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Aproveché que habían lavado la ropa que la empleada de Brian me había ensuciado ayer. Después de vestirme caminé hasta la cocina pero la verdad es que no sabía donde quedaba.
Mientras me dirigía por uno de los pasillos escuché la voz de Haner y de la chica.

—Sólo vete y no me causes problemas.—dijo Brian casi suplicando.
—¿Ella es tu novia?, ¿ella es tu nueva novia?—le preguntó con la voz cortada.
—Eso creo—le dijo y salió de la habitación.

Caminaba con su mirada en el suelo y yo salí despavorida en dirección contraria pero notablemente me miró.
Encontré a McKenna a punto de tomar el té para llevármelo.

—Maldición, el trabajo—dije agarrándome la cara de vergüenza.
—Tranquila, Josh está a cargo.—me miró.—No puedo creer que por fin seas la novia de Brian—me abrazó—lleva desde la secundaria esperando por esto.

Me sentí una basura, yo no sabía nada. Hace apenas unos días de nuestro reencuentro y ahora éramos novios. Lo único que sabía era que modelaba ropa de "hombre millonario" , era el sucesor del señor Haner y bueno, yo no era nadie.

—Disculpa las molestias Kenna, me voy a mi casa.—le dije bebiendo lo que me había preparado.
—Tranquila, no es ninguna molestia—sonrió.—Creo que deberías hablar con él—suspiró—Quizás está de malhumor porque no recuerdas lo de ayer.
—Kenna, recuerdo exactamente lo que pasó ayer...—tomé un sorbo.—pero simplemente tengo miedo de que Brian me lastime.
—Él no te hará daño—me dijo abrazándome.

Abracé con ganas a McKenna mientras percibía un delicioso aroma de cerca, cuando levanté la vista era Brian mirándome con ternura.
Solté a McKenna. Después, por algún potente impulso me acerqué a Brian y aferré nuestros cuerpos muy fuerte haciendo que sus brazos rodearan mi ser sintiéndome protegida. Me dio un beso en el hombro y escuché a McKenna emitir sonidos de ternura.
No podía ser novia de Haner, aunque quisiera.
A todos nos han roto el corazón al menos una vez, pero... ¿Engañarte con tu propia hermana?, no lo creo.

—Te llevo a tu casa para que avises a tus padres que estás bien, voy a salir con unos amigos así que te puedo dejar de pasada. Necesito conversar con alguien—dijo Brian sacando las llaves del auto de su pantalón.
—Muchas gracias—me levanté—Te veo más tarde Kenna—sonreí.

No dije nada durante el camino, llegamos a mi casa y estacionó el auto dedicándome una mirada.

—Gracias por traerme—dije poniendo mi mano en la agarradera de la puerta.
—Dayan—me llamó.
—Dime—respondí recargándome en el asiento.
—¿Me das un beso?.

Inmediatamente sentí una especie de adrenalina en mi cuerpo, mi cabeza asintió pero mi conciencia tenía miedo.
Mis labios se dirigían a los suyos como si fueran imanes, acercándose hasta llenar el deseo de estar juntos. Estaban a punto de impactar por primera vez hasta que mi conciencia me hizo darle un beso en la mejilla.

—Hablamos después—le dije sonrojada.
—Como quieras—bufó.

En cuanto me bajé del auto y pisé el asfalto arrancó dejándome sola.
Abrí la puerta, la cerré e intenté escabullirme hasta mi habitación.

—¡Dayan Marie Weldon!—exclamó mi madre.
—Cállate, no me digas así.—le contesté.
—¿Acaso ese hombre era Brian Haner?—me preguntó cruzada de brazos.—¿Pasaste la noche con él?.
—Si mamá, pero no es como tú crees—me interrumpió.
—Espero que sea como yo creo, ese hombre es un cajero automático andando.—me dijo con cierta emoción.—eres la mujer más estúpida que he conocido, ¿Porqué no lo besaste?, lo he visto todo.

Enojada subí hasta mi habitación, me dispuse a tomar un baño y después me quedé dormida.

(*)

Mientras que ella dormía, Brian se encontraba en casa de los amigos que compartían en secundaria.
Estaban un poco callados por la presencia de sus aparatos electrónicos.

—Le pedí un beso.—dijo Brian.
—¿Un beso?, ¿y que pasó?.—preguntó Charles con interés.

Al parecer era el único que le hacía caso, Brian hizo una mueca.

—Nada, me lo dio en la mejilla.—bufó.
—Creí que ya habías sobornado a sus padres—rió.
—Nada de eso idiota, es nuestra amiga—dijo abriendo la cerveza que tenía en la mano.
—¿Dayan?—preguntó el castaño tosiendo.

Brian asintió y bebió de su cerveza, todos lo miraron sonriendo.

—Después de tanto tiempo, por fin tu sueño se hará realidad.—dijo Jonathan dándole ánimos.
—Por fin será mía—suspiró y los demás dejaron de hacer lo que hacían para mirarlo.

Sacó su celular y ordenó al multiusos de Josh que enviara a Pinkly en una caja de regalo rumbo a la casa de Dayan, otra llena de los mejores chocolates e incluso los favoritos de Brian y el vino más delicioso que estaba en una vitrina de la reserva de su oficina para los señores Weldon.

—Si me envías ese vino yo también te daría permiso de estar tras mi hija—dijo Charles riendo.
—Yo también—dijeron los demás.
—Espero que no falle—dijo Brian rascándose los nudillos.
—Además, tienes ventaja de haber dormido con ella en ropa interior. Intentó besarte y se confesó ebria de que le gustabas.—añadió el robusto mientras los demás se limitaban a escuchar.

Después de conversar sobre mujeres, videojuegos y sus empleos quedaron en juntarse otro día trayendo consigo a sus respectivas novias para que se conocieran.
Brian se levantó y todos lo observaron.

—¿Ya te vas?—preguntó Charles.
—Iré a casa de Dayan.—respondió.
—Pero si le enviaste detalles, ¿para qué quieres ir?—cuestionó.
—¿Acaso pensaban que con un par de regalos ella iba correr a mis brazos?, claro que no. Ella es más difícil, más dura, más inteligente y más hermosa que cualquier mujer que alguna vez hayan tenido.—le dijo con total seguridad.
—Y es por eso que no está contigo.—espetó Jonathan.

Novio Psicópata |Synyster Gates|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora