Novio Psicópata |Synyster Gates|

34

—Zachary...—dijo Brian quitándome de encima.
—¿Qué quieres aquí?.—gruñí.—¡Siempre en el maldito momento inoportuno!.
—Pasaba a...—inhaló y exhaló.—Nada.—cerró la puerta con brusquedad.
—Zacky me va a matar.—dijo abrochando su camisa.
—Primero te mataría yo.—bufé.

Salió de la habitación a toda velocidad y me dejó sola por horas.
Tocaron la puerta, abrí rápidamente y me sorprendió la persona que miré.

Matthew Sanders.

—¿Puedo pasar?.—sonrió.
—Supongo.—dije insegura, temía por si Brian volvía.

Nos sentamos a conversar, dijo que venía a un tema de trabajo con Brian pero como no estaba, lo esperaría.
Traía unas bolsas en la mano, lo miré curiosa pero tampoco quería preguntar.

—Supuse que estarías con Brian, así que te traje esto.—dijo dándome una bolsa.

Lo miré nerviosa y abrí el plástico impaciente, era todo lo necesario para hacer un buen dibujo. Mientras conversaba con Matt hacía un bosquejo de los labios de Brian. Por alguna razón me daba vergüenza estar cerca de él y no precisamente porque él diese vergüenza sino que cuando íbamos en el último año de primaria fuimos "novios", si es que así podría llamarse y me ponía ridículamente incómoda.

—Wow.—musitó.—Sí esa la boca de Brian, te está quedando muy bien.

Se sentó a mi lado, seguíamos hablando sobre nuestras vidas y el rumbo que habían tomado.
Tomé otra hoja y comencé a dibujar sus ojos mientras me contaba una de sus graciosas historias. Me miraba continuamente, remojaba sus labios sin quitarme la vista de encima. Comenzaba a tornarse incómodo.

—Dayan.
—¿Qué?.—lo miré.—digo...mande.—corregí.
—Me da pena esto.—dijo sonrojado.
—Sabes que me puedes decir cualquier cosa.
—Bueno, lo que pasa es que...—me miró.—Tengo un preservativo en la billetera, me preguntaba si querías... Ya sabes.

Me quedé inmóvil con los ojos abiertos, pensé un momento en lo que había dicho.

—¿Acaso te crees que soy una puta?.—me levanté y rompí el bosquejo de sus ojos literalmente delante de los suyos.
—No.—dijo levantando el papel.—Perdóname, es sólo que yo...estoy confundido.
—Osea que enserio piensas que lo soy pero estás confundido.—dije furiosa.
—No, pero Brian suele salir con este tipo de mujeres y en algunas ocasiones las dejaba solas cuando sabía que yo vendría.

Inmediatamente le di una bofetada, tan fuerte que hasta a mí me dolió.
La puerta se abrió, Brian entró con una pequeña cajita en la mano, me la dio y tomó del brazo a Matt sacándolo de la habitación.
Escuché una pequeña discusión, pero decidí sentarme en la cama, abrí la caja y... era el anillo más hermoso y caro que había visto en la vida. Si era para mí estaba segura de que andar en la calle con él conllevaría a que un ladrón me cortase la mano.
Brian entró un poco abrumado y con los nudillos de la mano enrojecidos, probablemente no le había hecho nada a Matthew pero se había contenido para no hacerlo.

—¿Te ha gustado?.—preguntó mirándome.

Lo miré con enojo y asentí, puso su típica cara de confusión mientras sacaba una cerveza del minibar y la abría con su llavero.

—Una disculpa si no te gusta, pero fue el más costoso y bonito que pude y pudieron encontrar.—suspiró y bebió.—En lo personal a mi me encantó.

Siguió bebiendo mientras veía la televisión, yo me dedicaba a mirar la argolla. Valía tanto pero en la manera en la que Brian me la había dado parecía que no valía nada.
Me senté a su lado y me abrazó.

—Zacky y yo...—suspiró.—Se acabó, no más. Puedes estar tranquila.
—No hablemos de eso.—dije acostándome en su pecho.

Tomó la caja y sacó el anillo, le dio un beso y me lo puso con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
Me acariciaba la mano como sí hubiera hecho una buena compra... Y la había hecho. Pero, ¿había comprado el anillo o a su vez me estaba comprando a mí?.

—Brian...
—¿Qué?.—respondió sin dejar de ver el televisor.
—Matt quería acostarse conmigo.—dije con seriedad.
—Ya lo sé.—dijo cambiando de canal como si no hubiese dicho nada.—Digamos que quería medir tu fidelidad, sabía que hace un tiempo te atraía pero confiaba plenamente en que no me fallarías, felicitaciones. Por cierto. No me gustaría haber encontrado lo contrario y matarlos.