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—¡Tantas personas en el mundo y te fuiste a meter con Zachary James Baker!.—dije golpeando su pecho con los puños cerrados.
—¿Qué dices?—me arrebató el celular.
—¡Malnacido de mierda!.—grité dándole una bofetada.

Me levantó en sus brazos lastimándome. Dejó mi cuerpo caer al suelo y grité de dolor. Me pateó como alguna vez lo hizo con mi hermana, empecé a llorar audiblemente. Tapé mi boca pero mi llanto seguía escuchándose. Sujeté mi abdomen, sentí que sangraba ligeramente en la costura. Brian llamó a Zacky y le dijo que lo veía en media hora. Me sujetó del cabello y me dio otra bofetada.

—¿No te puedes portar bien?.—me sentó en el suelo, no podía hacer mucho al respecto, moría de dolor.
—Creí que exagerabas cuando dijiste que me arrepentiría de estar contigo.—lloré aún más.
—Cállate.—me puso la mano en la boca y se sentó detrás de mí.—Hiciste bien en quedarte conmigo, si te bajabas de la moto y huías te mataría. ¿No lo entiendes?, eres mía. Me perteneces. Tu cuerpo, tu mente, tus pensamientos, tu alma. Tienes que estar conmigo.—acarició mi hombro y continuó por mi brazo.—Ahora que te tengo no te volveré a dejar ir.

Zacky abrió la puerta de la habitación, ¡él tenía llaves!.
Me miró en el suelo y después miró a Brian, ambos se observaron y corrieron a abrazarse.

—Creo que deberías llevarla a un hospital, está agonizando.—dijo Zachary, yo sólo lo miré.
—Estará bien.—dijo Brian acariciándole la espalda.

Zacky se acercó a mí y me levantó en sus brazos, dejándome en la cama.

—No la vuelvas a tocar.—dijo Brian, cerrando sus manos en puños.
—La tenías en el suelo, Brian.
—Sólo yo puedo tocarla.—suspiró.—Vámonos.—le tomó la mano.
—Adiós Dayan.—me miró con lástima.

Salieron y escuché como aseguraban la puerta. Tomé la maleta y comencé a vendarme la herida. Gritaba de dolor pero podía soportarlo. Esto no se iba a quedar así, ellos lo pagarían.
Me encerré en el baño, había varias máquinas de afeitar y entre ellas unas tijeras, las tomé y me corté el cabello hasta dejarlo un poco debajo por las orejas.
Busqué entre la ropa que le habían traído a Brian, tomé un suéter negro. Un pantalón mío del mismo color y mis tenis. Parecía todo un hombre. Encontré una copia de la llave en el mueble que estaba al lado de la cama. Revisé los pantalones de Brian, tomé el dinero suficiente y pagué un taxi de regreso a Huntington Beach.

Lloré todo el camino, el taxista me recomendó tantas veces ir con un psicólogo siendo que sí él supiera lo que había vivido por culpa de Brian quizás hubiese optado por suicidarse y más sabiendo que ese hombre lo piensa seguir porque está completamente seguro de que le perteneces y siempre deberán estar juntos.

Tenía que luchar por mi vida, lo más probable era que Brian me matara o me golpeara hasta casi matarme.
Llegué hasta mi casa y toqué la puerta como loca, a estas horas de la madrugada era imposible que estuviesen despiertos o quizás no todos.

—Idiota.—bufó Katya abriéndome la puerta.—H-hola—dijo sonriendo.
—Soy tu hermana, estúpida y tienes que ayudarme.

Entré corriendo a mi habitación, tomé mi teléfono y lo guarde en el pantalón. Metí el dinero que le había sacado a Brian en mi billetera, Katlyn me llevó al banco y vacié mis tarjetas de crédito. Recordé el sobre que Brian me había dado con muchísimo dinero y lo eché en una mochila no sabía exactamente cuanto dinero llevaba conmigo pero podría perfectamente comprar un auto o una casa.

Llevaba mis identificaciones conmigo, ya había amanecido. Miré una última vez a mis padres y les di un beso dormidos.
Tomé otro taxi pero esta vez en rumbo a Long Beach, mi teléfono sonó de un número desconocido lo contesté sin pensar, porque la verdad no tenía cabeza para otra cosa que no fuese huir.
Le dije mi destino al conductor, él sólo asintió nervioso y condujo.

—¿Quién habla?.—pregunté, al parecer no estaba tan distraída.
—Buen movimiento en el cajero de Huntington, ¿no?.—era la voz de Brian.
—Nunca volverás a saber de mí.—mentí, estaba dispuesta a tomar venganza por todas esas personas que murieron.

Mi camino hacia Long Beach fue más corto de lo esperado, me bajé del auto y tomé mi mochila.
El taxista se bajó con un arma de fuego en la mano y me apuntó con ella.
Era demasiado bueno como para ser verdad, adiós a mi dinero.

—Viejo imbécil.—dije dándole mi mochila.
—N-no se mu-mueva.—tartamudeó.
—Anda, toma la puta mochila.—gruñí, estaba cansada de todo esto.
—No la quiero.—dijo lento para no temblar.—Brian Haner ya viene por usted.—dijo apuntándome a la frente para que no escapara.

Giré mi vista a la derecha y miré a Brian bajándose de un auto negro que seguramente alguna vez perteneció al señor Haner. Le quitó el arma de mano y la sostuvo él.
Me tomó con fuerza del brazo y le disparó a aquél hombre en el cráneo... Su sangre goteó en mi cara causando un asco y repugnancia indescriptible.

—Eres tan estúpida.—rió.—pero te queda bien el look.—despeinó mi cabello.
—Eres un hijo de...—iba finalizar cuando me abofeteó.
—Más respeto, cariño.

Escupí la sangre en el suelo y miré como me inyectaba un sedante, cuando quise reaccionar ya había terminado de drogarme. Me abrazó y empecé a sentir como me desvanecía en sus brazos. Lo último que vi fue como me aventó en el asiento copiloto del automóvil haciendo la ilusión para las personas que me viesen de que iba profundamente dormida y no seguramente en camino a mi muerte.
Me desperté en la cama de Brian, mi venda ya no estaba y me encontraba completamente desnuda. Brian estaba recostado a mi lado fumando un puro.
Intenté moverme pero no podía, la única movilidad que tenía era la de mis ojos.

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora