida en algo... O alguien.
No parecía estar ahí con algún objetivo malo, incluso parecía esperar a alguien.

Y así fue... Una chica de cabellos rubios más baja. Lo sujetó del cuello haciendo que se inclinara y lo besó, él prosiguió sin molestia tomándola del trasero con la mano que tenía libre. Sentí el impulso de sacar el arma y matarlos, pero definitivamente no lo haría.

—¡Dayan!.

Me asusté tanto que salté del susto. Me di la vuelta encontrándome a Ivon con Jimmy, no me esperaba eso.

—Nena, ¿Qué pasa?, ¿Porqué lloras?.—dijo Ivon y me abrazó, Jimmy nos veía.

No le contesté, me hice a un lado y le indiqué con mi dedo índice el lugar donde estaba Brian.

—El señor Haner.—dijo con sorpresa, se llevó las manos a la boca para no maldecir.
—¿Ese malnacido era tu novio?—preguntó él.
—Lo era y yo... vine hasta acá creyendo que me encontraría con otra cosa.

Miré a Derek Hemmings recorrer el pasillo de arriba, volteé a ver a donde Brian pero ya no estaba. Miré hacia todos lados, él iba subiendo las escaleras y al parecer. Llevaba otra pistola consigo pero a diferencia de la otra, esa tenía silenciador.

—Denme un momento.—sonreí falsamente.—tengo que saludar a alguien.

Ambos se miraron confundidos, corrí detrás de Brian, él volteó pero por suerte, y vaya que tenía suerte... no me miró.
Derek se veía tranquilo pero claro, ni siquiera había notado la presencia de Brian. Éste sacó por fin el arma del cinturón y le apuntó en la cabeza.

—¡Brian, no!.—grité.

Todo sucedió en cámara lenta, tomé su brazo y lo jalé para que no lo hiciera.

—¡Detente!.—supliqué.

Su expresión cambió, sus ojos lloraban expulsando arrepentimiento. Derek tomó el arma y ahora era él quien le apuntaba a Brian.
Estaba por caer al suelo hasta que me atrapó aún sabiendo que Derek tenía el control ahora.
Me abrazó con delicadeza y cuando se separó pude ver la sangre en su camisa.

—No, no, no.—sollozó—Por favor no, tú no.
—¿Porqué lo hiciste?.—no entendía lo que pasaba, algo me quemaba por dentro y Brian lloraba.

Puso su mano en mi abdomen y la dejó ahí. Se estaba manchando con mi sangre pero no apartaba su vista de mis ojos.
Sacó su celular y llamó a emergencias.
Derek no hizo nada, huyó con el arma de Brian. La gente comenzaba a intentar auxiliarme y otras a huir, no entendía bien lo que estaba pasando a mi alrededor.

—Resiste, por favor.—dijo limpiándose las lágrimas.—Maldita sea, te dije que no vinieras.—me abrazó con fuerza, cerré mis ojos. Su calor era casi igual al de la bala.

Sus manos temblaban acariciando mi cara, parecía estar en una crisis nerviosa mientras yo intentaba tranquilizarme. Sacó el arma de mi ropa y me miró confundido. Me cargó en sus brazos sacándome del lugar, cada paso que él daba empezaba a dolerme a mí. El dolor comenzaba a hacerse presente.

—Resiste un poco más, ¡hazlo!.—gritó, fue lo último que escuché.

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora